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ARCO 2019. La Feria de los cambios
28March
Semana de Arte en Madrid

ARCO 2019. La Feria de los cambios

Dentro de dos años ARCO cumplirá cuatro décadas de vida, y teniendo en cuenta los diferentes avatares políticos, bélicos, económicos y sociales que se han producido durante este largo periodo de tiempo, ha seguido manteniéndose como una de las ferias de referencia dentro del arte contemporáneo más transgresor. En la presente edición, la que hace treinta y ocho, se han presentado 203 galerías provenientes de 31 países, de las cuales 166 forman parte del Programa General y el resto de los programas comisariados. La mayoría de las galerías son europeas, principalmente españolas -14 son catalanas-, y de América Latina. Es evidente que los tiempos han cambiado, pero es preocupante que no hayan galerías de otros continentes, teniendo en cuenta que existen mercados muy favorables a la adquisición de obras de arte, con coleccionistas que disponen de un poder económico importante y a la vez interesados por todo lo contemporáneo, como ocurre con China, Corea o Japón  dentro del ámbito asiático; los países árabes que tienen el centro de atención en Dubái, debido a la gran promoción que hace de su feria de arte  contemporáneo, considerada hoy en día como una de las más importantes de aquella zona; algunos países africanos, caso de Sudáfrica, ya que es un continente joven y de futuro que permite descubrir nuevos valores; países ricos como Australia, Canadá y Estados Unidos. Precisamente de este último país solamente han acudido un par de galerías, cuando no hace mucho venían algunas de las de mayor renombre, como por ejemplo Leo Castelli, Gagosian o Pace, entre otras, y por último, los países escandinavos y Rusia.

Todo ello va en detrimento de la calidad de la oferta que se puede dar en una feria de estas características, aunque es obvio que aún podemos presenciar el trabajo de artistas de reconocido prestigio internacional en diversas galerías participantes. También es importante que contemplemos las obras de creadores de los que no tenemos demasiada o ninguna referencia, como ocurre en la mayoría de galerías latinoamericanas, aunque la circunstancia de que Perú sea el país invitado nos sirve al menos para que tengamos un mayor conocimiento de sus trabajos, ya que al margen de artistas peruanos como Fernando Bryce, Milagros de la Torre, Mario Testino, Raimon Chaves o Sandra Gamarra, hay otros que son muy interesantes. De todos modos, en 2017 ya tuvimos ocasión de presenciar en Madrid la Colección Hochschild, que estaba formada por obras de artistas peruanos de finales del siglo pasado y principios del presente, que permitió al público conocer la realidad del país andino. En ARCO exponen un gran número de artistas peruanos en diferentes galerías, tanto del propio país como de fuera de él. En conjunto hay una veintena de galerías que presentan sus obras, de las que 7 son limeñas.

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Uno de los cambios más importantes producidos en ARCO este año ha sido la codirección de la feria entre el director Carlos Urroz y la directora comercial y de programas de comisariado, la catalana Maribel López (Barcelona, 1973), que a partir de ahora será la nueva directora del certamen. López ha estado trabajando al lado de Urroz durante siete años, por lo que conoce muy bien todas las interioridades de una feria de esta magnitud.

Anteriormente había ejercido como directora de la galería que llevaba su nombre en Berlín y también durante algunos años estuvo dirigiendo la galería barcelonesa Estrany-De la Mota, una de las galerías fundadoras de ARCO.  Recientemente tuve la ocasión de saludar y felicitar personalmente a Maribel López en la rueda de prensa que se realizó con motivo de la presentación de ARCO en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), ya que tanto por su nivel profesional como humano será una excelente directora.

Esperamos que lo sucedido el año pasado respecto a la retirada por parte de IFEMA de un grupo de obras del artista madrileño Santiago Sierra, y de la que esta revista se hizo eco en su momento, sólo forme parte del anecdotario de una feria y que pueda ejercer su cargo con total libertad. Ella misma señala que “no se puede censurar el arte, no tiene sentido (…) Si una obra de un artista nos hace sentir incómodos es precisamente parte de su trabajo. Uno puede valorar una obra estéticamente según su criterio, pero la voluntad en parte provocadora del arte forma parte de su energía y casi de su responsabilidad”.

