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Campesino cubano propone soluciones desde la pintura
01January
Artículos

Campesino cubano propone soluciones desde la pintura

Por: Martha Sánchez

Los cuadros del pintor naif cubano Julio Breff plantean soluciones ingeniosas a montones de problemas económicos y sociales de la campiña de su país.

Un aeropuerto de mariposas garantiza la afluencia de los vuelos, caballos con lomos hiper largos pueden trasladar a más personas, campesinos acuden a sembrar a la luna para que no les roben, algunos cultivan huevos y los árboles resultantes en lugar de frutos les paren pollos.

No puedes vivir tanto tiempo en la realidad o te ahogas, confesó el artista de formación autodidacta a la revista Arte por Excelencias.

Solo el campo lo inspira, y la música, sin ella no puede pintar, según reveló. Cuando era niño había un radio en su casa y descubrió que la música de esa época lo hipnotizaba.

Mammas and the pappas, ABBA, Journey, Rolling Stones, Electric Light Orchestra, Foreigner, Richard Marx, Sting, Toto, Roxette y otros integran la banda sonora ideal para Breff mientras tantea ideas solidarias para traducirlas en ocurrentes propuestas pictóricas.

Una gallina automática, una máquina resucitadora de muertos, una pirámide musical, un carro que reparte amor y hasta un teatro para los peces, a fin de que puedan disfrutar la naturaleza que bajo el mar les está vetada. Con razón entendidos en las artes plásticas le consideran un primitivo fuera de serie.

Amén de la fantasía, Breff rellena las carencias espirituales y materiales, expone la necesidad de modernización del campo y algunos de los problemas agobiantes allí, sin dejar de plasmar en acrílico los colores y elementos típicos, la alegría, la sensualidad, la cubanía.

En varios cuadros aparecen mariposas porque al autor le encanta la posibilidad de flotar en libertad como ellas.

Breff nació y aún elige vivir en una campiña del oriente de Cuba, dentro de la provincia de Holguín. Pero no es un mero descriptor, mezcla en su mundo la fantasía porque le hace feliz soñar, y sentir que puede ayudar a otros desde la pintura, así sea en cuestiones religiosas o a superar la agonía de la escasez de transporte.

A veces se retrata a sí mismo en los cuadros como Super Julio Breff, al estilo del popular superhéroe de los cómics, tal es su nobleza y afán de solidaridad, sentimiento que conecta a todas sus series pictóricas.

También, la pasión por el cine le ayuda a componer escenas con historias y numerosos mensajes, desde niño el séptimo arte excita su imaginación.

Hace unos años, el Museo del Trópico de Holanda le compró unos cuadros y él no se lo podía creer. En aquel país europeo además recibió la invitación de de presentar unas obras en 2012 y finalmente de exponer en 2016.

Sin embargo, una serie todavía le embriaga de emociones, la bautizó Campo-Ballet, dos esferas que apenas se cruzan en la vida real.

Este guajiro se atrevió a presentar a la Bella Durmiente en una hamaca y bailarines con los sombreros típicos del campo cubano, seducir a un pueblo rural con helado Coppelia, recrear bailarinas voluminosas en medio de la vegetación del monte y hasta proponer un pas de deux a caballo.

La muestra tuvo un éxito rotundo en la galería La Acacia en 2002 y lo inauguró la prima ballerina assoluta Alicia Alonso en persona. Las palabras de presentación estuvieron a cargo del periodista y escritor Jaime Sarusky quien lo consideró un "inventor de paraísos", porque, según fundamentó, Julio pasa todo su tiempo imaginando, construyendo fantasías entre telas, formas y colores.

El propio guajiro ha dicho en más de una ocasión que todo aquello que sueña, anhela o imagina se convierte en pintura.

“Gracias a esa imaginación muy suya rompe con todas las leyes de la supuesta lógica cotidiana. Y por ser tan fértil nos impone una nueva realidad, que seguramente él, obstinado de su reiterada vida campestre, altera esa vida suya y la nuestra, la que conocemos, y se alza contra la chatarra y la rutina para conseguir los paraísos de sus sueños”, alegó Sarusky en el diario nacional Granma, en el año 2002.

A mediados de la década de 1990, Breff expuso en Maracaibo, Venezuela, y presentó piezas en la Feria Internacional de Arte World Trade Center (Centro Internacional de Exposiciones y Convenciones), en México, así como en el Primer Salón de Arte Cubano Contemporáneo, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba.

Las obras de Julio, entre graciosas y pícaras, han podido apreciarse en varias exposiciones personales y colectivas dentro y fuera del país natal como Nicaragua, Brasil, Argentina y Francia. Su mayor aspiración en este momento es volver a exponer en La Habana y ya da pasos para concretar el proyecto en 2018.