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Materia Vibrante, la nueva exposición de la Galería Lucía Mendoza, desde la mirada de su comisario
27December
Artículos

Materia Vibrante, la nueva exposición de la Galería Lucía Mendoza, desde la mirada de su comisario

Gabriel Pérez-Barreiro y Lucía Mendoza recibían a Arte por Excelencias en la céntrica galería madrileña, unos días después de la inauguración oficial de su nueva exposición, ‘Materia Vibrante’, en la que dialogan las obras de Álvaro Oyarzun y Christian Vinck, además del dibujo site specific realizado por el propio Oyarzún y Marlene Azócar para la ocasión.

Vea además: Materia Vibrante, la nueva propuesta de la Galería Lucía Mendoza

La muestra estará presente en la galería madrileña hasta el 21 de enero, de manera que hemos aprovechado para recorrerla de la mano del comisario de la exposición, Gabriel Pérez-Barreiro, quien nos explica en detalle el universo que hay detrás de este diálogo pictórico.

Primero, tuvimos la oportunidad de conocer acerca del citado dibujo realizado para la ocasión por Álvaro Oyarzun y Marlene Azocar. “Ambos artistas llevan realizando este tipo de obras como un trabajo continuo. Venían casi directamente de Chiloé, isla al sur de Chile, lugar en el que realizaron un dibujo de gran dimensión, llamado ‘Ecosistema’. A partir de ahí, surgió la idea de hacer otro en Madrid, con el título ‘Materia vibrante’, que da nombre también a la exposición”, cuenta el comisario.

Materia Vibrante. Gabriel Pérez-Barreiro, Laura Carro Abarrategui, Christian Vinck, Lucía Mendoza, Marlene Azócar y Álvaro Oyarzún.jpg
Materia Vibrante. Gabriel Pérez-Barreiro, Laura Carro Abarrategui, Christian Vinck, Lucía Mendoza, Marlene Azócar y Álvaro Oyarzún

 

Esta obra viene acompañada por diversos textos que ilustran los dibujos realizados por los artistas. “Los textos que componen el dibujo son muy apropiados, tomados de lugares muy diversos. Desde Joaquín Sabina, pasando por teóricos como Darwin o Humboldt, e incluso se integran textos inventados. Es la idea de crear un mapa, un sistema cartográfico, con descripciones que evidentemente no son literales. Tiene, en gran medida, ese toque de humor que caracteriza a ambos artistas, y del que en muchas ocasiones el arte contemporáneo carece”, narra Pérez-Barreiro.

Pero estas descripciones no son fruto de la casualidad. “En toda la muestra existe una crítica a la idea de que el hombre sabe describir y denominar las cosas. Esa arrogancia nos ha llevado hasta donde estamos. Con esta propuesta intentamos replantearnos esto y nos preguntamos qué energías tienen las cosas que supuestamente son inertes. De alguna manera queremos decir que existen vibraciones, y que la materia hay que repensarla.”

Tan solo a unos metros de estos dibujos se encuentran expuestas las pinturas de Oyarzun, artista chileno autodidacta. El comisario coruñés define así al pintor: “Álvaro es un artista que vive alejado. Él es un pintor compulsivo, autodidacta. Realiza las obras en su propia casa, razón por la que ninguna de ellas es especialmente grande. Se puede decir que siempre ha desarrollado un trabajo muy solitario, muy intenso, e integra en su obra imágenes de todo tipo. En esta exposición, además, refleja esa idea de ausencia de jerarquías. La ‘materia vibrante’ la forman todo tipo de elementos. Lo importante es cómo la miramos”.

 

Pintura de Álvaro Oyarzun
Pintura de Álvaro Oyarzun

 

Como explica, sus pinturas pueden integrar cualquier elemento del entorno: “Oyarzun escoge cualquier tipo de paisaje, desde piedras, cristales, una pila de basura, un zoológico,  su hijo jugando… Así, aspectos como el color tienen una importancia tremenda en su obra y, además, Álvaro posee una técnica increíble”.

Pero la propuesta va mucho más allá  del simple retrato de los espacios que nos rodean en el mundo actual. “Para mí, lo importante de esta propuesta es que la ‘materia vibrante’ no es una temática externa, sino que es una forma de ver todo lo que te rodea como algo mágico y vivo. Oyarzun tiene esa capacidad de despertar lo mágico en lo más cotidiano, algo que tiene que ver con esta segunda o tercera vuelta ecologista que piensa ‘salvemos el planeta, pero tampoco seamos fundamentalistas’. Con esta obra nos intentamos buscar a nosotros mismos, y, a su vez, cómo nos relacionamos con lo que nos rodea.”

Por su parte, si buceamos por el espacio expositivo de la Galería Lucía Mendoza, podemos encontrar la propuesta del pintor venezolano-holandés Christian Vinck, también autodidacta. Pero para entender su obra, es necesario entender su contexto: “En la historia del arte venezolano, el estilo de Christian Vinck no se daba. Siempre pesó mucho, al contrario, la abstracción geométrica, por ejemplo”, explica el comisario. “Cuando llega Hugo Chávez a Venezuela, el discurso de modernismo es atacado políticamente y todo el grupo de intelectuales y artistas asociado al régimen anterior se exilia. Entre los seis millones de venezolanos que salen del país se encuentra casi toda la intelectualidad y la clase artística. Sin embargo, Christian en aquel momento es joven, y forma parte de una generación que no vivió en la Venezuela antigua. Tan solo conoció la Venezuela más reciente, con todas las dificultades”, agrega el coruñés.

