Sencillo pero muy sincero y emotivo homenaje le fue rendido a Eusebio Leal Spengler (La Habana, septiembre 11, 1942 - julio 31, 2020), el pasado 4 de diciembre, organizado por la Embajada de España en Cuba, en conjunto con la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH)
Encabezado por el excelentísimo embajador de España, Javier Hergueta Garnica, la ceremonia tuvo lugar en la Casa de Eusebio Leal, sita en Amargura #65 e/ Mercaderes y San Ignacio, Habana Vieja, justo donde, en palabras de Magda Resik, directora de Comunicación de la OHCH, “él impartió todas las orientaciones, conversaba con nosotros habitualmente en este piso; siempre acudíamos a su llamado, y podía estar en esa época última sentado o acostado en un sofá, dependiendo de los males de su cuerpo, pero siempre había una energía que nos transmitía y que nos hablaba de un futuro, todo el tiempo planificó ese futuro”.
En tal sentido, Resik expresó la satisfacción del equipo de la Oficina por la decisión de la Embajada del Reino de España de hacer el homenaje en esa casa: “nos hace sentir que ustedes comprenden muy bien lo que representa para sus colaboradores recibirlos hoy aquí”.
A manera de preámbulo, la Oficina exhibió un video que recoge un fragmento del discurso pronunciado por Eusebio “cuando la silla del gran general cubano Antonio Maceo llegó al Palacio de los Capitanes Generales, en un viejo sueño de Leal y de los patriotas cubanos, y nos acompañaron los presidentes del Reino de España y de Cuba; se produjo una ceremonia muy especial donde se marcaron mucho los puentes de relación entre España-Cuba y Cuba-España, esa mezcla que nos asiste a todos y que sin duda forma parte de nuestra identidad (…) breves pero muy hondas palabras que nos muestran el conocimiento que tenía Leal de España (…) sin dudas, es uno de los discursos más emotivos sobre los lazos culturales que nos unen”, comentó Magda.
En el referido discurso, Eusebio precisó con su acostumbrada prosa brillante que “hemos heredado con la noble sangre española, el espíritu que siempre la caracterizó; España llegó a América hace siglos, pero nosotros somos fundamentalmente hoy, no descendientes de los acorazados conquistadores, sino de la migración, esa migración que vino a Cuba en oleadas, en busca de trabajo y pan, y encontró en el seno del pueblo cubano, cariño, abrazo y familia.
Sobre Eusebio, el embajador Hergueta dijo que “se le puede definir como una persona trascendental; hay muy poca gente que viene a este mundo para hacer un gran bien a los demás, son personas que tienen una capacidad única de iniciativa y de transformar los sueños en realidad. Eusebio era un gran soñador, pero él veía el futuro, te hacía sentir que las cosas eran posibles; era como una especie de rompehielos, iba rompiendo las dificultades y avanzando, y nada le podía parar (…) Llevo 40 años en esta profesión, este es ahora mi puesto 17, y nunca me he encontrado alguna persona como él”.
“Tenía una especie de fuerza –continuó— que cayó como un manto sobre la ciudad (…) extendiendo la recuperación, y hoy disfrutamos de una Habana que él ha salvado, una Habana que sirve de modelo para mucha gente y para muchos países: cómo se han hecho las cosas aquí, cómo se ha podido lograr que una ciudad que estaba en un estado muy difícil, y con unos medios muy limitados, haya hecho una restauración perfecta. Él conocía todas las características de los edificios, tenía una gran atención al detalle, hacía una restauración de verdad (…) Eusebio Leal está vivo en nosotros, era un maestro para todos nosotros y animo a todo el mundo a seguir su ejemplo”, y en este momento se dirigió afectivamente a Javier Leal, hijo de Eusebio, quien viajó a Cuba expresamente para este homenaje.
