José Ramón Artigas es un Maestro de Maestros, aunque en Cuba en los últimos tiempos se banalice demasiado el título. No todos pueden ni podrán cargar con tal distinción. Ni tan siquiera los años hacen a una persona merecedora de este noble calificativo. Se adquiere con el trabajo arduo, con una asombrosa dedicación y por ende con resultados a todas luces.
Artigas pasó la prueba aprendiendo de la realización televisiva todo lo que estuvo a su alcance. Para que se le llame Maestro con todo el respeto del mundo que entraña la misma palabra, Artigas concibió programas de alto nivel artístico, ha dirigido espectáculos de gran trascendencia en nuestra Isla y sobre todo cumplió y cumple con ese sagrado deber martiano de contribuir a la educación de los demás.
Dudo entonces que otros—con exiguos expedientes—permitan que se les llame maestros. Esa palabra reclama consideración.
Por la obra de toda una vida en el escenario audiovisual cubano y su contribución a la cultura nacional, al haber demostrado que en la pequeña pantalla es posible mostrar lo mejor del arte y la cultura local y universal, a José Ramón Artigas, Premio Nacional de Televisión 2007, distinguido por la Cultura Nacional en 1996 y Artista Emérito de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba se le confirió recientemente el Premio Excelencias 2018.
Aquí algunas de sus consideraciones:
«Hay quien dice que no quiere saber de los premios en estas edades porque a veces las personas dejan el mundo de los vivos. Hasta ahora gozo de buena salud y realmente el Premio sí fue una grata sorpresa. El año pasado cuando me pidieron grabar la ceremonia, me satisfizo mucho ver a nadie menos que al Doctor Rodrigo Álvarez Cambras recibiendo un Premio Excelencias. A un colega como Milton Díaz Cánter, una persona laboriosa y humilde recibiendo un Excelencias del Motor, que lo merece también. (En Cuba está mal valorada la modestia excesiva y ese es un gran mérito).
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«Ahora, de pronto, el buen colega y amigo Alexis Triana me pidió colaborar con la dirección artística, algo que ha sido parte de mi vida: 60 años en la televisión— que celebro ahora en junio—; otros 45 en la dirección de espectáculos de la mano de mi maestro Humberto Bravo—que fue también mi profesor de Dirección y Producción en Facultad de Humanidades de la Universidad de La Habana—; 25 años en el mundo de la docencia, primero en el Centro de Estudios de Radio y Televisión y luego en la Facultad de Medios Audiovisuales, donde tuve que asumir la presidencia de la Comisión de Carreras… todo ello constituyen grandes satisfacciones.»
¿Cómo será posible convertir cada espacio, por mínimo que sea, en una gran escena?
«Si todo el que tiene que ver desde su taxi, un lugar de cuentapropistas gastronómicos… desde cualquier sitio de la ciudad, con los videos que ponen, con la música que se escucha, con las personas que invita una Casa de la Cultura o a las que le da una peña, con todo el entramado de la cultura y por qué no de los medios también, si todos hiciéramos un poquito no estuviéramos tan mal.
«Tengamos siempre en cuenta que si existe un estado que ha dedicado dinero a manos llenas a la educación en primer término, a la cultura, a la ciencia, al deporte, al humanismo… ha sido este país.»
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