Arte por Excelencias, media partner de Art Madrid, entrevista a su director Alberto Cornejo, con motivo de su edición decimoquinta.
Art Madrid es una feria que tiene entre sus propósitos ser una referencia para la nueva generación de coleccionistas. En quince años de feria, ¿a qué reflexiones se puede llegar sobre el mercado del arte y el coleccionismo en Europa?
A lo largo de estos años hemos sido testigos de un cambio generacional entre los coleccionistas. Solemos identificar esta transición con el impacto que la crisis económica tuvo en nuestro mercado del arte, pero la evolución va más allá de las meras circunstancias económicas: ha traído consigo un cambio en la forma de entender el arte, entrando en escena una nueva generación de amantes del arte contemporáneo que demandan un paradigma acorde con los nuevos tiempos.
Digamos que el salto de milenio en este sector se ha hecho perceptible ya bien entrada la primera década del nuevo siglo, porque ahora compran las personas que se educaron y formaron en los años ochenta y los noventa y que se posicionan como un colectivo de profesionales con gustos e intereses muy diversificados, entre los que figura, por supuesto, el arte.
En este contexto, la tan mencionada crisis ha contribuido a acelerar este proceso evolutivo que hoy está totalmente consolidado. Por otro lado, la inmensa mayoría de gente que compra obra en ferias lo hace llevada por una pasión personal, no tanto por razones de inversión, lo que también ayuda a normalizar una relación directa con el arte y basada en la experiencia y la generación de emociones, algo que responde plenamente a la propia esencia de la creación artística.
¿Qué retos enfrenta la Feria en esta edición?
Una de las cosas que estamos potenciando es la iniciación en el coleccionismo y la compra por gente joven. Nuestra feria ofrece numerosas opciones, tanto de tipo de obra como de estilos, técnicas, dimensiones o precios, para que todo el mundo pueda encontrar esa pieza que le llegue al alma. Pero somos conscientes de que habitualmente sigue comprando arte quien ya se ha iniciado en alguna ocasión anterior. Por este motivo, nos gustaría incentivar que se rompiese esa pequeña barrera que pueda existir para que alguien que realmente lo desea se adentre en la aventura de llevarse su primera obra y así poder continuar disfrutándola en casa y seguir participando en esa experiencia.
Como feria siempre hemos apostado por la proximidad y la cercanía, y todas las galerías que participan con nosotros comparten este mismo espíritu. Al mismo tiempo, llevamos a cabo estrategias para seguir atrayendo a un público joven amante del arte, no solo a través del programa de acciones, habitualmente más innovador, sino también con la colaboración de agentes que contribuyan a renovar nuestra propuesta, entre ellos comisarios y artistas. Nunca hay dos ferias iguales. La máxima es innovar y evolucionar, para que Art Madrid sea una experiencia inmersiva en el arte contemporáneo y un acontecimiento de interés para todos.
Hablemos sobre la transformación del proyecto One Project. ¿Qué novedades tiene?
En ocasión del aniversario 15, hemos planteado un cambio en el programa One Project para dar cabida a más artistas y ofrecer una propuesta con un mensaje de mayor peso. Por eso mismo, este año se seleccionarán cinco proyectos de galerías que traerán a un total de nueve artistas. La elección estará a cargo del crítico de arte y comisario independiente Fernando Gómez de la Cuesta, quien ha trabajado un proyecto arriesgado con título Salvajes. La cage aux fauves.
En este espacio, los artistas generarán un entorno de diálogo, pero también de conflicto, con el fin de crear una esfera de enfrentamiento y entendimiento, de oposición y armonía de una forma más abierta sobre la convivencia de artistas que las galerías proponen como dúos o tandems. Tenemos una gran expectación por ver el resultado final de esta colaboración con Fernando Gómez de la Cuesta, un comisario de amplia trayectoria que desde el primer momento se mostró convencido de esta idea y trabajó con enorme entusiasmo para llevarla a cabo. Estamos seguros de que no defraudará.
Hablemos de los artistas latinoamericanos que participan, y de los cubanos en particular.
