Por: Ivón Peñalver
Con un nombre que el azar quiso recordase a uno de los grandes exponentes de la televisión cubana, y sin vínculo filial posible, Manuel (Manolito) Ortega, es referente hoy entre los directores de espacios musicales de la televisión cubana.
Su nombre comenzó a resultar más cercano desde el Canal Habana y la realización de programas de fin de año. Luego vino Conexión, a la par que sus videos clips amparados por un uso muy articulado del color, la fotografía, la edición, entre otros recursos destacables, iban sentando un estilo propio de hacer.
El camino continuó tejiéndose y hoy se puede hablar de propuestas que identifican su trabajo. Director de la segunda temporada de Sonando en Cuba, Bailando en Cuba, Quién Vive y el espacio de fin de año Va por Cuba, del canal Cubavisión; sus propuestas significan una puesta en pantalla diferente. Es por ello que cabe preguntarse si es posible encontrar una estética común entre las propuestas que comanda Manolo Ortega.
Sin duda, sí la hay, y es una postura consciente de que la dinámica visual sea distinta para el televidente. Entre la segunda temporada de Sonando y Bailando, aun cuando se trata de espectáculos diferentes que llevan consigo conceptos distintos, el denominador común sale a relucir a partir de la búsqueda de la elegancia en la construcción de los mundos; igualmente la fotografía, directamente relacionada con una ambientación que por sí misma habla del tema del programa, es un atributo a señalar. También el diseño de luces, que por momentos es igualmente narrativo; el diseño de vestuario, que más que complemento es hacedor de información; y por supuesto, la selección de los temas, es un modo de concebir el guion en que la información resulta directa, clara pero sin dejar de apelar a las emociones; es el modo de hacer cómplice al que está sentado en casa.
En un momento se pensó que Sonando, Bailando y otro programa que no llegó a realizarse, fuesen una especie de franquicia que tributara a RTV Comercial, con una estética común. No ha sido del todo así; no obstante, en nuestro caso dejamos definidos el rumbo que pretendíamos para nuestro trabajo.
Sin duda propuestas de este tipo llevan consigo el trabajo mancomunado de muchas personas. Manolo Ortega suele trabajar con un mismo equipo y los resultados han sido alentadores. ¿Qué se necesita para formar parte del equipo de Manolo Ortega?
Te confieso que no mucho (sonríe). Creo que solo ganas de trabajar, ganas de brindar lo mejor de lo que cada uno sepa hacer y eso sí, ganas de crear… Todo el mundo dentro del equipo es sumamente importante y así se lo hago saber y lo mejor, la vida se los demuestra cada vez. Desde el inicio me acompañaron Elisandra Reigosa en la producción general, Vladimir Barberán como director de fotografía, Yaser Álvarez en la escenografía y Maikel Martínez en la dirección de arte, Yanelis Pérez en la dirección de vestuario, Víctor López es el encargado de toda la gráfica, Ernesto Reyes en la edición, Lil Romero es la guionista de todos mis proyectos, Roclan González con Revolution en la concepción coreográfica, mientras Carmen Souto se encarga de la dirección y asesoramiento musical. Mis asistentes de dirección, la mano derecha en la ejecución de las ideas, María Elena García e Ijorky Morales. Por supuesto, se van sumando nuevos nombres que han heredado los mismos deseos de hacer y de creer en estos proyectos, como Jorge Wilson en la co-dirección, Joana Vidal como asistente, y un equipo de productores y de avituallamiento que hace realidad todo esto.
Es curioso porque al unirnos en Sonando en Cuba no teníamos la experiencia para asumir proyectos de este tipo, solo teníamos claro que necesitábamos móviles que atrajeran la atención del televidente desde una visualidad diferente. Todos queríamos un gran espectáculo que tendríamos que armar día a día, aprendiendo cada vez de lo que en el mundo en materia de espectáculo se hace, siempre haciendo prevalecer la esencia cubana. Lo mismo sucedió en Bailando: fuimos conociendo cómo encarar un espectáculo danzario a partir de la dinámica de trabajo diario, y así fuimos creciendo juntos e hicimos crecer el espacio.
Un equipo de trabajo que te acompaña en las sonrisas pero también en las situaciones difíciles. Ahora mismo vale recordar que Bailando en Cuba fue una propuesta que se fue ganando a un televidente, incluso a veces incrédulo de las posibilidades del espacio. ¿Dónde estuvo la magia y cómo lograr revertir una visión inicial?
Sí, al inicio el público esperaba otra edición de un programa como Para Bailar, que fue un programa de la década del 80 que caló en el gusto popular de modo muy especial y había sido hasta entonces el único programa dedicado al baile que se recordara. Sin embargo, teníamos claro que en 2017 no cabía otra reedición de ese Para Bailar: era necesario crear un trabajo más elaborado, un espectáculo en su sentido más amplio. Las personas fueron entendiendo que se trataría de una visión más fresca y elaborada. Y los resultados quedaron por encima de las expectativas.
Bailando en Cuba recientemente fue laureado en la Convención de la TV como mejor programa musical, ¿qué significa esto a las puertas de una nueva temporada?, ¿cómo será esta próxima edición?
Que el público haya aceptado la propuesta, que haya llegado a convertirse en un fenómeno popular, a pesar de lo novedoso de la entrega, fue un reto con un feliz final, y esa es la respuesta. Nos satisfizo que tanto esfuerzo además haya podio ser premiado, aunque esa no fuera la finalidad pero fue, pues, excelente noticia entonces. Para esta segunda temporada estamos trabajando mucho porque siempre son grandes las expectativas que genera un proyecto anterior, y aunque no faltan los temores, nos proponemos demostrar que segundas partes sí pueden ser buenas.
Para esta oportunidad la experiencia valdrá mucho ya el equipo está engrasado y sabe cómo resolver los problemas, cómo enfrentarse a los cambios que se presentan de inmediato; habrá en esta temporada variaciones en los conductores, en la propia manera de votar; la dinámica de los programas igualmente sufrirá modificaciones para mejor; de hecho los programas iniciales tendrán otro ritmo y otra voluntad en favor de la competencia. Todo ello en función de lograr un mejor espectáculo.
Cuentan los profesionales que te acompañan en cada proyecto, que eres incansable, ¿cuánta posibilidad de soñar te ofrece esta alianza de trabajo con RTV Comercial?
Este es un agradecimiento que no puede faltar en la conversación, hemos tenido toda la confianza de RTV para llevar a vías de hecho lo que nos hemos proyectado, y la creación en ese sentido no ha estado limitada; todo lo contrario. Hemos vivido jornadas intensas de trabajo pero todo ha armonizado.
¿Y al Ortega realizador de audiovisuales, le dejan oportunidad las propuestas televisivas que hoy lo comprometen?
No, no me queda apenas tiempo libre pero claro que tengo que hacer un espacio para volver al mundo del clip, es una parte de mí que se queda un tanto en silencio pero que clama por decir y caso sé que le tendré que hacer. Así que realizar un audiovisual será como volver a casa buscando el amparo de una familia que me vio salir en busca de nuevos horizontes, pero que siempre me espera.
Mientras esto ocurre se ultiman detalles para la salida al aire de la segunda temporada de Bailando en Cuba, un espacio que ya comienza a ser esperado, y que afirma que para alcanzar el éxito basta aferrarse a la máxima de crear, trabajar y vivir… esa es la cuestión.