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A los artistas más universales de todos los tiempos
26July
Artículos

A los artistas más universales de todos los tiempos

Si hay una certeza que trasciende fronteras geográficas, temporales e idiomáticas es el deseo perenne por el abrazo de un abuelo. Los llamados segundos padres, por alguna razón más allá de cualquier lógica racional, se roban el alma de todas las generaciones y no es de extrañar que muchas veces se tornen en la figura favorita de las familias. Pareciera que las siluetas septuagenarias, octogenarias e incluso nonagenarias, los cabellos grises y las manos arrugadas crearan un efecto sobrenatural que transmite paz, dulzura, y amor en igual medida, y, en consecuencia, invita ineludiblemente al apapacho.

Por supuesto, si bien no es una regla o percepción irrefutable, a los abuelos los une esa sensación. Pero el tiempo juega en contra de tenerlos a plenitud. De ahí que la nostalgia toque a nuestras puertas muy rápido, y se conviertan en figuras de nuestro imaginario, latentes tanto en la memoria como en inspiración. Así, casi siempre acompañan momentos clave de la vida, que se expresan a veces en una dedicatoria ante algún logro, una canción, y para quienes tienen el don de las artes, en su obra más personal. A fin de cuentas, qué es ser abuelo, sino un auténtico artista universal.

Cada 26 de julio, cuando la tradición occidental celebra el día de la Santa Ana, la abuela materna de Jesús, los abuelos de todos los tiempos reciben el tributo merecido por las generaciones de nietos que no olvidan su valor en las familias y la sociedad. Desde Arte por Excelencias, sirva este repaso por obras emblemáticas como homenaje a la fecha.

1.         Retablo en honor a Santa Ana

Se trata de una obra pictórica hecha por el Maestro de Sinovas en el siglo XVI para la iglesia de San Nicolás de Bari, en la provincia de Burgos, España.  Siempre se le consideró como uno de los mayores tesoros de la iglesia. El retablo lo conforma un temple sobre madera con aderezos dorados y tallados, con dos cuerpos y tres calles que retratan las escenas del matrimonio Joaquín y Ana; el anuncio del embarazo de Santa Ana, momentos de rezo, etc.

Entre sus elementos decorativos destacan motivos del gótico isabelino e internacional, así como cierta influencia flamenca. La pieza fue vendida en 1913 sin autorización del párroco, y tras una cadena de comercialización y acusaciones acabó en el Museo de Arte Español Enrique Larreta de Buenos Aires, Argentina, considerado el retablo más antiguo de ese país.

2.         Mis abuelos, mis padres y yo, 1936, Frida Kahlo

No podía faltar entre la extensa obra pictórica sumamente personal de la reconocida artista mexicana Frida Kahlo una referencia a sus abuelos. A manera de collage de retrato/autorretrato, la pintora aúna en un óleo y tempera sobre metal, tres generaciones de su familia.

En la parte inferior del cuadro se ubica su autorretrato de niña, desnuda y anclada en el suelo de su casa azul, unida a su linaje, distribuido en la pintura cual árbol genealógico, a través de lazos rojos. La obra recoge incluso alusión al momento de su concepción y elementos que refuerzan el significado identitario personal, ya no solo por la presencia de sus antepasados, origen de su mezcla intercultural e interracial, sino incluso por la atmósfera de su tierra natal.  Actualmente se exhibe en el museo MoMA de Nuevas York.

3.         La devoción del abuelo

El pintor suizo de los niños Albert Anker es el autor de una de las obras más hermosas en tributo a los abuelos. La devoción del abuelo trasciende un único cuadro, supone una parte de un ciclo de vida que retrata en buena medida la retribución al amor y los cuidados que en la infancia se reciben de los mayores.

De su cuadro La siesta, pintado 7 años antes a La devoción del abuelo se muestra una evolución donde el abuelo pasa de cuidador a la persona cuidada por el nieto en agradecimiento a su afecto y protección. La escena evoca también un bodegón, pero esta vez con un mayor realismo en los rostros y figuras. La obra está expuesta en el Museo Bellas Artes de Berna, Suiza.

En portada: Retablo en Honor a Santa Ana. Burgos, 1503, Temple sobre madera, marco de madera tallada y dorada, 339 x 253 cm/ Tomada de Buenos Aires.gob.ar