El campo digital es visto a veces como una nueva forma de expresión para la participación aborigen en el arte, la cultura y la política. Sin embargo, otras veces es desechado como algo que no encaja o que quizás no es natural para una cultura tan antigua. Para los artistas aborígenes se han impuesto ciertas reglas: cuadros de cortezas y tejidos = sí; video experimental y arte digital = ¡no!
La cuestión parece ser entonces: ¿por qué los artistas aborígenes no pueden simplemente seguir con sus prácticas artísticas tradicionales? ¿Por qué los artistas aborígenes quieren ser incluidos en las exposiciones de la corriente principal, lejos de los suyos? ¿Cómo puede escribirse acerca de la obra en términos de aboriginalidad si la misma no luce como “arte aborigen”? ¿Es seguro que no es una práctica cultural real? Parece que se espera que los aborígenes se asimilen y renuncien a sus prácticas culturales y sociales; sin embargo, desde el punto de vista artístico la expectativa es al revés: ¡sigan produciendo esas antiguas obras de arte!
Para una audiencia no aborigen, quizás cada uno de los términos necesita aclaración: indígena, nuevo, medios y artes. Pero como el título puede sugerir, nombrar y definir quizás sea contraproducente, verdaderamente imposible. Nuestro centro de atención aquí es un trazado de mapas, una instantánea en el tiempo, una visión general, una explicación de campos de negociación activa entre cultura blak1 y nuevas tecnologías, voces indígenas y narrativas competitivas de la corriente principal, nacionales o globales.
La corriente principal “arte australiano” ha imitado y perpetuado la tradición europea de las bellas artes desde la colonización. Aparentemente es muy importante que los artistas sigan cierta línea de investigación artística: ir a la escuela de arte correcta, precisar la forma de arte correcta mientras se estudia con el “experto” correcto, y reciclar la teoría académica correcta. Si fuéramos a describir estas nociones en términos de música, podríamos compararlas con la música clásica.
Pero algo diferente sucedió con la aceptación de las nuevas artes mediáticas. Era “nuevo”, de manera que las cosas fluyeron. Hubo menos reglas y menos razones para preocuparse por ellas. Como con todas las cosas experimentales, hubo y aún hay confusión en torno a este campo; incluso en la corriente principal los límites están borrosos, y su definición como práctica artística se desangra a través de las formas. ¿Quizás una forma musical para asociarla a ello podría ser jazz fusión, o remix? En ese contexto, los artistas aborígenes podrían encajar algo más rápido en el relajado modus operandi o enfoque amplio.
Cuando lo hacemos, ellos son probablemente estereotipos negativos. Al igual que otros artistas aborígenes antes que nosotros en los 80, aspiramos a reparar esta falta de representación en Australia y tratamos de posicionarnos dentro del cuadro de la corriente principal, aunque utilizando las mismas tecnologías para silenciarnos y mantenernos fuera.
Aquellos artistas aborígenes que trabajan en las nuevas artes mediáticas hoy día, tienen diferentes antecedentes en cuanto a disciplinas y culturas diversas, y aportan una variedad de habilidades: electrónica, artes visuales, danza, espiritualidad, sonido, tecnología de la información, ciencias, impresión, comunicaciones, cosmología, teatro, cine y televisión. Ahora, con la amplia variedad de medios, quizás no se trata sólo del soporte, sino de lo que es más importante: el mensaje.
Los mensajes aborígenes necesitan ser más diseminados que nunca debido al silenciamiento cultural a lo largo de un opresivo período de trece años del gobierno derechista de Howard y la disolución de la comisión Aboriginal and Torres Strait Islander. Las prácticas fascistas y de apartheid han vuelto a ser la norma, con una prevaleciente actitud de negación y exclusión hacia la población aborigen minoritaria. En este clima, cualquier cosa indígena es vista como política. De manera que, si las artes fuesen música para nuestros ojos, ello pudiera ser considerado una canción protesta, aunque ésa no sea la intención.
Un número de artistas y grupos aborígenes en todo el país han permitido que su práctica se desarrolle bajo la protección de las nuevas artes mediáticas, bien en interés de la investigación, como del desarrollo, la presentación y la promoción, bien para un trabajo aislado o por la necesidad de mantener consistencia en sus formas escogidas de arte. Gente como Destiny Deacon, Michael Riley, Warlpiri Media, la Marrugeku Company, Brook Andrew, Karen Casey, Lucy Dann y Mayu Kanamori Donovan Jampinjimpa Rice, Uniikuup Productions, Bangarra Dance Theatre, Aroha Groves, Genevieve Grieves y muchos otros, están fraguando pistas en el área.
Crying baby es un ejemplo fantástico de producción interdisciplinaria a gran escala y describe un proceso que requiere más de una expresión de arte, bien entre diferentes formas de arte o colaboraciones que involucran diferencias culturales y artísticas. Concebida e interpretada por la Marrugeku Company, de Australia occidental, Crying baby consiste en bailarines urbanos aborígenes y músicos de la compañía de teatro Stalker –practicantes del teatro físico–, bailarines kunwinjku –contadores de cuentos–, y músicos de Gunbalanya, comunidad remota en Arnhem Land, territorio del norte. Crying baby presentó performances, proyecciones y otras fórmulas para impartir nociones multicapas de supervivencia cultural. Debido a la falta de fondos y de apoyo para eventos a tan gran escala, este tipo de producción raramente es vista en Australia, pero se presenta en muchos festivales internacionales para grandes auditorios amantes de las artes.
