La reflexión sobre el mundo a través de un lente define a la perfección lo que es la trayectoria de Angélica Dass. Conocida por su exposición fotográfica ‘Humanae’, que proporcionaba una reflexión acerca de la singularidad y diversidad del ser humano, llega ahora a Madrid con la muestra ‘Soy adolescente. ¿Y qué más?’, a través de la cual explora el universo de los adolescentes españoles y sus relación con la faceta identitaria y de pertenencia. Charlamos con ella para conocer en detalle su trayectoria y su más reciente trabajo.
¿Cómo fue el trabajo con los adolescentes?
Para mí fue una experiencia única. Se trata de un proyecto que nace de una cuestión personal, porque yo no tuve hijos y si los hubiese tenido cuando me casé hubieran sido ahora adolescentes. Me planteaba cómo estaría navegando este mundo, porque la adolescencia es, sin duda, la fase más creativa que tenemos. Es un momento en el que ponemos los cimientos de lo que seremos en el futuro.
Cabe señalar que los cuatro institutos con los que he trabajado ya tenían cierta conexión conmigo previamente, porque anteriormente algunos profesores me habían escrito en relación a mi obra ‘Humanae’, que también se relaciona con el entorno de la educación. Creo que también hay que reconocer a esos profesores que quieren marcar la diferencia a través del arte, y que piensan que este puede formar parte del proyecto educativo.
“La adolescencia es, sin duda la fase más creativa que tenemos. Es un momento en el que ponemos los cimientos de lo que seremos en el futuro.”
¿Por qué te conmueve tanto esta etapa vital?
Porque todos pasamos por ese lugar, y cuando recorríamos esa época todas las dudas y las inseguridades parecían problemas tan gigantescos… Con este proyecto puedo volver a ese lugar y observar esa etapa, e incluso puedo decir que me he reconciliado con mi “yo adolescente”.
Para mí, este trabajo me ha permitido aprender mucho sobre el mundo que estamos viviendo y sobre cómo es la experiencia vital en esta etapa, pero también he podido reconciliarme conmigo misma.
¿Qué es ser adolescente en nuestro país?
Ser adolescente en España significa ser diverso. Tener muchos colores y muchos acentos. Estar hecho de ingredientes distintos. He podido comprobar que los adolescentes son personas que están constantemente reivindicando su identidad, su género, su orientación sexual… Existen muchas personas trans que han participando en el proyecto, por ejemplo. Para mí, ser adolescente es ser consciente de que tenemos muchas capas.
“También hay que reconocer a esos profesores que quieren marcar la diferencia a través del arte, y que piensan que este puede formar parte del proyecto educativo.”
Has trabajado con jóvenes de entre 13 y 18 años, y en muchas ocasiones se tiene la idea preconcebida de que es complicado trabajar con ellos. ¿Es esto lo que te has encontrado?
En mi caso no lo he encontrado difícil. Para mí fue un proceso maravilloso. Me desvestí de cualquier aire de superioridad, y les dije desde el principio que éramos un equipo y que podíamos construir algo juntos. Que esto les sirviese como amplificador. Les pedí que me escribiesen en una fotografía suya cómo querían ser llamados, y este simple gesto ya les hacía entender que yo estaba ahí para escucharles.
Yo nací en el 1979, y tengo muchos estereotipos construidos sobre lo que es la adolescencia. Quería quitármelos de encima para que pudieran, sin ningún obstáculo, expresarme sus inquietudes. Eso fue muy importante para el proyecto, además del hecho de que no se sepa quién es quién, ni de qué escuela proviene cada fotografía. Crear una narrativa coral fue algo maravilloso, y les dio una confianza verdadera para enseñar quiénes son. Sabían que nadie les iba a juzgar.
“Hay muchas capas en mi trabajo más allá de la simple construcción de imágenes. Incluso la manera en la que ocupamos el espacio es parte importante del mensaje que quiero transmitir.”
¿Qué ideas y pensamientos encuentras en común en las cartas que los jóvenes escribían?
