Por: Willy Hierro Allen
Corrían los aciagos años 30 y tras la crisis financiera de 1929, la economía de los Estados Unidos estaba inmersa en la llamada Gran Depresión. En esa época de paro laboral y angustias domésticas aparecen los clásicos villanos. Una pareja de jóvenes apuestos, simpáticos, valientes y criminales, se hace famosa por sus atracos y asesinatos.
¿Quién los hace conocidos? Los medios masivos de comunicación. Son la pareja de enamorados Bonnie Parker y Clyde Barrow. ¿Quiénes fueron? Él, Clyde Barrow, ladrón de bancos y ex-convicto; ella, Bonnie Parker, era una chica de pueblo, mal casada y aburrida. Ambos nacieron a inicios del siglo. El amor y la aventura los seduce para hacer una pareja explosiva.
La prensa los dibuja como apuestos y simpáticos porque con su edad suele ser (o parecer) así y valientes porque creen no temerle a la muerte, pero en realidad son criminales que asolan el suroeste de los Estados Unidos, dejan tras de sí un rastro de atracos a bancos, gasolineras y cafeterías a la orilla del camino. La policía los persigue y no puede atraparlos.
El cine los inmortalizó en 1967. El filme de Arthur Penn Bonnie and Clyde, con Warren Beatty (Clyde) y Faye Dunaway (Bonnie) contó esa historia de amor, violencia y muerte. La película nominada a 8 Premios Oscar, ganó 2 (Actriz Secundaria: Estelle Parsons y Fotografía: Burnett Guffey), además ganó 2 Premios BAFTA (Faye Dunaway y Michael J. Pollard) y otros más.
Bonnie and Clyde está hoy en el Top-Ten de las Películas de Gángsters. El protagonismo del auto creo el estilo road movies, filmes de acción que se desarrollan en carreteras.
Y el protagonista de las fugas inalcanzables era, casi siempre, un Ford V-8 robado en algún pueblo cercano. Ford comercializó este modelo B entre 1932 y 1934. La misma carrocería traía dos motores diferentes: uno 4L y otro V-8. Este último, tipo Flathead de 3,3 litros, daba 85 CV, y se vendió muchísimo gracias a su bajo precio, potencia y velocidad. Hoy es un auto de colección que vale más de 60 000 dólares.
Tanto les gustaba este auto, el cual robaban preferiblemente, que Clyde le escribió a Henry Ford: “Mientras tenga aire en mis pulmones, le seguiré agradeciendo el coche tan genial que Usted ha fabricado, por su velocidad sostenida y capacidad de librarme… Ha conseguido lo que ningún otro auto…” Y firma Clyde Champion Barrow. Su desfachatez, para unos, o la burla, para otros, producía jocosidad en el público.
El 23 de mayo de 1934, Bonnie y Clade rodaban en un Ford V-8 robado unos días antes en Topeka, Kansas. Iban por una de esas rutas secundarias en Bienville Parish, Luisiana, viajaban contentos y felices. Clyde no había cumplido aún 25 años, Bonnie tenía 23. Un comando de 6 agentes del FBI les atacó sin mediar palabra alguna, descargaron sus armas automáticas sobre la pareja. Al Ford se le cuentan 167 orificios, Bonnie y Clyde presentan más de 50 heridas de bala cada uno. En el auto se encontraron armas, placas de autos y un saxofón.
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