Precisamente esto es lo que he venido defendiendo siempre, ya que se debe juzgar la calidad de la obra y ver si nos transmite algún tipo de emoción y sensibilidad, pero no rechazarla, ergo prohibirla, por cuestiones políticas, religiosas o de otra índole. En la presente edición se han exhibido algunas obras controvertidas, de hecho, como cada año, por lo que no nos hemos de extrañar. En esta ocasión se trata de una escultura de cera de enormes dimensiones que representa la figura del actual monarca español, el rey Felipe VI, titulada Ninot, obra de los artistas Santiago Sierra y Eugenio Merino, en la galería milanesa Prometeo Gallery Ida Pisani.  Estaba a la venta por 200.000 €, pero lo más chocante es que según el contrato de la venta se debe quemar la obra antes de un año y solamente se debe conservar la cabeza y los documentos que lo acrediten, o sea, el video de la acción. De todos modos, en Valencia cada año se celebran las Fallas quemándose infinidad de “ninots” en los que aparecen personajes del mundo de la política, del deporte o de la prensa del corazón. Por tanto, no debería escandalizar que se queme figuradamente un personaje famoso como es la figura de un rey.

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Según datos de la propia organización la edición de este año ha superado las expectativas, tanto a nivel de ventas como de profesionales asistentes y de público en general, cifrándose en cien mil personas las que han acudido al recinto ferial durante las cinco jornadas en que se ha desarrollado el evento, con un incremento del 3% de visitantes.

Respecto a las galerías participantes me he centrado principalmente en las latinoamericanas, que han ocupado el 20% de los stands, destacando como es obvio las del país invitado con 10, aunque también hay artistas peruanos presentes en otras galerías. De todos modos, sólo mencionaré a algunas de ellas, sobre todo las que me han parecido más interesantes en sus propuestas, ya que comentarlas individualmente sería muy complejo. En primer lugar me referiré a las únicas galerías cubanas que han acudido como El Apartamento, que ya había participado el año pasado, y La Acacia, ambas de La Habana. En la primera hemos podido observar el trabajo más reciente de Yaima Carrazana (Santiago de Cuba, 1981), Diana Fonseca (La Habana, 1978) y Reynier Leyva (La Habana, 1983), todos ellos artistas de la misma generación que aúnan juventud y experiencia a la vez. De Leyva vemos unas piezas realizadas con ropa a modo de tapiz, provenientes de diferentes partes de los vestidos de los emigrantes. El cromatismo que ofrecen las obras procede de la variedad de tejidos recogidos. Respecto a Fonseca, su trabajo se mueve dentro de las mismas coordenadas, o sea del arte conceptual, ya que muestra en su serie “Degradación” fragmentos de pintura sobren madera provenientes de los exteriores de la ciudad, y Carrazana exhibe un par de piezas de la serie “Foreign affair”, donde destacan los tonos amarillos y azules en diferentes gradaciones que recuerdan de algún modo a Mark Rothko, aunque éste no empleaba usualmente el amarillo, pero sí la manera de representar estas tonalidades.

 

Yaima Carrazana
Obra de Yaíma Carrazana 

 

Obra de Marta María Pérez
Obra de Marta María Pérez 

 

