Islas Baleares.- No son gigantes de brazos largos cuyas aspas voltean con el viento, sino bellos molinos que convierten el paisaje de las Islas Baleares en todo un espectáculo. Y es que el archipiélago balear cuenta con un auténtico paraíso de molinos entre sus tierras, con estructuras que han sobrevivido durante siglos al paso del tiempo y que en su día aportaron energía y sustento a los habitantes de las islas. Hoy día los molinos forman parte del patrimonio cultural y paisajístico de las Baleares, convirtiéndose en uno de los atractivos turísticos imprescindibles en cualquier visita a cada una de ellas que sorprende gratamente a quienes llegan por primera vez a este destino.
Un elemento característico del paisaje de las Islas Baleares
El primer molino que utilizaron los mallorquines fue el molino de vaivén, conocido popularmente como de “moló” o “amoló” (molino de mano), presente en todos los poblados talayóticos de Baleares y que atestigua la antigüedad de estas estructuras. Ya en 1229, los primeros molinos de viento servían para moler la harina, mientras que los de agua utilizaban las aguas subterráneas y de los torrentes. A pesar de que se han destruido y perdido un gran número de ellos a lo largo de los siglos, todavía hoy son una característica significativa del paisaje de las Islas Baleares.
Las cuatro Islas Baleares cuentan con un gran número de molinos, siendo Mallorca la que más conserva con unos 2.000 ejemplares. En el archipiélago balear destacan tres tipos de molinos:
- Harineros: El primero data de 1262, aunque no comenzaron a expandirse hasta hace poco más de 300 años. Están formados por una torre cilíndrica de 7 u 8 metros de altura, con un muro de un metro de grosor. Normalmente están hechos de piedra o revoques de cal y arena. Ya en su interior, se encuentra una escalera en forma de caracol, la cubierta móvil para orientar las aspas del molino y la maquinaria en la parte superior. En la zona inferior normalmente se encuentran las naves abovedadas que servían de vivienda al molinero y de almacén.
- De agua: Empiezan a llegar a las islas durante el siglo XIX. Se calcula que solo en Mallorca llegó a haber más de 4000 molinos de este tipo, de los cuales aún hoy siguen visibles un 80%. Su estructura consta de una torre redonda o cuadrada de 5 ó 6 metros de altura construida sobre el pozo de agua, mientras que en el interior estaba la bomba que vertía el agua en un estanque contiguo. Estos molinos hidráulicos son, además, un elemento imprescindible del paisaje cultural de la Serra de Tramuntana, declarados Patrimonio de la Humanidad en 2011 por la Unesco.
- De tracción animal: También llamados “de sangre”, existen en las Baleares desde el siglo XIV. Su gran particularidad es que utilizaban la fuerza animal, normalmente de un asno o un burro que giraba alrededor del molino moviendo el mecanismo de la muela para convertir la harina en trigo.
El Consell de Mallorca, además, restauró durante el pasado año 6 de sus molinos más emblemáticos e históricos con tal de unirse a la Ruta de los Molinos de la Eurorregión, formada por las Islas Baleares, Cataluña, Languedoc-Rosellón-Midi-Pyrénées. Los molinos restaurados son: des Fraret (Montuïri), de Fraret (Manacor), Son Gornals (Porreres), Can Garra Seca (Llucmajor), Nofre (Montuïri), y d'en Sopa (Manacor).
Un paseo por los bellos ingenios baleares de las fuerzas tradicionales
Mallorca: Los molinos mallorquines dan la bienvenida a todo aquel que aterriza en la isla inundando el paisaje con sus elegantes estructuras. Los más simbólicos son los que se utilizaban para extraer agua, caracterizados por su “flecha” y utilizados para bombear agua a un “sofret” o depósito de agua, y de los cuales hay unos 2500. Entre ellos, destacan los Molinos del Pla de Sant Jordi, un área que cuenta con unos 650 ejemplares. Asimismo, son muy representativos el Conjunto histórico del barrio del Jonquet de Palma con sus molinos (Bien de Interés Cultural con la categoría de conjunto histórico); los Molinos de la calle Industria de Palma (Conjunto Histórico Artístico); el sector comprendido entre las calles Indústria, Fàtima, Borguny y Antic (Bien de Interés Cultural); el Molino de Santa Ponça de Calvià (Incoado como monumento histórico artístico y Declarado Bien de Interés Cultural) y el Conjunto histórico de los molinos de Búger (Bien Catalogado).
Menorca: La isla menorquina fue la primera del archipiélago en contar con molinos de viento. En la actualidad cuenta con unos 30 ejemplares conservados en perfecto estado, aunque se estima que habría otros 12, en puntos menos visibles y con un peor estado de preservación. Destaca entre todos ellos el Molí de Dalt, construido en 1762 y que aún hoy en día conserva su estructura y su fachada. En su interior posee un museo etnológico en el que puede hacerse un recorrido entre las herramientas e instrumentos del campo de la época. El mejor conservado es el Molí des Comte de Ciutadella, construido en 1778 y utilizado principalmente para moler el trigo con el que obtener harina. También merece especial atención el Molí de Baix, también levantado en el municipio de Sant Lluís y que fue rehabilitado en 2015, utilizándose como espacio juvenil.
Ibiza: Dos molinos sobresalen entre todos los vestigios que quedan en la isla. Entre los puntos de interés de Sant Antoni, destaca sa Punta des Molí, conjunto de gran valor histórico, inaugurado en 1999, en el que puede visitarse un molino centenario, una noria, una sala de exposiciones, una antigua almazara y un auditorio; instalaciones que permiten conocer la forma de vida y las tradiciones de las islas pitiusas hasta comienzos del siglo XX, en un entorno de gran belleza. El otro de los imperdibles es el Molino de Puig d’en Valls, del cual se dispone de constancia documental desde 1971. Se trata de un molino harinero de viento que funcionó hasta 1940, cuando finalizada la Guerra Civil, un decreto detuvo la producción alimentaria, al igual que sucedió con otros molinos de la isla. Ya en 1992, el Consell Insular de Eivissa lo adquirió a sus últimos propietarios y restauró sus muros, aspas y maquinaria interior. Es el único de la isla que posee intacto todo el mecanismo y que se puede visitar.
Formentera: En la pequeña de las islas pitiusas predominaron los molinos de viento harineros. Concretamente en Sant Francesc Xavier, en la venta des Pi des Català, está el molino d’en Teuet, edificado en 1760 y considerado el más antiguo. También en Sant Francesc, en la venta de sa Miranda, se encuentra el molino de’n Jeroni, edificado a finales del siglo XVIII. En la parroquia de El Pilar de la Mola se encuentra el molino viejo, construido en 1778, y que dejó de moler en 1964.