Por: Willy Hierro Allen
La cantante canadiense Céline Dion realiza sus giras internacionales en avión privado, un Bombardier Global Express XRS que costó 40 millones.
Es común en el mundo de estas Súper Star, que viajan constantemente entre grandes ciudades del mundo para ofrecer sus conciertos, que se compren un pequeño avión ejecutivo para ir de aquí a allá cantando sus canciones. Es el caso de Céline Marie Claudette Dion, quien nació en Quebec y hace apenas cuatro meses, el pasado 30 de marzo, cumplió 50 años.
Céline es la más pequeña de los ¡catorce! hijos de la pareja de ascendencia franco-canadiense Adhémar Dion y Thérese Tanguay, ambos de religión católico-romana. Creció en un hogar estable, aunque caracterizado por su pobreza económica. Nació rodeada de música, de niña, ella, sus hermanos y padres cantaban en el piano-bar “Le Vieux Baril”.
Y, por supuesto que siempre soñó ser cantante. Así, cuando cursaba el 7mo grado, abandonó la escuela pues, según ella, la “alejaba” de la música, de su felicidad y de sus sueños. Siendo ya una ‘celebrité’, la revista People le hizo una entrevista, en la cual confesó: perdí mi familia y mi hogar, pero no me arrepiento de haber perdido mi adolescencia, tuve un sueño: quería ser cantante.
Llamó la atención cuando ganó el Festival de la Canción Eurovisión en el año 1988 y en los 90, su carrera la llevó a ser una de las cantantes más triunfadoras de la historia tras vender más de 100 millones de discos en una década. Precisamente en 1997 obtuvo uno de sus mayores éxitos (y para mí su mejor canción) en la película Titanic.
Compuesta por Jamer Hornes, realizador de la banda sonora de la película, y escrita por Will Jennings, la canción My Heart Will Go On fue lanzada en noviembre de 1997 por Sony Music e inmediatamente subió a los primeros lugares en las listas de éxitos de varios países. Eso mismo año 97 ganó un Oscar “a la mejor canción original” y en 1998, un Globo de Oro en igual categoría.
Afirman los ‘chismosos’ que fue con esos emolumentos que Céline juntó los 40 millones que le costó su avión Bombardier Global Express XRS. En 2006, Bombardier Aerospace diseñó esta aeronave de largo alcance para ir lejos a alta velocidad. Su techo de vuelo es de 15 550 metros con velocidad crucero de 904 km/h y una autonomía de 11 389 km.
Tiene un ala súper crítica avanzada con pendiente de 35 grados, la cola en forma de T y dispone de motores a reacción BMW Rolls-Royce BR 710s. Puede llevar 19 pasajeros, pero vuela mejor con 13, tiene aletas para poder despegar en pistas cortas y es capaz de hacer viajes intercontinentales como de Los Ángeles (USA) a Sídney (Australia) y Tokio (Japón) a Nueva York.