En cuanto a La Acacia, han expuesto Marta María Pérez (La Habana, 1959) y Liset Castillo (1974). Pérez, que vive y trabaja actualmente en Ciudad de México, muestra sus fotografías en blanco y negro que se han exhibido en diferentes museos y galerías a nivel internacional. Son imágenes de un gran realismo, pero desde una óptica surreal que recuerda algunos trabajos fotográficos de Meret Oppenheim y Lee Miller, en las que la figura de la mujer, la gran protagonista, aparece en situaciones y posturas complejas que nos hacen reflexionar, principalmente desde una visión religiosa y mitológica. El personaje femenino que suele aparecer es ella misma a modo de body art. Respecto a Castillo, que también reside en Europa, concretamente en Amsterdam, crea sus piezas tridimensionales a través de materiales no muy habituales en el campo escultórico, como es el caso de la arena, la impresión en 3D, resinas, plexiglás, etc., pero que hoy en día van adquiriendo un mayor protagonismo. Los bolsos o los paraguas que construye son meros objetos de uso cotidiano que ella eleva a obra de arte, y que a pesar de su realismo no están exentos de crítica social, principalmente por el exceso de consumismo. También me gustaría resaltar la aportación de otra artista cubana, en este caso Glenda León, a través de la galería catalana Senda, que mencionamos en otro artículo con motivo de la feria de video-art Loop, y que ahora en Madrid ha mostrado un conjunto de piezas que llevan como título Discurso incendiario (2018-2019). Se trata de tres máquinas de escribir antiguas situadas cada una dentro de una urna, con los teclados a modo de cerillas enormes. Como vemos, la mayoría de los artistas cubanos giran en torno al arte conceptual, lo que demuestra un enorme interés por reflejar una determinada realidad de lo que acontece a su alrededor.

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Perú como país invitado ofrece un gran elenco de artistas, aunque a mi parecer existe una cierta disonancia en cuanto a la calidad de algunas de las obras presentadas, por lo que me gustaría mencionar principalmente la galería Wu, que comparte espacio con la galería Forum, donde se exhiben piezas de Alberto Casari (Lima, 1955) y Ana Teresa Barboza (Lima, 1981). Casari experimenta con el diseño textil y muestra una gran pieza a modo de instalación que puede recorrerse de manera circular ya que está en el centro del stand. De Barboza también hay una instalación de pequeñas dimensiones colgada de la pared, en la que suele incorporar tejido, pues en la mayoría de sus creaciones aborda el tema del vestido “como medio de socialización”. En la galería berlinesa Barbara Thumm y en la nuevayorquesa Alexander and Bonin se han mostrado algunos de los trabajos más recientes de uno de los artistas peruanos más influyentes dentro del arte conceptual, como es Fernando Bryce (Lima. 1965). La palabra suele estar presente de forma habitual en sus composiciones, a través del collage, la fotografía, o lo que es lo mismo, la imagen, que le lleva a reinterpretar la historia. En Barcelona ha expuesto en la Galeria Joan Prats, también presente en ARCO. Otro artista peruano destacado es Raimond Chaves (Bogotá,1963), que vive y trabaja en Lima quien ha mostrado sus trabajos en la galería barcelonesa ProjecteSD, donde predominan sus dibujos de grandes dimensiones. Tiene obra en los museos Reina Sofía y MACBA. Y, por último, la joven artista peruana residente en Barcelona, Daniela Ortiz (Cuzco. 1985), que a través de la galería Àngels Barcelona ha exhibido una serie de cerámicas que denuncian de modo subliminal la opresión surgida en la época de la conquista de América, ensalzando la figura de la mujer y de los pueblos indígenas.

De Brasil sobresale la galería Fortes d’Aloia & Gabriel, gracias a los artistas Leda Catunda (Sao Paulo. 1961) y Bárbara Wagner (Brasilia, 1980). Catunda utiliza el tejido y el acrílico en sus composiciones con una gran diversidad cromática, superponiendo diversas capas de tejido que, al estar agujereados no dan sensación de pesadez. Experimenta sobre diferentes texturas y materias, destacando sus pinturas “blandas”. De Wagner vemos algunos trabajos relacionados con el video-art y la fotografía en color, mostrando una determinada realidad de su país, aunque desde una óptica kitsch. Representará a Brasil en la próxima edición de la Bienal de Venecia.