El arte latinoamericano está viviendo una etapa dorada de expansión y crecimiento, y es muy valorado a nivel mundial. Con gran satisfacción podemos decir que, desde hace años, Art Madrid cuenta siempre con la participación de galerías de esta región. Este año estarán con nosotros Más Arte, de Quito, y Collage Habana, de Cuba, una veterana galería que cada año regresa a Madrid. Por otro lado, habrá una gran presencia de obra visual latinoamericana a través de nuestro programa de acciones Art Madrid-Proyector’20, que en esta edición apuesta por el arte interactivo y visual y el arte de acción, y en el que contaremos con ciclos de proyecciones de videoarte con algunas de las mejores selecciones de festivales de América del Sur.
Sabemos también que estas propuestas tienen una amplia acogida por el público. La participación de Collage Habana se espera con ganas por parte de todos. Hay que destacar la calidad de sus artistas y la profesionalidad con la que trabajan. Solo podemos darles las gracias por elegirnos para desarrollar su proyección internacional.
¿Qué opinión tiene sobre el coleccionismo, basado en las experiencias de la feria y el contacto con galerías de otras latitudes, no solo españolas?
Como decía al principio, estamos asistiendo a un cambio en los hábitos de compra y en el perfil de los compradores, una evolución que estimamos muy positiva. Hemos notado que esta transición no solo se ha producido en España, sino que es un movimiento global que se percibe en el conjunto del mercado del arte. Profesionales jóvenes que demuestran un interés genuino por el arte contemporáneo y, en general, por el consumo de cultura.
A esto se suma el auge de mercados que están emergiendo de su letargo. La irrupción del mercado asiático o el latinoamericano juega un papel determinante en el devenir del arte, y se aprecia un incremento de los visitantes venidos del otro lado del charco que en la Semana del Arte disfrutan de todo lo que Madrid tiene que ofrecer. Sin olvidar que este sector es muy vulnerable y sensible a los avatares económicos, se aprecia optimismo por el volumen de ventas y por el impacto positivo que las ferias siguen teniendo.
¿Pueden el coleccionismo y las ferias convertirse en una forma visual de documentación, una memoria que de alguna manera recree la historia del arte?
No me cabe duda de ello. El arte contemporáneo se caracteriza por su naturaleza cambiante, viva. Para la mayoría de la gente el acercamiento al arte se hace a través de la visita a museos o exposiciones institucionales, pero es en las galerías y en las ferias donde puede tomarle el pulso a la realidad de la creación artística, mucho antes de que esos autores den el salto a las salas de los museos.
Las ferias condensan año tras año todo el trabajo de las galerías, que se afanan por traer y mostrar a sus mejores artistas y sus últimos proyectos. No hay nada más en lo último del arte que lo que puede verse en una feria, y esto es testimonio de la propia evolución de la historia del arte. La proximidad de los acontecimientos hace perder un poco la perspectiva de esta dimensión documental e histórica, pero si pensamos en otros ejemplos, la relación es evidente. Hoy hablamos de arte moderno porque ha pasado el tiempo suficiente para ello, y otro tanto sucederá unas décadas más tarde, cuando analicemos la realidad del arte contemporáneo de principios del siglo xxi gracias a la obra adquirida por coleccionistas y exhibida en las ferias del momento. Jugamos un importantísimo papel.
¿Qué nuevos modos creativos podrían plantearse las ferias para el comercio y la exhibición del arte?
El futuro nos depara muchas novedades que vendrán vinculadas a la tecnología y la explotación de los canales digitales. Con todo, nuestro rol como feria es potenciar todo el trabajo que las galerías y los artistas realizan, generando dinámicas y acciones que despierten el interés del público y contribuyan a crear un vínculo directo con el arte. En esta línea venimos trabajando en los últimos años, y, por ejemplo, además de innovar con el programa comisariado y exigir nuevas propuestas a los expositores, invertimos grandes esfuerzos y recursos por consolidar nuestra presencia online y por atraer públicos más amplios.
El arte requiere de esa conexión entre la obra y el espectador. Cuando ya se deja de ser espectador, cuando se da el salto al coleccionismo, porque se necesita un vínculo más personal con la pieza que trascienda el simple momento de observarla, se quiere «tener». Por esto mismo, siempre se deberá potenciar todas aquellas mejoras, innovaciones, cambios y transformaciones que faciliten esa conexión, esa intimación entre arte y público.
Foto: @yricardo
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