Lo que caracteriza a estas personas son las dudas que tienen. Cuestionan el mundo en el que viven y, sobre todo, reivindican un comportamiento respetuoso. Expresan que son seres humanos y que se merecen ser tratados con respeto. Existe una reivindicación de escucha que es muy importante.
¿Crees que en las escuelas e institutos se trabaja por despertar el apartado artístico de los jóvenes?
No sé si se hará en todas las escuelas, pero sí que hay muchas en las que se intenta. Con el proyecto ‘Humanae’ pude aprender que hay muchos colegios e institutos que utilizan el arte como herramienta de educación. Yo reivindico el arte como parte del proceso educativo de los estudiantes. Por ejemplo, todas las cartas y la parte escrita las hicimos de la mano del profesor de Lengua y Literatura. La educación no tiene que estar reñida con el arte. Puede, sin ninguna duda, mejorar el proceso de aprendizaje, porque se realiza desde un enfoque lúdico.
¿Por qué escogiste únicamente escuelas públicas para retratar el universo de los adolescentes españoles?
Si hubiese ido a una escuela privada también hubiese encontrado mucha diversidad, pero la idea era principalmente enseñar cómo es la media de la sociedad española, y esta no está en las escuelas privadas o de élite. Busqué escuelas públicas que están en barrios con poder adquisitivo distinto. En una escuela me encontré con una estudiante que no vino un determinado día porque estaba de vacaciones en Nueva York, y en otra me encontré que muchos alumnos tenían que salir corriendo al terminar las clases porque tenían que cuidar a tres hermanos o seguir con el curso de camarera. En España, las escuelas públicas acogen distintos niveles en cuanto a poder adquisitivo, y hay que tener en cuenta que un poder adquisitivo más alto te permite mayor tiempo de reflexión.
Siempre digo que los chicos que estudian el bachillerato de arte es porque no tienen una urgencia económica. Yo soy el mejor ejemplo de ello. Pude estudiar bellas artes porque en mi casa no había una necesidad de que mi profesión se materializase en bienes económicos desde un primer momento. Eso es lo que me permitió estudiar esta profesión, que es algo más compleja de rentabilizar económicamente. Soy capaz de reconocer mi privilegio a la hora de haber podido estudiar artes.
Me resultó muy interesante reflexionar acerca del techo que tienen los jóvenes que nacen en una familia pobre. De una manera u otra, heredas la pobreza, y te preguntas: ¿cómo podrán desarrollarse esos alumnos que son brillantes, pero por cuestiones del destino uno está en el norte y otro en el sur de Madrid? Es interesante reflexionar sobre ello, porque en el fondo tienen mucho en común estas dos personas. Ojalá su desarrollo en la adultez pueda ser similar.
“La idea era, principalmente, enseñar cómo es la media de la sociedad española, y esta no está en las escuelas privadas o de élite.”
De hecho, siempre has vinculado la fotografía con la investigación sociológica.
Es mi manera de ver el mundo. No me sirve encontrarme con una fotografía colgada en la pared, simplemente. Elementos como la participación pública, que haya un programa y una intención de conectar con la educación… son muy importantes para mí. Hay muchas capas en mi trabajo más allá de la simple construcción de imágenes. Incluso la manera en la que ocupamos el espacio es parte importante del mensaje que quiero transmitir.
“Pude estudiar bellas artes porque en mi casa no había una necesidad de que mi profesión se materializase en bienes económicos desde un primer momento.”
En una de las cartas se puede leer una pregunta con respuestas muy emocionantes. ¿Qué dirías si te pregunto qué harías tú si tuvieras una varita mágica?
A día de hoy, si tuviese una varita mágica me gustaría volver con la exposición a todos los lugares en los que hicimos las fotografías. Volver a Leganés, a Alcorcón…, y dejar que los chicos sean los protagonistas dentro de sus propios barrios. Eso sería muy emocionante. También me gustaría que esta colección fuese itinerante, ya que lo que queríamos con la muestra era generar diálogo, curiosidad… Cuanta más gente pueda hablar sobre la adolescencia y pensar sobre su propia vivencia de esta etapa, en mayor medida podremos reflexionar acerca de cómo nos reflexionamos con la juventud hoy en día.
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