Por: Jorge Villa
Fotos: Gustavo Rivera
Todo empezó en aquellos felices años de la secundaria y el preuniversitario. La trova estaba en su mejor momento, y entre tantos nuevos y buenos cantautores y tantas hermosas y nuevas canciones, llegó Santiago Feliú con su guitarra Ovation y además de sus creaciones, nos trajo un puñado de exquisitas canciones que encontró en Argentina. Así comenzamos los más jóvenes a conocer y explorar el movimiento rockero argentino, con algunas grabaciones en cassette y alguna que otra escucha en la radio.
Poco tiempo después, en 1987, pudimos comenzar a ponerle rostro a algunas de aquellas grabaciones, gracias al desaparecido Festival internacional de Varadero. A Pablo Milanés se le ocurrió invitar, entre otros, a un artista joven, alto y delgado, nacido en la ciudad de Rosario, que respondía al nombre artístico de Fito Paez. Enseguida corrió la voz, y los que no pudimos asistir a Varadero, tuvimos la revancha en un fabuloso concierto en el habanero teatro Karl Marx protagonizado por Fito Paez y Juan Carlos Baglietto.
Por azares de la vida tuve la inmensa suerte de participar en el montaje del sonido para aquel espectáculo y por supuesto, de disfrutar a plenitud del concierto. Por entonces Fito traía un abultado cancionero incluido en sus primeros discos, Del 63 [EMI, 1984], Giros [EMI, 1985], Corazón clandestino [EMI, 1986], La la la (a cuatro manos con Luis Alberto Spinetta) [EMI, 1986] y Ciudad de pobres corazones [EMI, 1987].
Aunque Fito ha rondado por la escena musical cubana a lo largo de casi 30 años con diversas propuestas musicales, incluyendo desde el rock and roll hasta la música sinfónica, decidió culminar el lunes 20 de junio de 2016, en el teatro Karl Marx de La Habana, la gira latinoamericana festejando el trigésimo cumpleaños de su fabuloso disco Giros.
Armado de gran cantidad de música y energía, Fito junto a su banda, desbordó el teatro capitalino, rememorando sus presentaciones de aquellos primeros años; pero con la experiencia de toda su trayectoria sobre los escenarios del mundo y con su firma en tantas y tantas canciones; que por derecho propio, han pasado a formar parte de la banda sonora cubana, a lo largo de varias generaciones.
El diseño del concierto incluía un perfecto empaste entre el rock and roll, el tango, el funky y la canción de autor, arropado por un excelente trabajo vocal. Fito lanzaba su música, lo mismo sentado a piano, que con la guitarra eléctrica; o solo desde el micrófono, y hasta se animó con las pailas.
Comenzaba el repertorio con una fantástica remembranza del disco Giros, tema por tema, que incluye piezas antológicas como Giros, 11 y 6, Cable a tierra (junto a Carlos Varela, donde evocó la memoria de Santiago Feliú, con quien grabara ese tema para el primer disco en vivo de Feliú, titulado Trovadores {1987) y Yo vengo a ofrecer mi corazón, en perfecto dúo junto a Pablo Milanés (tal como aparece en la versión incluida en el disco No sé si es Baires o Madrid, lanzado por Paez en el 2008).
Una vez que se sucedieron los 9 temas del disco homenajeado, comenzó un desfile por buena parte de los principales éxitos de Fito, incluyendo piezas como Un vestido y un amor (con improvisaciones en la flauta de José Luis Cortes “El tosco”), Parte del aire, Ciudad de pobres corazones, Naturaleza sangre, La la la, Tumbas de la gloria, La rueda mágica, Gente sin swing, A rodar mi vida y en especial Al lado del camino, un himno y una declaración de principios que hizo levantar a todo el teatro hasta el final del espectáculo.
El público no lo dejo escapar fácilmente y lo hizo regresar al escenario para asumir otras piezas como El amor después del amor [junto a Diana Fuentes], Brillante sobre el mic (con improvisaciones para la Habana, una de sus ciudades favoritas), Mariposa technicolor y Dale alegría a mi corazón.
Antes de esta noche consideraba como mágicas aquellas 2 presentaciones de Fito (donde también tuve la suerte de colaborar) primero en la Plaza de la Revolución y luego en el teatro Karl Marx, en 1993, en ocasión del lanzamiento del disco El amor después del amor [EMI, 1992]. Sin embargo, este concierto ha superado con creces sus anteriores visitas a los escenarios habaneros, a donde sin dudas, volverá una y otra vez, a realimentarse de amor y como siempre, a ofrecer desinteresadamente su corazón.
Fuente: Cubarte