Pasar al contenido principal
Maquiamelo: "El buen arte tiene que hacer pensar"
25February

Maquiamelo: "El buen arte tiene que hacer pensar"

Por Paola Ruggiero (enviada especial a JusMad)

La Art For Heart Foundation es una organización en Colombia que se dedica básicamente a apoyar comunidades indígenas en vías de extinción o que están sufriendo desplazamientos por las guerrillas paramilitares.

 

Los artistas que apoyan asisten a diferentes eventos y donan parte del valor por el cual se venden sus obras en las ferias internacionales, para apoyar esas comunidades con medicinas, educación y hospedaje cuando sufren desplazamientos por la guerra.

 

Abraham, por ejemplo, es un artista español que está colaborando y Maquiamelo, un creador colombiano que accedió a conversar con Excelencias desde los predios donde se desarrolla JustMad.

 

¿A qué se debió la selección de las obras y de los tres artistas entre los que te incluyes?

 

La galería trabaja con cinco artistas, dos son indígenas Timi Yaptu y Carlos Jacanamijoy. Mi tema es indígena, siempre ha sido un tema antropológico, en el caso de mi obra la inquietud social viene de Ecuador y de Perú, mi madre es ecuatoriana.

 

El tema de la reducción de cabezas como una práctica religiosa -que es lo que se intenta esbozar con estas exposiciones-, no es una práctica salvaje, porque jíbaro, la palabra jíbaro es salvaje, pero también jíbaro en Colombia es el  vendedor de drogas. En este  caso para mí jíbaro es un acto cultural y es lo que quiero demostrar con el tema de la reducción de cabeza, coserle la boca para que no escape el alma.

 

En el caso de Abraham es interesante porque él trabaja sobre tostadas, que es algo muy común a nosotros. Le gente habla de si tiene gluten o no tiene, pero es parte de la alimentación diaria.

 

Él pinta una tostada diaria, no la repite, y depende de donde est{e: si estuvo en la plaza de toros ese día entonces tiene un matador y le pone el traje de luces; pero si un día se comió una sandía, entonces, ya imaginas; o usa palabras, por ejemplo, al agua patos, el pato rosado; también está esa experiencia en la que el niño va a ducharse, y los colores son bastante estridentes, divertidos y tiene pedrería porque él dice que es un joyero frustrado.

 

Trata escenas típicas de la vida cotidiana...

 

Hay cosas muy interesante que trajo que me sorprendieron porque no nos veíamos desde hace un tiempo. Nosotros hicimos un cambio entre amigos y él me dice "mira ahí puse uno de tus cuadros anteriores, lo metí ahí", "tengo la ducha, de la ducha me gusta cómo caen las piedras’’; ese es su baño, el de su casa, es un detalle de una silla que tiene en la sala, todo está como conectado. En el caso de los toreros, uno está de frente y el otro, en cambio, lo pone de espalda. Es bastante anecdótico.

 

Tú trabajas con temas políticos, más antropológicos y esta muestra que nos traes, ¿de qué trata?

 

Esta se llama Disney Trump. Es como un parque de diversiones liderado por esos personajes: Donald Trump; el  vicepresidente se llama Mickey,  entonces he hecho la analogía, comparándolos, como que Mickey y Donald están en el poder, liderando toda esta nueva civilización.

 

Por ejemplo el payaso, Ronald MacDonald, el cabello no es pelo, es estropajo que se utiliza para limpiar las ollas y la piel de la cara es de los guantes de la gente que trabaja ahí limpiando. Habla un poco de la lucha de clases, de la desigualdad social, es una obra comprometida políticamente. Alguien me decía "¿quién va en el jeep destruido?", eso se lo dejo a la persona que es la que va a interpretar. Pero en la imagen de la escultura de Mickey se pueden ver las dos facetas, cómo era la escultura al principio y cómo se empieza a transformar en lo otro. Detrás tienes el planeta Marte. ¿Por qué está Marte? Marte habla del calentamiento global, o sea, hacia donde estamos llevando la Tierra. Se entiende que en Marte hubo agua y algo pasó después de la existencia de una civilización. Pero también Marte es el dios de la guerra en la mitología griega.