Así, el entorno en el que Vinck desarrolló su pintura fue esencial para moldear su estilo: “En Maracaibo, ciudad en la que nace Christian, surge hace años un grupo de cuatro o cinco artistas en un espacio alternativo, de entre los que se encontraba Vinck. Esta es la primera generación post-Chávez, por lo que se produce una ruptura con el discurso anterior”, cuenta.

“La actitud es, por tanto, muy distinta. Son personas que ya han nacido en esa realidad. Su generación está caracterizada por una práctica completamente nueva dentro del arte venezolano: obras desenfadas, mucho menos reivindicativas… Curiosamente, se vuelve por primera vez a un arte venezolano intimista, lo cual apenas había ocurrido en la historia artística del país del siglo XX”, añade Pérez-Barreiro.

Así, la obra del venezolano-holandés rompe con el pasado artístico del país: “Christian se define como un pintor popular contemporáneo. No acepta esa jerarquía de que uno tiene que ser sí o sí un gran intelectual. De hecho, él no refleja en sus obras sus ideas de manera directa ni panfletaria, ni siquiera hace referencia necesariamente a Venezuela”, explica el comisario. Es el caso de la serie de pinturas sobre el busto de Goya, presente en la exposición ‘Materia Vibrante’. “En esta obra, él empieza a crear una historia en torno a la cabeza de Goya, a la que le aporta voluntad propia. Así, representa una especie de cómic, que también aborda esta idea de la ‘materia vibrante’”, cuenta.

Serie de pinturas de Christian Vinck
Serie de pinturas de Christian Vinck

 

Pero, como ocurre con el trabajo de Álvaro Oyarzun, las temáticas  en sus obras son muy variadas. “También presenta un trabajo en relación a la minería en Chile, una cuestión que le preocupa mucho. Vinck representa una mina de piedras raras, que son extremadamente tóxicas. Además, también empezó hace unos años una serie sobre pájaros, que parte del ornitólogo William Phelps, quien clasificó las aves tropicales. En este caso, las pinturas sí que tienen influencia con la cultura venezolana”, explica el comisario.

Lo que no duda en recalcar es que el estilo de ambos artistas confluye a la perfección. “Las temáticas son muy variadas, pero ambos artistas tienen en común el propósito de darle vida a aquello que no lo tiene. Ellos tenían muchas ganas de trabajar juntos, porque se respetan mucho y sienten que sus obras se relacionan adecuadamente. En ambos pintores está la idea de lo autodidacta, de la ausencia de jerarquías, del humor… Y cuando surgió la idea de la ‘materia vibrante’ como vertebra de la exposición, los dos artistas estaban muy emocionados con ella”, subraya.

En la propuesta están de alguna manera presentes los postulados de Jane Bennett, teórica estadounidense que propone una nueva ecología política de la materia y su relación con lo humano, centrada en cuestionar la doctrina antropocentrista de la Ilustración, cuando la filosofía creó una jerarquía entre mente y materia, y entre la materia viva y la inerte. De hecho, el nombre de la exposición es deudor de la obra homónima de la filósofa.

“Mientras pensaba en el título de la exposición, que quería que estuviera relacionado con el paisaje y con una nueva imagen de la naturaleza, comencé a leer el libro de Jane Bennett, Materia Vibrante: una ecología política de las cosas. Lo primero que pensé fue: esto parece el manual de uso de estos artistas. Incluso la segunda parte del título coincide en muchos aspectos con la obra de ambos artistas, que rescata la relación con los objetos que hay en el mundo”, narra Pérez-Barreiro.

‘Materia vibrante’ es, de alguna forma consecuencia de los nuevos paisajes que vemos en el siglo XXI, en su mayoría afectados por la acción del hombre. “Nuestra generación es la primera que no encuentra un paisaje que no haya sido afectado por la acción del hombre. En el siglo XIX, por ejemplo, todavía podía existir esa idea de llegar a un lugar completamente virgen. Nosotros viajamos cada vez más lejos para buscar estos escenarios y, a la vez, cada vez quemamos más carbono para llegar a ellos. Tenemos que trabajar en entender cómo relacionarnos con las cosas que hemos puesto en la Tierra, en aceptar que están ahí. De ahí viene la reflexión de la exposición ‘Materia vibrante’”, concluye el comisario.

Al finalizar el recorrido, tuvimos la oportunidad de conversar con la galerista Lucía Mendoza sobre la situación actual del arte contemporáneo, una vez se ha dejado atrás lo peor de la pandemia. “Ha sido una temporada interesante, porque ha sido el primer año en el que se han levantado completamente las restricciones. Tenemos una vida casi prepandémica, a pesar de las complicaciones políticas y económicas que vivimos este año. El balance de 2022 es muy bueno, y las iniciativas se reciben con mucha ilusión.”, explica Lucía, quien, no obstante, encuentra también aspectos a mejorar. “Lo único que echo de menos es mayor asistencia a las galerías de forma habitual. Es cierto que la pandemia nos ha obligado a estar más encerrados, y entiendo esa reacción del público a querer estar en mayor medida en el exterior. Pero en las galerías siempre estamos abiertos a que vengan a visitarnos”, expresa.

En portada: Gabriel Pérez-Barreiro, Laura Carro Abarrategui, Christian Vinck, Lucía Mendoza, Marlene Azócar y Álvaro Oyarzún.