 

Obra de Leda Catunda
Obra de Leda Catunda

 

Obra de Bárbara Wagner
Obra de Bárbara Wagner 

 

Washington Barcala
Obra de Washington Barcala 

 

Argentina, a través de la galería Jorge Mara/Le Ruche, nos aproxima a la labor de dos artistas de generaciones y estilos muy diferentes, pero con una gran creatividad. Me refiero al uruguayo Washington Barcala (1920-1993) que expuso regularmente en España, y a la joven fotógrafa Lucia Mara (Buenos Aires, 1988). La obra de Barcala me recuerda a la de Gerardo Rueda o a la de Louise Nevelson, pero con la diferencia de que sus cuadros son más austeros en cuanto al material empleado, acercándose más a los contenidos conceptuales del arte povera que no del neoconstructivismo, aunque es evidente que la influencia de Torres García, al menos en sus inicios, se percibe de algún modo en sus composiciones. La fotógrafa Lucía Mara, hija del galerista, siente atracción por mostrar lo que ocurre en la calle, pero también en el mundo de la publicidad. Sus imágenes destilan sobriedad y elegancia, a pesar de mostrar determinados aspectos urbanos como los carteles semiarrancados de una pared. El empleo del collage y del fotograbado ayudan a entender mejor su visión cosmopolita de la realidad. De Argentina también me ha parecido muy interesante la obra de la arquitecta y artista conceptual Cristina Piffer, mediante la galería Rolf Art de Buenos Aires, que consiste en presentar unas instalaciones en las que aparecen unas baldosas formando un cuadrado en el suelo, como si fuera una especie de tablero de ajedrez, y que lleva el título de “Neocolonial” (2002), con la particularidad de que emplea materiales muy diversos, entre ellos la carne vacuna que va acompañada de grasa, parafina, acero inoxidable y pintura acrílica. Su obra siempre se dirige hacia todo lo relacionado a la denuncia social, preocupándole la situación de los pueblos y culturas marginales, de los que en América también se dan múltiples casos.

 

 

Obra de Cristina Pifer
Cristina Piffer se presenta en ARCO

 

De Montevideo procede la Galería de las Misiones en la que sobresale la obra del ruso Nicolai Kasak (1917-1994), cuyas construcciones recuerdan a uno de los propulsores del neoplasticismo como fue Piet Mondrian, pero con la salvedad de que las piezas de Kasak son casi tridimensionales, siendo la madera el material más importante, pintándolo en diferentes tonalidades para conseguir un efecto de multiplicidad en el que las sombras adquieren más valor provocando que la obra amplíe su perspectiva visual.  La galería Casa Triangulo de Sao Paulo de Brasil, con Vâgnia Mignone (Sao Paulo. 1967) al frente, muestra una serie de pinturas formando una especie de instalación, donde se mezcla la palabra con la figura así como el uso de determinados colores que combinan perfectamente con el espacio vacío, consiguiendo que su obra sea una narración de lo que observa a su alrededor.

 

Nicolai Kasak
Obra de Nicolai Kasak 

 

La galería chilena Aninat Gallery, que tuve oportunidad de conocer personalmente en el 2017 con motivo de la feria Ch.ACO de Santiago de Chile, ha mostrado los recientes trabajos de Nicolas Franco (Santiago. 1973), artista que aúna la fotografía con el collage creando una obra transgresora y plena de dinamismo. Le interesa todo lo relacionado con la memoria histórica, tema con el que los políticos suelen mostrarse muy reacios y que, por suerte, los artistas recuperan. Finalmente, de Colombia, en el Instituto de Visión de Bogotá se han podido contemplar las obras de la colombiana Ofelia Rodríguez (Barranquilla, 1946) y la de Carmen Argote (México. 1981). Argote emplea diversos materiales para crear sus piezas que se mueven entre la escultura y la pintura. La acumulación de recuerdos y vivencias quedan plasmados en sus composiciones de carácter “povera”. En cambio, Rodríguez se mueve en otro ámbito, como demuestra una de las piezas del stand. Se trata de una caja mágica realizada con técnica mixta donde se percibe la figura de un ternero “felizmente siendo expuesto con la luz y el dedo de su amigo”. Sus obras están relacionadas con el mundo del Caribe.

 

Ofelia Rodríguez
Obra de Ofelia Rodríguez 

 

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