Barcelona: Hasta el 4 de junio podrá visitarse la muestra Río, obras recientes de la artista Guadalupe Miles, inaugurada este fin de semana en Galería Sicart dentro del ciclo Perspectivas latinoamericanas.
Guadalupe Miles (1971, Buenos Aires, Argentina) trabaja inspirada en el Chaco salteño, que comenzó a fotografiar en 1996, y en cuya experiencia contó con un el chamán Tiluk, también personaje de una de las fotos: un hombre mayor a quien vemos entre árboles y plantas, en diálogo invisible con ellas.
Especialmente esa toma, comenta Florencia Blanco en su nota de presentación a la artista, fue hecha “durante una caminata que hizo por el monte con Guadalupe para mostrarle algunas plantas curativas. Tiluk se relaciona con el monte en un plano espiritual, viaja por diferentes niveles de conciencia y de realidad, puede conectarse con el espíritu de un árbol, de una planta, de un animal; Guadalupe percibe esa relación. Y de algún modo la recrea en sus fotos: logra que el espíritu de las cosas se haga visible. Así, en sus fotos, el árbol que florece amarillo, aparece en verdad como el ser magnífico que es y no como ese objeto que hemos dado en llamar ‘árbol’, dibujo escolar marrón y verde, suma imprecisa de tronco, ramas y hojas. La cámara lo saluda con una respetuosa reverencia, como a un venerable anciano de ese paraje”.
“En el río Pilcomayo, el agua corre tranquila; el movimiento en las orillas moldea la fina arcilla, le da forma. Entre el rumor del río, emerge suavemente una presencia femenina. A un costado, un grupo de niños insólitamente embadurnados, comparte juegos y relatos reunidos en la intimidad de un círculo. Sus cuerpos y cabelleras de arcilla me hacen pensar en estatuas, pero los niños no son estatuas; se ríen, se bañan, comparten el día, se cuidan entre ellos. Volverán muchas veces a ese río. La luz dorada aparece como sagrada. No puedo dejar de mirar a los ojos al hombre que me mira a los ojos, su mirada es lo más importante de la foto, me mira girando un poco su cara, ¿me evade un poco? Recorro la imagen como una ensoñación. ¿Son cicatrices esas líneas en el rostro? ¿Arrugas, marcas, sombras? ¿Restos de una pintura tribal? Cerca de ahí, una mujer aparece misteriosamente desde la sombra, se movió hacia la luz dorada y la luz la baña, aquí estoy dice, vine para quedarme, además soy bella, mujer, joven”.
Y concluye Florencia: “Poco y nada es lo que sabemos de la vida de estos personajes. No vemos calles ni viviendas, ni herramientas ni escenarios, tampoco autos, perros o carteles… Es a través de fragmentos que intuimos el todo y el todo es una presencia tan poderosa que sería difícil describir. La fotografía es una extraña intersección: se trata del pacto entre el alma de lo fotografiado y el alma de quien toma la imagen. Guadalupe llega a ese nuevo plano de realidad que Tiluk le enseñó. Lo recorre volando y lo trae en estas imágenes desde el Chaco, para nosotros”.