Impactante la intervención del artista francés Théo Mercier en el Museo de Artes Decorativas de La Habana, como parte de su exposición “Ne me quitte pas” donde el artista propone una reflexión situada en la intersección de la antropología, la geopolítica y el turismo y concibe su obra como un escenario en el que el museo se convierte en el teatro de una arqueología a la inversa.
Contaminando la colección compuesta en gran parte por objetos de arte y lujo francés de los siglos XVIII y XIX, busca crear una especie de máquina de desmontar el tiempo. Expone conjuntamente las piezas de la colección de obras originales y objetos dispares, turísticos, sagrados, profanos, oscilando indistintamente entre la facticidad y autenticidad.
Théo Mercier combina la práctica de creador y coleccionista, a través de lo cual establece un rico intercambio entre el pasado, presente y futuro, vida y muerte, verdadero y falso, artesanal e industrial, profano y sagrado o real y ficticio.