 

Para mí siempre es interesante, dos o tres guías de pensamiento hacia una obra, eso es lo que está ahí. Se ve la bandera de Estados Unidos pero desvencijada, como que han tomado malas decisiones y mira lo que pasa, como esas películas apocalípticas que te muestran la estatua de la libertad hundiéndose o una civilización ya en ruinas que le estamos dejando a las futuras generaciones.    

 

¿Hay un hilo conductor entre los cinco artistas que componen la galería? ¿Hay un tema de técnica, generacional?

 

Digamos que son bastante disímiles pero puede haber una correlación con los dos artistas que te nombré, Jacanamijoy  y Timi Yaptu, en cuanto a que son indígenas. A mí me dicen llegó jíbaro, no el vendedor de drogas, sino jíbaro reductor de cabezas, porque me siento bastante identificado con lo que ellos piensan de Norte, Sur, Este, Oeste; el sentido del tiempo, de lo material. Me interesa bastante y además me siento muy comprometido con apoyar a esos humanos que tienen otra historia y tienen que vivir en medio de tanto enfrentamiento, entre fuerzas como los paramilitares, guerrillas, ejércitos.

 

Ellos están en un sándwich y si nosotros no hacemos algo para defenderlos es un exterminio lo que está pasando. Por ejemplo, el caso de la aculturación: hace 10, 20 años yo me metía en la selva y no veía lo que ahora, todos con celulares, conectados en un mundo súper informado pero perdiendo sus costumbres.

 

Solamente los que lo han explotado bien son los farmacéuticos, que van allá, sacan las recetas, haciendo las fórmulas de algunos medicamentos, ¿a cambio de qué?, de darles licor o aspirinas, porque he viajado con cuanto antropólogo te imaginas a la selva. Para mí es una causa, la mayor parte de mi obra no la hago por dinero, sino para poder apoyar el movimiento. Soy un activista de alguna manera.

¿Es la primera vez que la galería expone aquí en Madrid?

 

Es la tercera.

 

¿Sólo en JustMAD o han estado en otras ferias también?

 

En JustMAD. El año próximo tenemos una invitación para ArtMadrid, pero básicamente hemos estado en JustMAD  y nos ha ido muy bien.

 

¿Qué es lo interesante de la feria?

 

Es una feria muy buena, tiene buen nivel, emergen propuestas bien interesantes. El año pasado a los artistas que vinimos nos dieron muchas ideas, vimos que no iba a ser tan fácil, hay buena calidad, propuestas raras. Hay ferias que son políticamente correctas, no permiten cierto tipo de obras.

 

El Disney Trump lo aceptan, ha logrado titulares de prensa, pero no es una obra fácil de exhibir, no es para cualquier cosa, es para un museo, pero cuando el mensaje logra fluir y se tiene la oportunidad de exhibirla son más personas las que se identifican porque el buen arte tiene que hacer pensar, más allá de si es bonito o feo, lo importante es qué te trasmiten, hacer reflexionar: algo está mal en este mundo.

 

Y del valor como artista y galerista de venir a una vitrina internacional como JustMAD,  ¿qué nos puedes decir?

 

Es bueno, es toda una experiencia. Yo soy un artista que me muevo mucho en museos, allí la obra tiene una potencia. En la feria es bueno porque logras escuchar al público, qué piensa, porque lo importante no es lo que uno piensa al final del día, sino con lo que se queda la gente. Yo me volví artista por un trauma, iba a muchas exposiciones y no me gustaba y conocí a un artista, Luigi Stornaiolo, en Ecuador, vi una muestra y le dije a mi padre “a esa sí quiero ir” porque me parecía grotesco pero me llamó la atención y cuando fui me asombré y dije ‘’yo quiero ser artista como ese tipo’’. Vi que no hacía algo complaciente, era un arte totalmente transgresor, raro, pero había una magia del color, y empecé a ver que había algo más allá de si era bonita o fea la pintura, vi que había un discurso y me atrapó el discurso.