Por Nerea Ubieto
Madrid: El libro Corazón de Bolivia (Editorial Les éditions de l'Ceil) de Michèle Maurin (Costa de Marfil-Francia, 1954) –presentado hace unos días en Blanca Berlín Galería, durante la inauguración de la exposición En algún lugar–, ofrece un acercamiento plural y diferente a ese país, mediante una selección de fotografías realizadas por la artista y se nutre de géneros tan variados como el paisaje, el retrato o el bodegón para mostrar una realidad integradora.
Observando las obras tenemos el privilegio de adquirir un doble conocimiento: el de la realidad documental del país y el de la experiencia estética de la artista. La visión que nos aporta sobre Bolivia es amplia y heterogénea; en las imágenes descubrimos rasgos tan propios como el paisaje montañoso de altos picos, la población mestiza, una multifacética cultura, o el patrimonio artístico que hunde sus raíces en la América precolombina.
Michèle Maurin ha recorrido el mundo con su cámara. Ciudades de África, América o Asia, retratadas con una inconfundible impronta personal, pueblan gran parte de su extensa producción. Nadie como ella sabe captar con tanta intensidad la magia y el exotismo de los lugares desconocidos.
Más allá de informar sobre un lugar, el verdadero logro de las fotografías de Michèle Maurin es su capacidad para evocar mundos oníricos en el observador. Esto es posible gracias a la sensibilidad de la mirada de la autora y a su virtuosismo en la ejecución de una técnica muy particular.
Durante el proceso de revelado, Maurin reinterpreta sus negativos de blanco y negro utilizando metales raros y preciosos –oro, uranio, selenio, vanadio–, los cuales mezcla con la emulsión de plata del papel baritado. El proceso del virado, diferente en cada ocasión, eleva sus fotografías a la categoría de únicas y, al mismo tiempo, les proporciona las enriquecedoras atmósferas de ensueño que caracterizan su obra.
Envueltos por una pátina de riqueza y sensualidad, los paisajes y los sujetos retratados por la fotógrafa permanecen en estas imágenes atemporales a la espera de proyectarse en la imaginación de los espectadores que, desde entonces, pasan a convertirse en auténticos viajeros.
Obras de Michèle Maurin han sido expuestas en Casablanca: Galerie Omar Khayyâm; Persignan: Musée d’Art de Tradition Populaire; París: Photo Galerie rue Littré, Galerie Picto Montparnasse, Association Graines de soleil, Institut des Cultures Musulmanes, Galerie W.; Marseille: Studio 19; entre otras. Ha participado en eventos como Estampa, y MadridFoto, y algunos títulos publicados por ella son: Henné, plante du paradis, Libertés, Une Femme nue, Fleurs de Henné, Nature Art Today.
Las obras de Michèle Maurin forman parte de numerosas colecciones públicas como la de la Bibliothèque National de Francia, el Musée de la Photographie Fratelli Alinari en Florencia, en el Musée de Tahiti et des Îles, en Villa Béatrix Enéa deAnglet, y en galerias y colecciones privadas.
La exposición En algún lugar… podrá ser visitada hasta finales de junio.
BLANCA BERLÍN GALERÍA
C/ Limón, 28 – Plaza Guardias de Corps (Frente al Centro Conde Duque)
28015 Madrid, España
(Metro Ventura Rodríguez, Plaza de España, Noviciado, San Bernardo. Aparcamiento: Pza. España, Pza. de los Cubos, Santa Cruz de Marcenado, 12 y 20)
Fuente: Comunicado de prensa enviado por Nerea Ubieto, especialista de Blanca Berlín Galería