Nueva York.- El “pop art”, uno de los movimientos artísticos más influyentes y cotizados del siglo XX, es a veces reducido a dos pintores, Andy Warhol y Roy Lichtenstein, pero el centro Walker de Minneapolis se acerca ahora a este arte con una mirada internacional que pasa por Argentina, Brasil y Japón.
La exposición “International Pop”, que se inaugura el 11 de abril y cierra el 6 de septiembre, sirve a este museo para celebrar sus 75 años de existencia manteniéndose entre los cinco centros más importantes de arte moderno y contemporáneo de Estados Unidos, a pesar de la notoria desventaja de su localización en Minnesota.
Entre el MoMA y el Guggenheim en Nueva York, el Museo de Arte Moderno de San Francisco o el Hirshorn de Washington, el Walker ha sabido durante tres cuartos de siglo jugar sus cartas fuera del circuito turístico habitual, apostando por lo multidisciplinar cuando casi nadie hablaba de ello.
“El Walker es mucho, mucho más que un museo. Cataliza el arte, lo cuestiona. Genera muchas preguntas, aunque quizá no queden contestadas”, aseguró la directora ejecutiva de la institución, Olga Viso, en Nueva York, donde se celebró el aniversario de la institución con la prensa.
Con una campaña de recaudación de fondos que se ha fijado los 75 millones de dólares como objetivo, en parte para ejecutar una ampliación que concluirá en 2017 y sacar más partido a su espectacular jardín escultórico, el centro de arte Walker desplegó en la Gran Manzana su manera siempre sorprendente de enfocar el arte moderno.
Así, al bucear en el “pop art” se centra en las reacciones que generó el movimiento más allá de sus fundadores, Warhol y Lichtenstein, que sí están presentes como detonantes de la conversación con unas Jackie Kennedy del primero y un Mickey Mouse del segundo.
En Latinoamérica, la exposición se encuentra con Delia Cancela y Eduardo Costa, artistas porteños que ofrecerán una charla sobre la producción artística en Buenos Aires a mediados de los sesenta, lo que se llamó el “Pop Lunfardo”.
Ese “pop” que, nacido alrededor de la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires, se desgarró de la frivolidad y el materialismo y adoptó la particularidad de tener “una aproximación conceptual mucho más política”, según el museo.
Brasil, por ejemplo, desarrolló una “nueva conciencia” en el espectro abierto por Warhol y Lichtenstein y ofrece “una de las partes más vibrantes de la exposición”, según los organizadores.
“Los artistas brasileños miraban con mucha desconfianza al pop estadounidense, asociándolo con su gobierno que apoyó la dictadura en Brasil”, dicen desde el museo.
Waldemar Cordeiro, Nelson Leirner, Antonio Manuel, Antonio Dias, Anna Maria Maiolino, Raymundo Colares, Rubens Gerchman y Antônio Henrique Amaral fueron esos reinterpretadores de la iconografía pop.
La respuesta “sardónica” desde artistas tokiotas, como la definen en el centro Walker, la emergencia del “Independent Group” en el Reino Unido, con Peter Blake o Pauline Boty, o el “realismo capitalista” alemán de ese período completan esta exposición.
Los comisarios de la muestra, Darsie Alexander y Bartholomew Ryan, entienden pues el arte pop “no como un estilo o marca artísticos concretos, sino como un espíritu itinerante y un ‘ethos' que se movía con fuerza sin precedentes en la cultura de los años 60”.
En total, unas 140 piezas de arte de un centenar artistas de 14 países distintos rubrican esta afirmación, en una muestra que tendrán un recorrido igualmente nómada, pues una vez terminada su estancia en Minneapolis recalará en el Museo de Arte de Dallas y en el Museo de Arte de Philadelphia.
Fuente: elnuevoherald.com