En el municipio algarvío de Castro Marim, junto a la frontera con España, encontramos uno de los nacimientos más singulares del Algarve. Se trata del Belén de la Sal y las Artes de Castro Marim, que puede visitarse hasta el próximo 6 de enero en la Casa de la Sal, un edificio que en su día albergó un antiguo almacén y que hoy es un importante motor en la promoción de la actividad salina del municipio. El Belén reproduce las escenas religiosas características de la Navidad, como el nacimiento del niño Jesús o la Adoración de los Reyes Magos, pero aquí todo es de color blanco: en su construcción se han utilizado más de tres toneladas de sal local, famosa por su gran calidad.
Durante siglos, el municipio de Castro Marim basó su economía en la pesca, la agricultura, la construcción de barcos y la producción de sal, actividad que posteriormente quedó abandonada y que hoy vuelve a tener una gran importancia. De hecho, actualmente representa una de las actividades más relevantes y de mayor impacto socioeconómico en la comunidad local. La sal de Castro Marim está presente en los mercados de todo el mundo y es muy apreciada a nivel mundial. Su extracción se produce en la reserva natural de la Marisma de Castro Marim, con aguas libres de cualquier tipo de contaminación, y se recoge a mano mediante la acción del sol y el viento, sin ningún tipo de tratamiento. Por eso está libre de colorantes y elementos químicos artificiales. De la salina a la mesa.
El Belén de la Sal y las Artes no sólo rinde homenaje al oro blanco de Castro Marim, sino que también tiene una gran conexión con la artesanía, otra de las señas de identidad del Algarve. Así, a través de 700 figuras, el Belén muestra otras artes y oficios característicos del municipio y de la zona de la sierra, como la actividad de la caña y la palma. Es más, el espacio donde se ubica el Belén cuenta también con varios artesanos que muestran al público cómo es su trabajo. Sal y artesanía van de la mano en Castro Marim, también en Navidad.
Salinas, campos de cultivo, antiguos molinos y mucho más
Las salinas de Castro Marim, a orillas del Guadiana, son uno de los grandes reclamos turísticos de este bonito rincón del Algarve. Vistas desde lejos, parecen espejos reflejando el sol; y los montes de sal, pirámides blancas dibujadas en el azul del cielo. Quien suba a la sierra encontrará también pequeñas aldeas de casas bajas y encaladas, rodeadas por campos de cultivo, frutales y huertas, y podrá ver los embalses que se extienden desde Beliche hasta Odeleite, así como los perfiles de antiguos molinos.
También es muy importante la Reserva Natural do Sapal de Castro Marim e Vila Real de Santo António. Se trata de una marisma formada por el río Guadiana que se inunda con las mareas del océano. Esta zona pantanosa es un paraje privilegiado para peces, moluscos, crustáceos ¡y aves! Para ellas es lugar de paso, invernada y nidificación, así que los amantes de la ornitología no deberían perdérselo. Es uno de los lugares donde, con un poco de suerte, podremos ver, por ejemplo, flamencos.
Fuente: Gabinete de Prensa Región de Turismo de Algarve