Atravesando los interminables olivares de Jaén se llega a Úbeda, una de las ciudades más antiguas y mejor conservadas de Andalucía, declarada en 2003 como Patrimonio de la Humanidad (junto a la cercana Baeza).
Úbeda vivió en los siglos XV y XVI sus mejores días de prosperidad y esplendor, como demuestran sus innumerables palacios y torres que componen en la actualidad uno de los más sensacionales conjuntos renacentistas de Europa; en equilibrio perfecto con otras construcciones de origen árabe, góticos o barrocos.
Y es que su posición estratégica como cruce de caminos hizo que las principales civilizaciones asentadas en la Península dejaran su huella aquí. Esto, unido a la riqueza que emana del mar de olivos milenarios que la rodean (en esta comarca se produce el 15 % de toda la producción aceitera mundial) nos permite disfrutar hoy de casi 50 monumentos y más de otro centenar de edificios de interés.
Al inscribir en la lista del Patrimonio mundial los “Conjuntos monumentales renacentistas de Úbeda y Baeza”, la Unesco reconoció que estos “ejemplos de diseño arquitectónico y urbano del siglo XVI fueron fundamentales para introducir las ideas del Renacimiento en España” y –por ende, también en la América colonial.
Fotos: @yricardopupo