Mercedes Lara: “Trato que mis obras aborden cuestiones globales”

El universo y la naturaleza, abordados desde conceptos como la problemática espacio-tiempo o el protagonismo de la luz y del color, se unen en la propuesta de Mercedes Lara, Es cuestión de tiempo. En ella, cinco obras expresan esta visión de la artista manchega sobre el cosmos y la incidencia de los cambios en el mundo. En la Galería Lucía Mendoza, donde estará presente la exposición hasta el 15 de julio, Mercedes Lara hablaba para Arte por Excelencias sobre los secretos de su propuesta.

¿Qué puede entender alguien que vea esta exposición, sin una explicación anterior?

Lo que yo pretendo es que la exposición funcione por sí misma, es decir, si alguien viene y nadie le explica nada, que aun así la propuesta le llegue. Para mí, es muy importante la parte emocional de una exposición. La parte teórica o intelectual es importante, porque si no hay un concepto detrás la idea se cae, pero mi lenguaje es el lenguaje plástico, y creo que las cosas nos tienen que decir a cada uno algo distinto.

No hay una forma única de entender una obra.

Al final, en una exposición se cierra el ciclo cuando la gente la ve y siente lo que cada uno quiere o puede.

No obstante, esta obra gira en torno a la problemática espacio-tiempo. ¿Qué es lo que te interesa tanto sobre esta cuestión?

Pienso que me preocupa el tiempo porque siempre he tenido la sensación de llegar tarde a todos sitios. Es una obsesión muy personal sobre ello. Además, no me gusta mirarme el ombligo y contar pequeñeces sobre mí, sino que las cosas aborden cuestiones relevantes, dentro de que sea algo que me afecte. Para mí el tiempo es una temática global, y da igual de dónde vengas o a dónde vayas, que nos afecta a todos. De igual forma pasa con el universo o con la naturaleza. Dentro de que son temas que a mí me apasionan, trato de que sean cuestiones globales.

De igual manera, la luz y el color también son tremendamente importantes en esta exposición...

El color y la luz juegan en Es cuestión de tiempo un papel fundamental, solo tienes que fijarte en la presencia del pan de oro o en los reflejos del latón. Al final, la cuestión de la luz es casi tan importante como la presencia del agua, algo que está continuamente presente. En esta exposición he intentado ser algo más sobria de lo habitual, pero la luz y el color acaban siempre apareciendo.

¿Por qué has escogido esos materiales concretos?

Intento siempre utilizar materiales muy naturales, lo más reciclables posibles, etc. En definitiva, aquellos que menos dañen, pero que también transmitan. Al final, los materiales naturales siempre transmiten. El fieltro, por ejemplo, es un material que se puede doblar, pintar, coser, pegar, etc, además de que es una gozada tocarlo. En cuanto al pan de oro, es un material de lujo, porque visualmente es muy llamativo, y cultural e históricamente es un material que ha funcionado en todas las civilizaciones. Visto aquí, tiene un significado: el agua es el oro líquido, y hay que cuidarlo. Además, los reflejos que produce me llevan mucho a la cuestión del movimiento y del tiempo.

Muchas de tus obras giran en torno al agua y de todo lo que genera alrededor.

Creo que, con este cambio climático, es lo que hay que reivindicar, y ser conscientes de que hay que cuidarlo. Por ejemplo, en relación a mi obra Amazonas, madre agua, estuve leyendo mucho sobre este lugar, y allí existen muchos pequeños ecosistemas que funcionan por la presencia del agua, pero también porque hay unos animales que crean una vegetación concreta. A su vez, esa vegetación le da al agua unas características concretas… Todo está en un continuo diálogo, por lo que es tan importante cuidar el agua como todo lo que hay alrededor.

¿Qué dificultades ha supuesto pasar de trabajar con materiales la como madera a hacerlo a otros usados de forma menos habitual en el arte, como puede ser el fieltro?

Al principio no sabía cómo trabajarlo, pero al final es todo prueba-error. Conseguí pegar una tela entre fieltro y fieltro, donde puse el pan de oro del que dispone la obra. No obstante, se podría haber realizado también en madera, ya que es perfectamente acoplable a mi fórmula habitual. Pero me parecía importante este aspecto de cuidar todos los detalles, ya que se trata de una exposición individual, donde lo que se cuenta lo cuento desde mi visión. Los materiales es algo que cuido mucho porque pienso que cada material te puede contar una cosa distinta.

¿Qué importancia tiene en tus propuestas la disposición de las obras y la gestión de la sala expositiva?

En Es cuestión de tiempo, por ejemplo, todo está colocado de manera muy instalativa, porque al final, para un artista, la sala de exposiciones es el lugar donde ocurren las cosas, como en el mito de la caverna de Platón. Nuestra realidad es la que vemos aquí, por lo que me parece muy importante cuando se expone, que toda esa exposición tenga un diálogo, de manera que la obra nos cuente una historia.

Sobre la cuestión de la disposición, me parece casi tan importante elegir las piezas como el hecho de decidir cómo colocarlas, porque las podemos leer de muy diversas formas. Somos lo que somos más las circunstancias o nuestro punto de vista. Es importante, por ello, el cómo lo veamos, para que nos cuente mejor una historia. Si te dan una sala y te dejan colgar lo que quieras, me parece importante contar la historia como uno la quiere contar.

¿Has tenido en esta galería total libertad a la hora de escoger esta disposición?

Absolutamente. Es muy fácil trabajar con la Galería Lucía Mendoza. Siempre hay momentos de discusión sobre qué te parece una cosa u otra, pero ellos lo que hacen siempre es ayudar.

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