Más adelante, se refirió a la visión de Leal sobre el vínculo entre cubanos y españoles… “una persona que estaba unida espiritualmente con nuestro país y que sabía ver por encima de las diferencias que hayamos podido tener en la historia; veía esa unidad que somos los españoles y los cubanos, somos un mismo pueblo separados por un océano (…) pensamos igual, tenemos muchísimas cosas que nos hacen sentirnos hermanos. Cuando ustedes van a España son españoles, cuando nosotros venimos aquí somos cubanos”.
En otro momento de la ceremonia, Fernando Visedo, famoso arquitecto restaurador, español, que trabajó con Leal en la Plaza Vieja a partir de una colaboración entre ambos países, amenizó con varias anécdotas, algunas que demostraban el dominio tan profundo que tenía Eusebio Leal de la historia y arquitectura de las regiones de España, que muchas veces puso en tensión a profesionales locales.
Para Visedo, que compartió con Eusebio en La Habana y en Cádiz, la característica que más le marcaba era su elocuencia, y afirma que “era de esas personas que marcan la vida, resulta para mí un honor y una satisfacción el haber podido compartir con él; se me quiebra un poco la voz al hablar de él y recordar la tristeza que se produjo hace unos años cuando desapareció. Tiene su eco allí en España porque era un personaje de carácter universal: adonde tú fueras se hablaba de Eusebio Leal y todo el mundo lo admiraba, le tenían un gran respeto, verdaderamente era una persona irrepetible”.
Otro importante testimonio lo emitió el connotado escritor español Fernando Vara de Rey, tataranieto del último general de brigada que luchó en Cuba y en el último del imperio español, un hombre “criado con esta historia”, a su decir. Relató que un día tuvo un encuentro muy oportuno con descendientes del Almirante Cervera y le hablaron del Conservador de la ciudad de Santiago de Cuba, Omar López, con quien visitó, en 2005, los sitios históricos donde se desarrolló la guerra en esa zona del oriente cubano.
“Gracias a Omar contacté con Eusebio Leal; llegué a La Habana, y el trato fue absolutamente entrañable, tuve la suerte de pasear por la ciudad del brazo del gran sabio de La Habana, y él me explicó toda la historia. Yo les voy a confesar que tenía cierto recelo, al final mi tatarabuelo luchaba en el otro bando, pero él me lo dijo de una manera muy hermosa, un matiz casi de José Martí, que era ‘adversario, no enemigo’. En esas palabras se reconocía el espíritu proyectado, ese mismo espíritu de conciliación, es hermosísimo”. Visiblemente emocionado, Vara de Rey agradeció haber venido de tan lejos, desde Estambul, para este homenaje, y concluyó, “bendito los pueblos que no olvidan a sus prohombres”.
Una de sus más cercanas colaboradoras, Perla Rosales, directora general adjunta de la OHCH, reflexionó: “A pesar de haber pasado cuatro años, que es mucho tiempo sin Eusebio, no estamos preparados para hablar de eso todavía, se nos hace difícil (…) ese equipo de Eusebio que hoy lo sigue, que hoy está más presente que nunca porque al estar ausente físicamente se hace más presente, tiene una responsabilidad muy fuerte para que el proyecto no sólo se mantenga, lo más difícil es la continuidad (…) hemos tenido que reinventar para que el proyecto se sostenga, se mantenga, es una responsabilidad. Entonces, todos los días tenemos que pensar qué más vamos a hacer, cuánto él hubiera querido y cómo lo hubiera hecho”.
Ya casi concluyendo el conmovedor encuentro, el excelentísimo embajador de España en Cuba, en un mensaje imaginario a Eusebio, manifestó “puedes estar muy orgulloso de lo que has hecho, vamos a seguir tu ejemplo, es un compromiso que tenemos todos los que estamos aquí, vamos a seguir con el trabajo de Eusebio para el bien de Cuba y de las relaciones entre España y Cuba, que él las expresaba tan bien, como nadie (…) ha dejado una semilla y, desde luego, cuenten con la embajada de España para todo lo que sea engrandecer la memoria de Eusebio”.