Arte por Excelencias formó parte, en vísperas del día en que se conmemora el aniversario ciento cincuenta de ser entonado por primera vez el Himno Nacional cubano, de la amplia delegación de artistas y personalidades, invitados todos a la Fiesta de la Cubanía en Bayamo, que acompañaron al ministro de Cultura, Alpidio Alonso, en la inauguración de las obras de ampliación del Museo de La Demajagua, lugar donde hace también siglo y medio se iniciaron las guerras de independencia de la mayor de las Antillas.
Desde las actrices Adela Legrá y Eslinda Núñez, la artista plástica Flora Fong, el director de cine Manuel Herrera, el investigador Ernesto Limia, hasta el director del Centro Promotor del Humor, Kike Quiñones, pudieron constatar el empeño de trabajadores y autoridades del territorio —también presentes en el recorrido— por dotar a ese altar de la patria cubana de un guion museográfico más acorde con los tiempos que corren, así como de mayores facilidades al personal que allí labora y a los múltiples visitantes que recibe a diario. Con ese fin La Demajagua contará en lo adelante con una sala de protocolo hermosamente engalanada por artistas del territorio.
En breve serán iniciadas labores de excavación en el hermoso entorno de la finca, con vistas a encontrar objetos que formaron parte de la casona y el ingenio que, en ocasión del centenario de los hechos del 10 de Octubre de 1868, se convirtieran en uno de los monumentos más solemnes de la nación, con un largo muro de piedras que sostiene la campana que un día llamó a la redención de los hombres, y unas ruedas de hierro flanqueadas por un vetusto jagüey que se han convertido en un sello de identidad del lugar. Arte por Excelencias recogió en exclusiva las declaraciones de la directora del sitio patrimonial, Damarys Díaz Solá: «Se hizo un estudio geofísico en el lugar, ya que se presume que existan objetos museables en el área de la finca, cerca de los restos del ingenio. Se realizarán excavaciones arqueológicas que permitan encontrar vasijas y otros objetos relacionados con la vida de Céspedes, que se sumarían a la colección del Museo».
Entre los objetos expuestos en el Museo de La Demajagua se encuentran la escarapela usada por Carlos Manuel de Céspedes, un tintero que perteneció al mayor general Bartolomé Masó, armas utilizadas durante las guerras independentistas y varias piezas encontradas en el sitio, declarado Monumento Nacional.
A solo quince kilómetros de Manzanillo, la segunda ciudad en importancia de la provincia Granma, se encuentra el otrora ingenio de La Demajagua, lugar donde el 10 de octubre de 1868 Carlos Manuel de Céspedes le diera la libertad a sus esclavos y proclamara la independencia de Cuba, comenzando así un largo proceso emancipador. Fueron los hechos que hicieron exclamar al Héroe Nacional cubano José Martí, exactamente veintiún años después: «Sí, aquellos tiempos fueron maravillosos. Hay tiempos de maravilla en que para restablecer el equilibrio interrumpido de los derechos esenciales a la paz de los pueblos aparece la guerra, que es un ahorro de tiempo y de desdicha, y consume los obstáculos al bienestar del hombre en una conflagración purificadora y necesaria».
El ministro de Cultura elogió el esfuerzo realizado por el pueblo granmense para celebrar, con todos los honores que merece, estas fechas tan importantes para la historia y la cultura de la nación. «Tenemos que alimentar la mística de la Revolución —apuntó Alpidio—. Es tan hermosa… Está llena de heroísmo, pero al mismo tiempo hay una historia humana detrás de cada acción, de cada hecho. Hay ahí esencias que nos corresponden a todos visibilizar mucho más; si lo hacemos a través del arte va a alcanzar una eficacia superior. Tenemos un reto grandísimo en el cine, en el audiovisual, con todo lo que podamos hacer por tratar de reflejar la historia tan rica que tiene nuestro país. Es infinito lo que se puede hacer, hay un campo tremendo que tendríamos que apoyar para que no se convierta en teque, tratar de trasladar eso al hecho artístico y conseguir un mensaje eficaz, atractivo desde lo visual, que conecte sobre todo con la sensibilidad de los más jóvenes. Estamos necesitados de reforzar esa vocación por la historia y tratar de que los jóvenes la conozcan, eso es el sustento de todo. Qué bien que este lugar haya recibido un tratamiento tan respetuoso; con cuánto amor, con cuánta devoción se ve que se ha hecho todo, en torno a una fecha tan significativa: son ciento cincuenta años de lucha. Que los granmenses no dejen morir esa historia; tienen el privilegio de ser los guardianes de uno de los lugares más sagrados de esta nación. Por aquí empezó todo».