Por: Ivón Peñalver
El mes de diciembre suele ser un regalo para todos. Y si este obsequio llega colmado de música la motivación es doble.
Así sucedió el 23 de diciembre en el Teatro Mella cuando la intérprete cubana Yaíma Sáez despidió el año cantándoles a Adolfo Guzmán y a Juan Formell.
Con la presentación del disco Armonía, producido por la EGREM se abría otro reto: el poder grabar un DVD en vivo que, con la anuencia de otra disquera, BIS MUSIC, dejara testimonio visual de lo que era capaz una cancionera de estos tiempos, respaldada por músicos de primera línea y defendiendo un repertorio de siempre. Un repertorio que atendiendo a la cronología pareciera distante pero que, ciertamente, en esencia armónica y en valor temático permite hacer guiños con el espectador de modo que ambos compositores logran convivir perfectamente en escena con una sonoridad actual.
Todo fue pensado para lograr, desde la curiosidad, mantener expectante al público. Una atmósfera donde los rostros de los compositores fueron revisitados en una muestra expositiva realizada por el reconocido diseñador cubano Santos Toledo, fue la bienvenida a un universo recreado con un diseño escenográfico, que logró captar tras siluetas e indefinidas formas ese espíritu plástico de los años 50-70, que fuera testigo del desarrollo y el despegue musical de Guzmán y Formell. Este universo de color y esencias fue conseguido gracias a la unión del siempre sorprendente Osvaldo Doimeadiós, director artístico del concierto y del creador Marcel Díaz.
En medio de un diálogo perfecto entre imagen y luces en armónico maridaje se alzaba esta voz de contralto que hace algunos años el Maestro Luis Carbonell condujera en su primer DVD (también en vivo) Joyas del tiempo. Esta vez fue el recuerdo del propio Maestro su principal inspiración, y a esta se le unió el tesón y la persistencia de reconocidos jóvenes talentos como Denis Peralta en la producción musical y arreglos de gran cantidad de temas, secundado por Efraín Chibás (Pacho), y la chelista Yamilé Pedro, igualmente encargada de la dirección musical del grupo que regularmente acompaña a Yaíma.
Por su parte, la dirección audiovisual a cargo de José Manuel García, completó el toque de distinción que necesitaba este espectáculo que tan bien armonizó en cuanto a calidad musical, especial refinamiento y complicidad.
Y como juventud y experiencia, al decir de nuestro Juan Almeida compositor, han de ir unidas, resultaron felizmente bienvenidas las presencias en el contrabajo del Maestro Jorge Reyes; en el piano cuatro maneras de asumir las negras y blancas, ellos fueron Rolando Luna, Emilio Morales, Denis Peralta y Andy García; el clarinete de Javier Zalba; el drums quedó en manos de Oliver Valdés; la percusión de Mauricio Gutiérrez Upman y la menor contó con Roberto Vizcaíno de quien habrá mucho de qué hablar; en los saxofones y flauta el joven, ya gigante, Pablo Cruz; mientras de la trompeta se hizo cargo Mayquel González; en la guitarra eléctrica y el tres Arturo Cruz, mientras la guitarra acústica ganó con el peculiar estilo de Raúl Verdecia. Un merecido aparte de maestría y sensibilidad, como siempre, le corresponde al arpa en manos de la Maestra Mirtha Batista.
Una hora y poco más, bastó para sellar la magia protagonizada por Yaíma Sáez y varias generaciones de músicos: unos que conocieron a Guzmán y Formell, los que solo compartieron con Formell y otros—no menos interesantes— para quienes ambos nombres son motivo de estudio o de conversación en veladas familiares, no obstante las diferencias generacionales no existieron en este concierto, solo primó el respeto por la buena música cubana, no hubo tiempo para estridencias, sino para escuchar y disfrutar de la canción; género difícil de interpretar pero de los más agradecidos para sentir.
De ese modo con temas como; Para ser feliz; Es tan fácil mentir; Olvida el ayer y Seré feliz cuando tú me quieras, de Adolfo Guzmán; Tú me haces falta y Yo soy tu luz de Juan Formell, entre otros, Yaíma Sáez dijo adiós a un año que la compromete con una zona de la música cubana no privilegiada en la actualidad: la canción. Un género que sigue constituyendo un camino difícil de transitar y que apostarle conlleva dosis de sacrificios e incomprensiones, no obstante defenderla significa hacer votos por una armonía que resulta excelente, si regresa en diciembre en voz de Yaíma Sáez.
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