Una muestra de virtuosismo como intérprete, compositor y arreglista entregó el maestro Frank Fernández en el concierto De Holguín para Iberoamérica, protagonizado junto a importantes músicos holguineros en el Teatro Eddy Suñol, como apertura de la XXV Fiesta de la Cultura Iberoamericana, y celebrando, además, sus 75 años de vida, 60 de ellos dedicados a la música.
El programa de la noche –unas 20 piezas, cerca de tres horas de concierto– fue casi absolutamente cubano, lo que nos confirma que la música de Frank es sinónimo de cubanía. En él la Patria es ascensión, crecimiento, necesidad… y va de la mano de Manuel Saumell, Ignacio Cervantes, Ernesto Lecuona… a los que ha grabado varias veces. La tradición insular entronca en su amplia obra con lo mejor y más brillante del repertorio clásico mundial, principalmente la pianística del siglo XIX, entre ellos Franz Liszt, la famosa escuela rusa de piano, la música popular cubana y latinoamericana... En el concierto, salvo el conocido Ave María, de Franz Schubert, dedicado en esta ocasión a la recientemente desaparecida prima ballerina assoluta Alicia Alonso y cuya trascripción para piano realizó el propio Frank; Adagio (Amore perduto), del compositor italiano del barroco Tomaso Albinoni; Alfonsina y el mar, conocida zamba del pianista argentino Ariel Ramírez y el escritor Félix Luna; y dos hermosas canciones, de la autoría de los mexicanos María Grever y Armando Manzanero, respectivamente, Júrame y Esta tarde vi llover, temas que, por las cercanías geográficas y artísticas, han sido interpretados frecuentemente por varias generaciones de músicos cubanos.
Lo demás, incluida su Suite para dos pianos, donde se pasea a su antojo por varias zonas del folklore latinoamericano, para nada fáciles de llevar de recrear, tiene la impronta raigal de la cubanía.
Frank mostró sus dotes como intérprete excepcional –mantenidas en alto durante todo el concierto– en temas como La tarde y Perla marina, de Sindo Garay, con transcripciones para piano suyas. En Adagio (Amore perduto) acompañó al tenor holguinero Yuri Hernández en uno de los momentos más hermosos de la noche. Yuri, para los delegados extranjeros que no lo conocían fue todo una revelación, y a quienes palpamos la cercanía de su música nos reafirmó por qué está catalogado como de los intérpretes del canto lírico más importantes de nuestro país. Su trabajo en escenarios cubanos e internacionales en obras como Lola Cruz, María la O, Los Gavilanes, Cavalleria Rusticana, Lucia di Lammermoor, El holandés errante, Tannhäuser… lo reafirman.
Interpretó en el concierto –con dirección artística suya y de Isabel García Granado– dos joyas del pentagrama pianístico de Ernesto Lecuona: Córdova y Gitanerías. “Lecuona es una escuela de piano, no solo en Cuba, sino en cualquier lugar del mundo. La dificultad de sus composiciones hace de su música una cosa extraordinaria. Para mí sus Danzas para piano son sobresalientes y dentro de ellas, estas dos no son las más famosas. Quiero hacer esto porque me parece que es bueno contribuir también a divulgar cosas maravillosas, aunque no hayan sido famosas, quizá en el caso de Gitanerías sí es un poco más conocida, pero Córdova es una de las danzas más humildes, más íntimas, y que a mí me parece una ensoñación, por lo que la amo mucho. Ya Gitanerías tiene eso del brío del mundo flamenco”, comentó. A Lecuona volvería, en la segunda parte, con La comparsa y Malagueña, junto a la Orquesta de Cámara de Holguín.
Uno de los momentos más aplaudidos de la noche fue su Suite para dos pianos, integrada por las danzas Bolero, Vals joropo, Conga de mediodía, Habanera y Zapateo por derecho, esta última el resultado de una mezclas de elementos del folclore llanero de toda Latinoamérica. En la última danza de la Suite, Zapateo por derecho, estuvo acompañado en el escenario por cuatro bailarines (Lianet Díaz, Marianela Pérez, Osvaldo Cardero y Gabriel Pérez) de la Compañía de Danza Contemporánea Codanza, interpretando una coreografía de la maestra Maricel Godoy.
Con la Orquesta de Cámara de Holguín, dirigida por el compositor, arreglista y profesor Oreste Saavedra, interpretó dos clásicos latinoamericanos: Alfonsina y el mar, de Ramírez y Luna, y Esta tarde vi llover, de Manzanero,en la voz de Yuri Hernández, a quien había acompañado antes en otro temas necesario: Júrame, de la Grever. A partir de este momento, la Orquesta de Cámara de Holguín adquirió un protagonismo singular y merecido en todo el concierto, lo que ha convertido en una de las agrupaciones fundamentales de la vanguardia del panorama musical holguinero. En esta oportunidad trabajaron con varios músicos invitados, que interpretaron otros instrumentos: flauta, oboe, clarinete, basson, corno, trompeta, trombón y percusión.
Graduado del famoso Conservatorio Tchaikovski de Moscú, Frank Fernández ha compuesto más de 650 obras para diferentes formatos, entre ellos coros, orquestas sinfónicas, de cámara, cine, televisión… De estas últimas piezas escuchamos parte de la banda sonora del serial La gran rebelión: Tema de amor y Tema de la esperanza, y de la telenovela Tierra Brava: Tema de Rosaura, Tema de presentación y Tema de amor, este junto al violín del joven Javier Cardosa. También Canción de la mañana, Tema del Che y Canción trovadoresca, escrita para el documental Cuando pienso en el Che, a partir de la letra del poema “Canción antigua a Che Guevara”, de Mirta Aguirre. Aquí se acompañó con las voces del Orfeón Holguín, dirigido por María F. Aldana.
No podía faltar en el programa La bella cubana, de José White, y como colofón del concierto inaugural de la Fiesta Iberoamericana, el conocido tema de presentación de la telenovela Tierra Brava.
“Estoy muy conmovido y feliz de estar en mi provincia y en esta Fiesta de la Cultura Iberoamericana, que tiene tanto significado, sobre todo en momentos en que el mundo vive todas estas situaciones contradictorias”, comentó después de recibir reconocimientos del Sectorial Provincial de Cultura, la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos “Faustino Oramas”… La institución que organiza cada año la Fiesta le entregó su Distinción Casa de Iberoamérica, mientras el Consejo Provincial de las Artes Escénicas y el Suñol, le entregaron la Distinción Teatro Eddy Suñol, por “su aporte al enriquecimiento del acervo cultural del pueblo”.
Fotos: Wilker López
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