La Bienal en La Academia
La Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro de La Habana, que cumplió su 201 aniversario en este 2019, esa escuela donde el ARTE crece en todas sus dimensiones, se vistió también de Bienal en esta XIII edición.
En cada fiesta de las artes plásticas, San Alejandro cobra nuevos tintes, y sus espacios se transformaron, por obra y gracia de la creatividad de alumnos, profesores y artistas (ex – alumnos y recién graduados, e invitados de aquí y de otros países que llegan siempre), en un lugar alucinante. Desde los mismos contornos fronterizos de la Academia que le dan la bienvenida, usted podía respirar en el aire un “olor” de pintura o, mejor dicho, de arte muy fresco, rescatado de la imaginación juvenil, en algunos casos, y en otros, de obras de arte de alto calibre. En esta ocasión se unieron también piezas de artistas como Vicente Hernández, José Miguel Pérez, Alberto Valladares, El Guajiro que pinta…, entre otros que enaltecieron, con su presencia esta fiesta de las artes plásticas cubana en San Alejandro.
La Bienal en la Academia de Bellas Artes San Alejandro, poco a poco se ha transformado en escenario activador de diferentes expresiones artísticas, uso de medios diversos y experimentación con materiales, lo que ha marcado una estética renovadora como respuesta a inquietudes de nuestro entorno global. No sería desacertado, entonces, poner un punto de mira en nuestra Academia cuando, por ruptura o continuidad, es uno de los centros del que se nutre el arte cubano contemporáneo. En el contexto resultante de la relación entre pedagogía y arte estuvo el reto de la muestra expositiva de San Alejandro en la Bienal, ocasión en la que se intervinieron nuevamente los espacios dentro y fuera de la institución, se trastocaron los contextos y se buscaron soluciones de experiencias artísticas, individuales o colectivas, enriquecidas por la visualidad social que genera la utopía del vivir cotidiano.
Una nube artística
Todo ello tuvo cabida en el tema -La nube- a nivel semántico, desde lo físico y representacional, hasta lo más simbólico/ metafórico, estableciendo un amplio rango de interpretaciones. Se considera que las nubes son gotas de agua sobre polvo atmosférico que, en dependencia de distintos factores, pueden transformarse en lluvia, granizo o nieve. Son una suerte de aerosol formado por agua evaporada principalmente de los océanos.
Las nubes se clasifican en cirros, estratos, nimbos y cúmulos, así como en altas, media y bajas, de ahí los tres “espacios o divisiones” virtuales de la muestra. (Las nubes son un factor de suma importancia en el cambio climático); sin las nubes, el clima de la tierra sería completamente diferente. El clima es el resultado de los cambios que experimentan las nubes…
Allí se sembraron piezas escultóricas, objetos, dibujos, grabados, pinturas, arte digital –que en esta ocasión se rendía homenaje a la formación de la importante cátedra en la escuela, impulsada por la oportuna visita de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro en el 2001, que la hizo posible-, fotografías…, que recordaban la fertilidad y talento de la creatividad, porque la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, fue desde sus mismos inicios, allá en 1818 como Escuela Gratuita de Dibujo y Pintura de La Habana, la segunda institución de su tipo fundada en Hispanoamérica, poco después de la Real Academia de San Carlos (1785) en México, bajo la égida -sabia y actualizada- del artista francés Jean Baptiste Vermay (1784-1833) –primer director llegado del Viejo continente con ideas muy renovadoras-, y formado artísticamente en el taller parisino de Jean Jacques David, patriarca del neoclasicismo francés.
Sueños contemporáneos
El tema que este año subrayó la Bienal resultó una metáfora que abarcó muchos aspectos. Y es que cada ser humano, ente solitario/pensador lleva implícitos sus instintos creativos dentro de él, y mediante variadas maneras da rienda suelta a ese cúmulo de experiencias, anhelos, sentimientos, sueños, interrogantes que duermen en su interior esperando el instante preciso para escapar por las hendijas de la creación ( la lluvia que llevan las nubes…). Entonces llega el momento en que se esculpen, dibujan, pintan, instalan, graban, filman para salir al exterior cargados de ese ADN personal que llevamos cada uno consigo mismo. En ese instante El Hombre deviene también una NUBE…Ese mundo coloreado de tantos elementos únicos respiran después en la superficie como obras surgidas de un hermoso acto de alumbramiento del propio ser devenido ARTE. El hombre y su universo, formando galaxias artísticas que se unen y dialogan entre sí. Así se vieron las piezas en estos días de Bienal en una antigua Academia que sigue el tiempo, sin perder un ápice de contemporaneidad porque siempre ha estado en su misma dimensión. Diversos temas colorearon las piezas, donde se sumaron ejemplos de artistas de otros países invitados, para que los alumnos y profesores pudieran conversar con otros trabajos, teniendo en cuenta siempre el espacio de la enseñanza abierta siempre a todos… Son nubes, de diversas dimensiones y puntos geográficos, que se reúnen para hacer más productivo y respirable nuestro mundo.
En portada: Los más disímiles espacios de la bicentenaria Academia fueron ocupados por el arte joven/ Fotos cortesía del autor
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