Santa Cecilia, patrona de la música, los poetas y los ciegos, y por qué no: la mulata de igual nombre y apellido Valdés creada por Cirilo Villaverde para su icónica obra literaria, se sintieron honradas en su día, 22 de noviembre, de homenajear en grande a San Cristóbal de La Habana en su aniversario 500 con un concierto de lujo, titulado Celebración, de la Orquesta Juvenil de la Unión Europea (European Union Youth Orchestra, EUYO por sus siglas en inglés) y la Orquesta Sinfónica del Instituto Superior de Arte, realizado en el interior de una de las edificaciones más importantes de la arquitectura y la cultura cubanas: la Catedral de La Habana.
El atestado auditorio pudo disfrutar de la interpretación de piezas de los compositores Heinrich Biber (Battalia), Erwin Schulhoff (Cinco danzas en arreglo para cuerdas), Moisés Simons (El manisero), Realph Vaughan Williams (La alondra ascendiendo, para violín solista y orquesta), Ludwig van Beethoven (IV Allegro con brío, de la Sinfonía no. 7, opus 92, en La mayor), Jenny Peña (Conga, de la Suite cubana) y Edward Edgar (Variaciones Enigma), esta última fuera del programa ante el reclamo del público.
El histórico y único concierto pudo realizarse gracias al empeño de un numeroso grupo de instituciones encabezadas por la representación de la Unión Europea, el Ministerio de Cultura de la República de Cuba, el Arzobispado de la Iglesia Católica Cubana, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, el Lyceum Morzartiano de La Habana y el Instituto Superior de Arte (ISA).
Dos importantes personalidades se llevaron todos los cintillos: la violinista británica Emily Davis —invitada como concertino por importantes orquestas como la Filarmónica de Oslo, la Sinfónica de Singapur, la Sinfónica de Tronsheim y la RTE de Dublín, y recientemente nombrada directora asociada de la Royal Scottish National Orchestra— y el cubano José Antonio Méndez, quien desde 2009 es director titular de la Orquesta Sinfónica del ISA, adjunta al Lyceum Mozartiano de La Habana, y desde 2016 de la Orquesta del Lyceum de La Habana, con la cual ha realizado giras de conciertos y participado en eventos como la Mozartwoche de Salzburgo, el Festival de Música Sacra de Quito, el Festival de Música Sacra de Mérida y el Festival Artes de Cuba en el Kennedy Center de Washington.
«Esta ciudad es una fiesta para nosotros, estamos muy felices de estar aquí —dijo a los presentes Marshall Marcus, secretario general de la Orquesta Juvenil de la Unión Europea—. De ciento veinte miembros de veintiocho países de la Unión Europea, contamos esta noche con treinta y cinco músicos de dieciséis naciones. Ellos se sienten muy orgullosos de poder tocar para La Habana, para ustedes, en el cumpleaños 500 de esta bella ciudad».
Alberto Navarro, embajador de la Unión Europea, destacó la trascendencia del hecho y lo calificó como día de fiesta y de celebración. «Vamos a ser testigos de excepción, testigos privilegiados de un concierto único: el de la orquesta de jóvenes de la Unión Europea creada en 1976, por la que han pasado más de tres mil músicos que hoy son directores, solistas, instrumentistas de muchas orquestas del mundo y han tocado en cinco continentes. Hoy añade a su lista de ciudades y países a La Habana y a Cuba», agregó.
El Maestro Ulises Hernández, director del Lyceum Mozartiano de La Habana, resumió en breves palabras lo que ha representado esta experiencia para todos los participantes: «Ha sido una ocasión especial el encuentro que han tenido los jóvenes músicos cubanos y europeos, que culmina con este concierto, pero ha sido una semana intensa donde la solidaridad, el intercambio, el conocimiento dejan un espacio muy especial en sus corazones y en sus vidas».
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