«La idea de esta exposición surge de una conversación que sostuve con Alfredo Guevara, quien me contó que cuando era niño observó desde el balcón de su casa —próxima a la entrada de la bahía de La Habana— una inundación que arrastraba varias pamelas propiedad de una vecina, de quien se decía que era amante del entonces presidente de la República», reveló a el destacado pintor Luis Enrique Camejo.
La muestra, titulada La isla del día después, incluye un total de dieciocho piezas: once acuarelas de gran formato y siete más pequeñas, que son como «ensayos o bocetos» de futuros cuadros, y se mantendrá abierta al público hasta el 31 de diciembre en la galería Servando Cabrera, ubicada en 23 y 10, en el Vedado.
El título, refiere el pintor, resulta de la novela del escritor y filósofo italiano Umberto Eco, quien en 1994 publicó La isla del día de antes y «aunque la exposición no está basada en ese texto, sí tiene que ver con la mirada desde el distanciamiento, de lo inalcanzable: es una visión un poco idealizada y hasta romántica del fin».
Confirmó Camejo que, como es habitual en su proceso creativo, lo representado parte de fotografías, pero reconoce que en esta oportunidad están más manipuladas que en otras ocasiones: «hasta ahora mi trabajo se ha basado en la ciudad observada de adentro hacia afuera, y en esta oportunidad es al revés; es como la ciudad vista de afuera hacia adentro».
Las piezas que conforman La isla del día después son estremecedoras. Sin embargo, el pintor insiste en que su trabajo «habla por sí solo» y prefiere que sea el espectador quien lo interprete: «más que algo evidente, creo que esta exposición tiene un lenguaje muy metafórico. La primera impresión puede retrotraernos a un desastre natural, hoy vivimos un momento en que el hombre está constantemente pensando en que las islas van a desaparecer porque el nivel del mar va a subir, pero, más que un evento meteorológico, lo veo como un momento espiritual».
Este tema lo desarrolla Camejo desde hace un tiempo ya, y en la pasada Bienal de La Habana, por ejemplo, participó con la pieza Vacío, que aborda tópicos muy parecidos a los propuestos en La isla del día después: «es difícil imaginarnos la ciudad sin gente y, por lo tanto, es una manera de reflexionar hasta qué punto el hombre es el protagonista. Me pregunto ¿qué sucedería con la ciudad sin una visión humana? y en torno a ese distanciamiento, a esa extrañeza y a ese juego entre la posibilidad y la imposibilidad es que se está moviendo mi trabajo más reciente», dice.
Por último, adelantó que está trabajando en una serie de treinta piezas de gran formato (con las que posteriormente se hará un libro) que representan igual cantidad de ciudades del mundo, entre ellas, Nueva York, Madrid, París, Sevilla, Hong Kong, Mónaco y Londres, y por supuesto, La Habana. Además, en el primer trimestre de 2014 inaugurará una exposición retrospectiva en el Museo de Arte Contemporáneo de Panamá y, por vez primera, hará una escultura en bronce, algo que lo tiene «muy entusiasmado».
Por Estrella Díaz
Fuente: habanafilmfestival.com