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Dos líneas(fe), arte y devoción sobre el lienzo de Stefan Brüggemann
17September
Artículos

Dos líneas(fe), arte y devoción sobre el lienzo de Stefan Brüggemann

Al artista mexicano Stefan Brüggemann le bastaron un lienzo de tela y una cruz para interpelar a los espectadores de Dos líneas. Tal como lo sugiere su nombre, la exposición que desde el pasado jueves acoge la Fundación Casa de México de Madrid, invita a una reflexión tan personal como el minimalismo que entraña esta serie de 5 piezas. 

Hasta el próximo diciembre la pequeña sala de exhibición hace cómplice a la oscuridad para crear una suerte de santuario donde pasado y presente se cuestionan ante los distintos “yo” que se atrevan a romper la desconexión entrando al universo creado entre Brüggemann y el comisario Mathieu Copeland.

De hecho, la actual exhibición llega a Madrid luego de estar en el Museo Nacional de Arte de México, donde se incluyeron 16 lienzos en total. Sin embargo, para esta institución, los creadores decidieron usar solo 5 de ellas. “Quise generar lo que no pude en el museo: una instalación más íntima, inmersiva y contemplativa, más tipo capilla”, explica Brüggemann. 

 

“Online Disconnected” es el rótulo que da la bienvenida sobre la pared roja.

 

“Online Disconnected” es el rótulo que da la bienvenida sobre la pared roja. El letrero, aunque concebido en alusión a ese fenómeno masivo de la necesidad por la presencia en línea, anuncia también la entrada a una atmósfera que plantea una desconexión aún mayor: con la historia. 

Dos líneas (fe) deviene así una singular danza de luz, fe y reflexión a partir de una estética aparentemente simple que busca generar la duda. “La obra no necesariamente está haciendo una observación crítica de los fenómenos, sino es más bien una cuestión minimalista abstracta de preguntas.  Una vez que estás dudando eres libre”, comenta Brüggemann en exclusiva para Arte por excelencias

Recubiertos con hojas de oro y plata, cada lienzo lleva dos líneas cruzadas pintadas con aerosol. Pero, las cruces, no son solo símbolos religiosos; sino también representaciones de los linajes indígena y español que se cruzaron para conformar la herencia cultural de México

La elección de los materiales no es casualidad. Es un guiño a lo que representan en la sociedad contemporánea. “El oro y la plata son materiales que se usan mucho en el arte religioso y también son símbolos del dinero, algo en lo que todos tenemos fe”, puntualiza el artista. Por tanto, la idea de las dos líneas trascendía lo religioso para suponer también una evocación al linaje. 

 

Vista de la expo de Stefan Brüggemann

 

Mientras, a nivel estético, logra la sensación de amplificar la superficie sobre la que se aplica. El poder de la luz hace que las piezas otorgue una significación más profunda y se cree ese clima muy dramático que buscaba, Copeland al conformar esta serie devenida instalación. “Es en medio de la oscuridad del muro, que queríamos ofrecer una invitación para contemplar cada una de estas cinco entidades”, refiere el curador británico. 

En cuanto al proceso creativo explica: “todas las telas las cubrí con pan de oro, excepto una que se hizo con pan de plata. Una vez que ya se completa toda la superficie y queda lo más plana posible luego viene nada más este gesto de poner dos líneas que se hace en un solo acto, porque una vez que pones el pan de oro no puedes borrarlo. Toda la energía está concentrada en ese gesto”.

Aun cuando no es la primera vez que el artista se vale del spray, el contraste de una herramienta muy contemporánea como esta y una técnica tan antigua como es el pan de oro, típico de la tradición muralista mexicana ratifica la premisa de la muestra respecto a la búsqueda de conexión entre los tiempos y contextos. 

El arte, una forma de religión

 

FOTOS EXPOSICIÓN_STEFAN

 

“La fe es creer lo que aún no ves y su recompensa es ver lo que crees”. Fue esta frase de San Agustín la inspiración de Brüggemann para romper su tradición de solo usar el idioma inglés en sus textos pictóricos, usando ahora el latín y diseñar el sentido de la muestra.

En consecuencia, su significado en lo adelante no podía escapar de la referencia religiosa. La presencia de la cruz adquiere entonces una nueva dimensión, un guiño a la crucifixión de San Pedro. “Hacemos tantas obras sobre la historia del arte y la historia religiosa que una de las referencias esenciales para pensar sobre la cruz inversa fue San Pedro", dice Copeland. 

Ello se logra a través de la colocación de espejos en el techo, recurso que además de redundar en la búsqueda de interacción y participación activa de los espectadores hace que lo que eran dos líneas se convierta en cuatro.

“La idea de los espejos tiene que ver con esa simulación de la realidad, el material más cercano a la realidad pero sigue siendo una simulación. Da la sensación de una realidad vista al revés, pero siempre de la manera correcta”, comenta el artista, subrayando cómo este simple gesto puede desorientar y, al mismo tiempo, ofrecer una nueva perspectiva

Por su parte, Copeland, lo entiende como una invitación a contemplar la dualidad de la fe y la realidad: “Los gestos minimalistas de Brüggemann están saturados y sobrecargados, ya que la racionalidad del oro y la cruz lleva el peso del arte, la historia y la historia del arte”.

 

FOTOS EXPOSICIÓN STEFAN

 

Por si fuera poco, cada lienzo remite a fechas clave en la historia, la religión y la cultura mexicanas. Los números 30, 1492, 1806, 1821 y 1830 así lo revelan, aunque para esta apostaran por no dejarlos a la vista. 

Y es que para Brüggemann, cada obra es parte de una "constelación de ideas" que se interconectan con las series anteriores. Su enfoque no es solo artístico, sino también filosófico, explorando cómo las diferentes culturas y épocas se entrelazan a través del simbolismo y la abstracción. “La obra se puede desdoblar en muchos sentidos”, explica. 

Así, Dos líneas (fe) recuerda la necesidad constante de descubrir y redescubrirnos a través de la mirada a la historia. Se trata de algo más que de una interpelación a la identidad mexicana, es una puesta en común de las esencias que mueven las generaciones de todos los tiempos de Iberoamérica.