Pasar al contenido principal
Dos de Francia y una de España
23April
Bienal de La Habana

Dos de Francia y una de España

Tres exposiciones, muy diferentes en cuanto a expresiones visuales, pero con el punto común de centrarse en problemas contemporáneos inherentes al ser humano, se exhiben en la Fototeca de Cuba (Plaza Vieja, Centro Histórico de La Habana) como parte de la XIII Bienal de La Habana: Amar las diferencias, de la francesa Leila Alaoui (de la serie Moroccans, papel sobre pared, auspiciada por Gallería Continua y la Fundación Alaoui); Estudio para un jabón, del artista galo Emmanuel Tussore; y 20 red lights, del español Max de Esteban.

Leila Alaoui (París, 1982-Brurkina Faso, 2016) estudió fotografía en la Universidad de Nueva York. Obras suyas han sido expuestas en su país natal y en Suecia, Portugal y Estados Unidos. Se unió a varias campañas de carácter humanitario, y en una de ellas, mientras defendía los derechos de las mujeres, fue víctima de un ataque terrorista en la ciudad de Ouagadougou. La fundación que lleva su nombre tiene como objetivo «defender sus valores e inspirar y apoyar el compromiso artístico a favor de la dignidad humana». Amar las diferencias fue producida por la artista tras un viaje por Marruecos con un estudio móvil, «tejiendo un retrato multifacético de un país a través de sus habitantes». Está inspirada «en el proyecto del artista italiano Michelangelo Pistoletto, con el que el creador aglutina por medio de distintas manifestaciones artísticas a los países que se asoman al Mar Mediterráneo. Leila Alaoui, a su vez, frente a la pregunta ¿de dónde eres?, acostumbra responder: soy mediterránea. Así, el curador de esta muestra, Lorenzo Fiaschi, decidió trazar una línea entre los dos artistas para celebrar, desde este terreno común, el respeto y el amor al otro».

Enmanuel Tussore (1984), un creador que se ha movido entre la fotografía, la escultura, la instalación y el performance, construyó su escultórica pieza con jabón de la ciudad siria de Alepo, la misma que la guerra impulsada por las fuerzas antigubernamentales de ese país, con el apoyo de las potencias imperialistas, han destruido con sus bombardeos. Así, esta alegoría de dicho desastre hace pensar en lo que significa para la gente y para el patrimonio material e inmaterial el acabar con la propia cultura. Alrededor de la pieza central de jabón, construida también a la manera tradicional en que se levanta un muro, se encuentran un conjunto de fotografías enmarcadas de detalles de la obra que le dan más dramatismo a la composición.

Por su parte, la serie de fotografías 20 red lights, anunciada por el propio Max de Esteban (1959) como un ensayo político, «desvela las implicaciones de la financialización digital de la economía y su relación con la radicalización de la agenda neoliberal, un tema de suma importancia en el contexto de nuestra cultura global que merece una reflexión rigurosa desde el arte o el pensamiento crítico a la hora de pensar en otras redes y confluencias posibles». El fotógrafo español establece un contraste marcado entre las imágenes en blanco y negro y círculos rojos que sitúa sobre las fotografías a manera de llamado de atención, valiéndose además de textos explicativos sobre diferentes conceptos utilizados en el mundo de las finanzas, como el referido a la palabra revolver, que acá adquiere otra connotación: «Línea de crédito garantizada que permite, a discreción del prestatario y hasta un límite aprobado previamente, la disposición, devolución y redisposición de fondos en cualquier momento previo a su vencimiento. Los préstamos de tarjeta de crédito y los descubiertos bancarios son ejemplos de préstamos revolver».

Le puede interesar: 

Arte y pasión de España en la Bienal

Yves Trémorin en la Bienal: No hago instantáneas