Tres de los artistas que han invertido una gran cantidad de energía en hacerse de una práctica y también en desarrollar el “movimiento” de las nuevas artes mediáticas aborígenes en Australia son r e a, Jason Davidson y yo. Debido a que nosotros también trabajamos en una serie de disciplinas diversas y tenemos antecedentes diversos, hemos logrado recientemente algunas obras de arte revolucionarias con los nuevos medios. Cada una de nuestras obras comenta nuestra propia experiencia aborigen al tiempo que mantiene nuestro estilo y nicho únicos. Nuestras obras también a menudo son más apreciadas a nivel internacional que en Australia.
r e a es una artista gamilaraay/wailwan originaria de Coonabarabran, un pueblo remoto en New South Wales, pero lleva algún tiempo residiendo en Sydney. Tiene experiencia en electrónica por su empleo principal y estudió fotografía en el College of Fine Arts, de Sydney, y a nivel de postgrado, que incluyó Creación de Imágenes Digitales y Diseño, en la Universidad de Nueva York. Cuenta con una larga historia en la escena de las nuevas artes mediáticas y su actual práctica incluye mayormente video y procesos de creación de imágenes digitales. Su más reciente trabajo, gins_leap/dubb_speak, es una instalación en video que presenta el uso de sensores para contar las historias de cuatro mujeres de su pueblo natal y sus hogares en las montañas Warrambungal. Fue la única obra de arte aborigen presentada en la reciente exposición Contemporary Commonwealth (coincidente con los Juegos de la Mancomunidad de Melbourne) en el Centro Australiano para la Imagen en Movimiento.
Jason Davidson, un artista gurindji/mara/nalakarn establecido en Darwin, tiene experiencia en música y diseño. Estudió artes visuales en la Universidad “Charles Darwin”, en el territorio del norte. Su práctica incluye producir obras que contengan elementos de animación, video, música y su estilo artístico único: rayos X (diseños de animales y órganos del cuerpo dibujados a mano). La obra de Jason Kidney problems in aboriginal Australia have now reached epidemic proportion (Los problemas del riñón en la Australia aborigen han alcanzado ahora proporciones de epidemia), es un intrincado diseño en el estilo de arte rayos X/ciencia ficción que fue exhibido en conVerge –Bienal de Adelaide 2002–, una encuesta dirigida a obras sobre arte/ciencia. Más recientemente, su DVD Aboriginal imagination (Imaginación aborigen) presenta animaciones y video que se ocupan activamente de áreas de la función biomédica del riñón. Él produjo la obra coincidiendo con su investigación sobre el análisis de la comunicación transcultural en un programa de grado de Maestrías en Salud en el Instituto de Salud Tropical.
Parte de mi propia práctica artística incluye el desarrollo de nuevas obras mediáticas, instalaciones y sitios web con una base de cinematografía y educación. Estudié en la Universidad Queensland de Tecnología, en Brisbane. Other[wize] presenta las vidas de los miembros de la familia yugambeh, que fueron trasladados de sus tierras natales tradicionales para trabajar en propiedades pastorales en el golfo de Carpentaria, y explora un trabajo documental no lineal como forma artística. El proyecto destaca una era de finales de 1800/principios de 1900 en la Australia colonial, y explora las cuestiones espinosas del Servicio Policial para con los nativos: desposesión, desplazamiento, masacres y sobrevivencia. Se cuentan nueve historias mediante el uso de fotografías familiares y textos, incluyendo idioma yugambeh y documentos históricos, y también la exploración contemporánea del país a través de video, audio y fotografía digital, incluyendo proyecciones, un CD-Rom, grabados e instalación.
Mi compromiso personal de devolver a la comunidad incluye haber fundado cyberTribe, una galería de arte online que presenta internacionalmente las obras de artistas indígenas. Con un programa regular de exposiciones, tanto on line como en otras galerías, llena un espacio muy necesitado para la apreciación de la obra de esos artistas aborígenes llamados “urbanos”, porque crean material gráfico conceptual contemporáneo con nuevos medios, y comentan sobre la experiencia individual y colectiva.
Necesitamos abordar cuestiones perdurables de la cultura indígena en Australia, aquellas que tienen que ver con supervivencia, representación, control y documentación, pero en nuestros términos. Es necesario afirmar que el arte, la cultura y la política indígenas son interdependientes y no pueden ser separadas. El arte es una de las pocas avenidas en la sociedad australiana donde a los pueblos aborígenes se les concede voz, y esto, afortunadamente, es impulsado por la influencia externa del mercado internacional del arte. De alguna forma la exhibición del arte es una línea directa al exterior, y los mensajes sí salen. Los artistas aborígenes tienen la responsabilidad de decirlo como es.
La producción de áreas definidas como “nuevas artes mediáticas” ha permitido el espacio y el reconocimiento de fuentes autodeterminadas, culturalmente específicas y diversas de creatividad y construcción comunitaria. Estas serán cruciales para el mantenimiento en curso de las prácticas de las nuevas artes mediáticas aborígenes. Seríamos muy felices si esto fuese reconocido por el mundo de la corriente principal del arte australiano, pero no es totalmente necesario.
Traducción del inglés: Olimpia Sigarroa y Carlos Menéndez
1 El término blak fue desarrollado por el artista Destiny Deacon como parte de una estrategia simbólica, pero potente de reclamar al lenguaje colonialista la creación de medios de autodefinición y expresión.