Luego de grandes esfuerzos por lograr su transmisión, la tercera temporada del espacio televisivo Todo con Tony se volvió una realidad.
Con la finalidad de ofrecer una propuesta de entretenimiento diferente a lo que habitualmente ofrece la pequeña pantalla cubana, Tony Arroyo, su anfitrión, sin apego a estereotipos y sí con respeto hacia lo que mucha gente quería ver y, mejor, conocer, atrapó, incluso a los más exigentes en un amplia de red de temas de los que salió airoso mostrando cultura y verdad.
Así, mediante la rapidez del ritmo narrativo, la ágil edición y la secuencia de temas, por solo citar algunos elementos distintivos, el espacio condujo con sagacidad al espectador desde la curiosidad, pasando por la sorpresa, hasta llegar al agrado.
En materia temática, muchos de los contenidos abordados, tales como el de la sexualidad o el develador de rostros identificativos de la concurrida barriada de La Palma; la magia del cabaret Tropicana por dentro, hasta el enriquecedor diálogo con el maestro Frank Fernández e invitados acerca de lo que es y significará para las generaciones venideras el nombre de Adalberto Álvarez, entre otros, afirman lo que representa una búsqueda exhaustiva a nivel de guion. Este significativo aspecto se tradujo en la realización de un producto audiovisual con un sentido de show abierto, que en 27 minutos supo mantener atento al espectador.
El seguidor de Todo con Tony no necesitó más para adentrarse en la multiplicidad de propuestas que el espacio le ofrecía. De hecho, las redes sociales apuntaban a que el televidente se quedaba con deseos de un poco más, reto cumplido, entonces, para un colectivo que se preparó para entablar una sostenida complicidad con este.
En ese margen de tiempo, Tony logró que sus entrevistas se parecieran al ser y sentir de su entrevistado. No mediaron poses, simplemente primó la franca conversación, en algunas oportunidades con personas muy cercanas; otras no; pero siempre prevaleció un intercambio, cordial, diáfano, del cual el televidente formó parte.
El programa Todo con Tony coloca sobre la mira la posibilidad de conversar entreteniendo e informando. A veces con notas de la tan llevada y traída frivolidad, pues sí y qué bien, cuando esta no agrede, sino empatiza, y eso lo logró este espacio que se propone una cuarta temporada.
Arroyo en una entrevista anterior comentó: “En esta oportunidad se trata de 17 emisiones y espero producir una cuarta. Esa es la idea para la cual yo compilaría historias de vida que no pude incluir esta vez. Hay mucha “tela por donde cortar” y mucho artista novel y consagrado que le aportan al programa un sello que ya se va perfilando.”
Quiere decir que, entre otros proyectos, este equipo continúa apostando por la idea de entretener desde una perspectiva más desenfadada aun cuando el espacio ocupe el horario nocturno. Su frecuencia semanal fue un buen pretexto para esperar cada vez el próximo. Hubo de todo y variado, por tanto, la cita quedó hecha para disfrutar, lo antes posible, de una propuesta diferente en la pequeña pantalla de casa. Gracias, Tony.
Fotos: cortesía del conductor