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El Diario de Lescay en la Unión Soviética: La memoria es una gran aliada
22September
Artículos

El Diario de Lescay en la Unión Soviética: La memoria es una gran aliada

La memoria es una gran aliada, sobre todo si de ella nace la realidad que ha sido conseguida, paso a paso, sin experiencias pendientes ni sometimientos de ninguna índole. Una realidad hecha desde el arte, por el arte y deudora del arte. Tal es el caso de Alberto Lescay, a quien encontramos joven en estas páginas de diario, en la ya remota pero imprescindible y singular época de los 70, y en la no menos remota Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Joven Alberto, y lleno de curiosidades y criterios, extrañando su idilio, su costumbre y su familia, pero dispuesto a hallar en la Academia Repin de Leningrado algo más que una suerte de clases y conceptos.

Vamos a tener el privilegio de leer las páginas de esta antigua agenda, ya libro, gracias no solo al acucioso actuar del artista, sino a la consagrada artesanía que el amor impone siempre como caricia necesaria. En este caso somos adeudados del trabajo de Marina Lourdes Jacobo García, quien tuvo a su cargo el descifre y la posterior conformación de lo que alguna vez fue solo material contra la nostalgia, contra la rabia, contra la soledad.

Marina Lourdes explica su trabajo en prólogo que antecede la escritura del artista, pero no explica de qué callada manera ha estudiado durante todos estos años la obra de Lescay, sin escatimar para ello tiempo y esfuerzo. Dice ella en este umbral: "Lescay, como Aquiles cuando abandonó su cólera ante la muerte de un amigo, ganó la batalla de la creación al descubrir en el arte la mayor de las verdades."

Ediciones Holguín le agradece sinceramente la posibilidad de entregar hoy a todos, especialmente a los jóvenes estudiantes del arte, las anotaciones de quien es, desde hace mucho tiempo, uno de los esenciales escultores y promotores de arte de Cuba.

En nuestro Catálogo de Ediciones Holguín hay volúmenes que parecen estar iluminados por la llama de la tenacidad, tal es el caso de Agenda de Notas, de Alberto Lescay Merencio, un hombre que sólo quiso pensar en imágenes, y para su sorpresa ahora es parte indispensable de la cultura literaria de la Isla.

Y es que quizás este libro sea la respuesta a aquello que lo preocupaba el 6 de noviembre de 1973, fecha en que Lescay apuntó en su agenda una sola línea interrogante: Para qué escribir?