Por Jesús Ruiz Mantilla
Eduardo Mendoza es el ganador del Premio Cervantes 2016, el máximo galardón de las letras españolas, ha anunciado el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo. El Nobel de las letras en castellano, dotado con 125.000 euros, ha seguido, un año más, la tradición no escrita de alternar entre un escritor español y uno latinoamericano. En 2015 recayó en el escritor mexicano Fernando del Paso. El Cervantes, creado en 1975 por el Ministerio de Cultura, reconoce la trayectoria de un escritor que con el conjunto de su obra haya contribuido a enriquecer el legado literario hispano.
Mendoza (Barcelona, 1943) inició su carrera literaria en 1975, con la publicación de La verdad sobre el caso Savolta, que recibió el Premio de la Crítica. Desde entonces ha publicado 15 novelas, dos libros de relatos, dos obras de teatro y cuatro ensayos. El jurado, según recoge el acta, le ha otorgado el premio “porque, con la publicación en 1975 de La verdad sobre el caso Savolta, inaugura una nueva etapa de la narrativa española en la que se devolvió al lector el goce por el relato y el interés por la historia que se cuenta, que ha mantenido a lo largo de su brillante carrera como novelista". Eduardo Mendoza, continúa el comunicado, "en la estela de la mejor tradición cervantina, posee una lengua literaria llena de sutilezas e ironía, algo que el gran público y la crítica siempre supieron reconocer, además de su extraordinaria proyección internacional".
El premio Cervantes corona la lista de galardones a su obra, que incluye el Planeta, recibido en 2010 por Riña de Gatos, y el José Manuel Lara por Mauricio o las elecciones primarias, en 2007. Su consagración llegó en 1986 con La ciudad de los prodigios, una novela que muestra la evolución social y urbana de Barcelona entre las dos exposiciones universales de 1988 y 1929.
Mendoza ha alcanzado un gran éxito de ventas con la serie protagonizada por un peculiar detective ingresado en un manicomio (El misterio de la cripta embrujada, La aventura del tocador de señoras) que mezcla la parodia con el género policiaco. Su última obra El secreto de la modelo extraviada, es la quinta entrega de la serie.
El presidente del jurado, Pedro Álvarez de Miranda, representante de la Real Academia Española, ha declarado que Mendoza se ha impuesto "por mayoría, tras cuatro votaciones". "Ha sido una deliberación y una votación muy cordial pero nada fácil, dado el inmenso número de candidatos. Esta vez se ha decidido dar el premio a un novelista puro". Álvarez de Miranda ha añadido que Mendoza "venía del mundo de la traducción y que su primera novela fue un auténtico hito, La verdad sobre el caso Savolta". Miranda ha destacado del autor barcelonés "la incorporación constante del humor" y que "siendo un novelista catalán es un premio de literatura en castellano a toda una obra escrita en castellano". Se trata de "un dignísimo ganador, y viendo el palmarés del Cervantes hay que mantener muy alto el listón, y Mendoza lo consigue".
El resto de miembros del jurado han sido: Ana María Nafría, de la Academia Salvadoreña de la Lengua; Antonio Sánchez Trigueros, designado por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas; Liliana Weinberg, por la Unión de Universidades de América Latina; Luisa Castro, por el director del Instituto Cervantes; Fernando Rodríguez Lafuente, por el ministro de Educación, Cultura y Deporte; María Luisa Ciriza, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España; Teodoro Rentería, por la Federación Latinoamericana de Periodistas; y Urszula Aszyk-Bangs, por la Asociación Internacional de Hispanistas. José Pascual Marco, director general de Industrias Culturales y del Libro, ha actuado como secretario (con voz pero sin voto); y como secretaria de actas (también con voz pero sin voto) Mónica Fernández, subdirectora general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Española.
España es el país que tiene más galardonados, 22; seguido de México, con seis; Argentina, con cuatro; Chile y Cuba, tres; Colombia, uno; Paraguay, uno; Perú, uno; Paraguay, uno.
Fuente: http://cultura.elpais.com