Por: Jorge Fernández Era
Eso lo sabe casi todo el mundo: somos la revista Arte por Excelencias, nos dirige el señor José Carlos de Santiago, y vamos rumbo a cumplir los primeros diez años de existencia. Pero la frase viene a colación porque en la galería Collage Habana del Fondo Cubano de Bienes Culturales, donde mismo se acaba de inaugurar la exposición fotográfica Somos, del artista del lente Roberto Chile, se ha hecho también la presentación oficial del número 36 de la revista, que lleva en su portada una de las icónicas imágenes de Chile que se exhiben en la institución de San Rafael entre Consulado e Industria, en Centro Habana.
La entrega de Arte… nos propone, entre otros trabajos, entrevistas al propio Roberto, al Premio Nacional de Artes Plásticas 2017 Eduardo Roca Salazar (Choco), a Sergio Sancho, director de la Feria de Arte Contemporáneo Urvanity, a Jaime Labastida Ochoa, director de la Academia Mexicana de la Lengua, y a Eduardo Ávila Rumayor, presidente del Comité Organizador de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana de Holguín. Asimismo, se destacan en sus páginas la estatura artística de dos Maestros de la música mundial: el pianista Frank Fernández —quien se unió en concierto a la joven agrupación rockera Sweet Lizzy Project— y el creador y director de la orquesta 440: Juan Luis Guerra. El Dossier de Artes Visuales da cabida esta vez a los artistas Víctor Alexis Puig, Jorge Sáenz y Lázaro Morgado.
La presentación de este número 36 fue presidida y animada por su editor ejecutivo, Alexis Triana, y contó con la presencia de Roberto Chile, del pintor Lester Campa y del periodista y crítico de arte Toni Piñera.
El artífice de la exposición Somos —en la que se resalta el sincretismo religioso de la población de ancestros africanos— compartió con los asistentes las emociones de la inauguración, cuando faltó poco para que la galería Collage Habana colapsara ante el arribo de tantas personas que no se quisieron perder el suceso:
«Ayer había muchas religiones aquí, pero la que predominaba era la de ser cubano. Aquí había representantes de todos los estratos del pueblo: de Guanabacoa, de Regla, hasta de Jagüey Grande. Yo le doy las gracias no solo a todos aquellos que me abrieron las puertas de sus casas y de sus templos, sino también de sus almas, y me permitieron retratar esos momentos que indudablemente forman parte también de la existencia de la nación cubana. En la entrevista que para la revista me hace Sandra Levinson, ella me recuerda que yo había dedicado casi toda mi vida a retratar a la Revolución y a Fidel, y me preguntaba cómo había sido hacerlo ahora con estas personas, cubanos de pura cepa. Yo le contesté que los trabajos patrióticos que había hecho hasta ahora los había hecho con mucha pasión, pero a este le había puesto la misma pasión que le había puesto a los demás, ni más ni menos, porque ellos también son la Revolución, también son Cuba».
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