Otra artista cubana que posee el Premio Excelencias es Omara Portuondo, esta admirada mujer cuya voz, intacta, a pesar de sus tantos años, ha regalado, durante toda su carrera, canciones que ella ha engrandecido y hecho inolvidables.
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Pero Omara además, es un símbolo de la mujer cubana; mulata jacarandosa, con un contagioso sentido del humor y una picardía en la mirada que es una de sus cartas de presentación.
La extraordinaria cantante, nacida en el barrio de Cayo Hueso de La Habana, el 29 de octubre de 1930 ha puesto en alto el nombre de la cultura cubana en el mundo, desde sus primeras presentaciones en el exterior, en 1951 cuando para sustituir a la gran Elena Burke integra el cuarteto de Orlando de la Rosa, y actúa en las ciudades estadounidenses de Nueva York, Filadelfia, Cincinnati, Nevada, y también en Canadá.
Su historia es versátil y rotunda; su sentido del ritmo y musicalidad, la hicieron entrar al universo del arte al integrar varias agrupaciones danzarias como el cuerpo de baile del cabaret Tropicana; Las Mulatas de Fuego; el conjunto del coreógrafo Alberto Alonso, y en el cuerpo de baile de Roderico Neyra, el famoso Rodney.
Pocos conocen que esta experiencia le sirvió para dar su aporte a la educación artística cubana al impartir, en 1961, la asignatura de bailes populares en la Escuela de Instructores de Arte.
Pero su mayor fortaleza son sus cualidades vocales excepcionales; unida al don natural, la experiencia adquirida al lado de músicos de la talla de Frank Emilio, José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Aida Diestro, entre otros muchos, conformaron esa voz que aún conmociona a todos los auditorios.
Muchos coinciden en que Omara hace con su voz lo que le viene en gana y que canta todas las canciones, hasta las más superconocidas, a su propia manera, y es muy difícil seguirla; esto se debe a su extraordinario oído armónico que le permite una capacidad de improvisación monumental.
Fue cantante además de la legendaria orquesta femenina Anacaona, y fundó uno de los cuartetos cubanos, junto al de Meme Solís, más importante en la historia de la música cubana, de mayor popularidad y valoración tanto de público como de especialistas y crítica musical: Las D’Aida, dirigido por Aida Diestro, y al que pertenecían, además, su hermana Haydée, y las que con los años fueron sus grandes amigas Elena Burke y Moraima Secada.
En este cuarteto se mantuvo desde 1953 hasta 1967; Omara, Elena y Moraima, son para muchas generaciones, figuras inseparables, con estilos y voces diferentes pero con una misma cualidad: la excelencia.
Omara ha compartido escenario y producciones fonográficas con grandes exponentes de la música universal; por solo mencionar algunos, el recordado Lucho Gatica, Chucho Valdés, Diego El Cigala, María Betania, Andy Montañéz, entre otros muchos.
Realizó giras internacionales con formaciones musicales estrellas de Cuba, entre ellas Los Papines, La Aragón, la orquesta de Enrique Jorrín, y la de Adalberto Álvarez, hasta que en 1996 se vincula al proyecto Buena Vista Social Club, el que la relanza nuevamente a planos internacionales y motiva una mayor actividad fonográfica nacional y foránea.
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De Omara mucho más podría decirse; ha recibido múltiples reconocimientos y lauros, entre los que destaca, en el año 2004, el nombramiento, por arte de la Cruz Roja Internacional, de Embajadora Internacional, hecho inédito protagonizado por un artista cubano.
Recibe el Premio Nacional de Música, en 2006; el Grammy Latino en 2009 por Mejor Álbum Tropical Contemporáneo, con el disco Gracias, un compendio de melodías tradicionales, boleros y jazz; el título Doctor Honoris Causa en Artes que otorga la Universidad de las Artes de Cuba, en 2018; el Premio a la excelencia musical de la Academia Latina de la Grabación, y la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, en el año 2019.
Pero Omara atesora premios que no pueden exhibirse en una vitrina, y son realmente transcendentales; fue nombrada hace muchos años, La novia del feeling, por su participación decisiva en este importante movimiento musical en Cuba; algún tiempo después recibió el título de La Diva del Buena Vista Social Club, y en ambos casos contó con el acompañamiento del amor incondicional de sus compatriotas.
Por eso, para nadie fue inesperada la noticia de que la revista Arte por Excelencias le confiriera su galardón a Omara, con lo cual viene a corroborar la perfección y sublimidad de esta artista cubana orgullo de la cultura nacional.
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