Por Willy Hierro Allen
Allá por los años 20 y 30 del pasado siglo XX, el diseño mostró cambios al modificarse las clásicas estructuras y nacieron movimientos artísticos como Art Déco, Streamline, Art Nouveau. Estas tendencias del arte, tuvieron eco en toda la sociedad, tanto en la arquitectura como en el diseño gráfico e industrial, incluido el transporte.
Fue una época que marcó los años llamados de ‘entre guerras’ a la cual los historiadores catalogan como “Age of the Macuines” (algo así como la era de las máquinas), por el rápido desarrollo conseguido. En el arte del diseño, los tres movimientos cuentan con excelentes ejemplos en diferentes medios de transporte, especialmente en autos y motos.
La motocicleta alemana BMW R7 fue la muestra superlativa conseguida en el curso del el auge del movimiento Art Déco sobre dos ruedas y un ícono de culto para los amantes del período, frenado en el sector transportista por la guerra iniciada precisamente por Alemania y donde las motos BMW con sidecar fueron vehículos ligeros claves.
La BMW R7 fue creada por el ingeniero y diseñador germano de esa firma Alfred Böning, en 1934. Hizo un prototipo que fue rechazado por su alto costo de fabricación y no se produjo. Sin embargo, muchas soluciones de carácter técnico y estilo de la R7, se reflejaron en otros modelos como los BMW R17 de 1935 y BMW R5 de 1936.
La R7 estuvo 70 años ‘perdida’, hasta que en 2005, jóvenes fans del BMW Classics la descubrieron en una maltratada caja de madera que, a pesar de la guerra, se salvó milagrosamente de los bombardeos Aliados. El prototipo se recuperó con el concurso de BMW, que incluso dio los planos originales realizados por Alfred Böning.
La tarea estuvo a cargo del especialista Hans Keckeisen, jefe del proyecto, y Armin Frey, encargado de la parte mecánica. Trabajaron juntos ya que ‘la originalidad no se limita a la apariencia’ y si el decorado del ciclo resulta importante, también lo es la máquina que mueve al vehículo, el tradicional bóxer de BMW.
El motor de 735 cc y 33 CV de potencia, se acopla a una caja de cambios de 4 velocidades tipo “H” similar a la de los automóviles de hoy día, con su palanca manual junto al tanque de combustible. Este depósito de gasolina no descansa sobre el chasis, sino que esté escondido, cubierto bajo una placa cromada que lleva un reloj de presión de aceite.
Detalle adelantado a su época es el velocímetro digital con disco giratorio, empotrado en el farol delantero. Con una visión funcional y elegante, las cubiertas inferiores y laterales pueden retirarse para acceder a elementos mecánicos y eléctricos, lo cual presenta una superficie limpia que fluye hacia la parte trasera de la moto y termina en un “escultural farolito” que al frenar enciende con la palabra ‘stop’.
Finalmente en 2007 volvió a rodar la moto perfectamente, después de su restauración, por las carreteras alemanas, pilotada por el conservador Hans Keckeisen. Actualmente la R7 está expuesta permanentemente en el Museo BMW de Baviera.
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