El catálogo José Villa Soberón: hijo del espacio fue presentado en la sala teatro del Museo Nacional de Bellas Artes como parte del programa teórico de la XIII Bienal de La Habana y con la presencia de Eusebio Leal Spengler, historiador de la ciudad de La Habana; Norma Rodríguez Derivet, presidenta del Consejo Nacional de las Artes Plásticas; Nereyda López Labrada, secretaria general del Sindicato de Trabajadores de la Cultura; y los críticos de arte Lillian Llanes Godoy y Rafael Acosta de Arriba.
Silvana Garriga, la editora del volumen, explicó que el libro incluye un ensayo de la doctora Lillian Llanes con un título poco habitual: «Para Villa, con admiración y cariño», que no se riñe con la profundidad de los análisis. «Llama la atención —acotó— la imbricación tan inteligente que hace Lillian entre momentos significativos de la biografía del artista y su propia obra. Hace también un recorrido muy sintético por los avatares de la escultura monumental en Cuba y en el mundo». Agregó que en el libro hay un recorrido por obras paradigmáticas en la carrera de Villa Soberón como la estrella del Che del Palacio de los Pioneros, las banderas del Mausoleo a los Mártires del 13 de Marzo en el Cementerio de Colón, el monumento a Mariana Grajales, la cruz andina en Bolivia, el Lennon de 17 y 6 en El Vedado y el Caballero de París de la calle Oficios en La Habana Vieja, con análisis extraídos de ensayos ya publicados de María de los Ángeles Pereira, Abel Prieto, Adelaida de Juan, Facundo Tomás y Rufo Caballero, entre otros intelectuales.
Rafael Acosta destacó en la presentación de José Villa Soberón: hijo del espacio que el escultor reúne en su persona varios atributos que lo han hecho sobresalir en el panorama artístico y cultural del país. «Ha sido profesor y educador de varias generaciones de artistas, es uno de los más importantes en la historia de la escultura en Cuba y como personalidad cultural se ha involucrado en los debates y batallas principales que en este campo han tenido lugar en los últimos treinta años. Cuando digo que es una de las figuras más importantes de nuestra escultura, no estoy aportando solo un criterio personal, sino que coincido con los principales estudiosos de esta manifestación artística en el país».
José Villa Soberón, quien ostenta el Premio Nacional de Artes Plásticas de 2008 y la Medalla Alejo Carpentier del Consejo de Estado de la República de Cuba, hizo hincapié en el hecho de que el libro, como toda su obra, es el esfuerzo de muchas personas que lo han acompañado siempre.
El historiador de la ciudad, Eusebio Leal, señaló que todo lo que contenga el libro siempre será insuficiente, porque es una obra que no ha terminado. «El artista logra tocar con acierto varios instrumentos, es como un director de orquesta que al mismo tiempo en que puede dirigir el compás y la armonía de cada uno de los instrumentos, él mismo es capaz en un momento determinado de asumir cualquiera de ellos. Es imposible establecer en su obra un duelo entre lo abstracto y lo figurativo, porque pocos pueden hacerlo. Villa ha sido un cultor de esa tradición escultórica cubana y universal. Su obra ha estado a la altura de lo mejor que puede encontrarse en La Habana, América Latina y el mundo. Hoy lo felicitamos de corazón. Ante todo y por sobre todo, José Villa Soberón es un artista cubano».
En portada: Eusebio Leal junto al artista en la presentación de su catálogo
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