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Reflexiones sobre ARCO 2023

Ramon Casalé Soler 18-04-2023

Una vez pasados casi dos meses es momento de hacer un balance y reflexión sobre la reciente feria de arte celebrada en Madrid, concretamente ARCO que, en conjunto, ha tenido una notable presencia de público y ventas, lo que en la época actual ya es motivo de satisfacción. En Arte por Excelencias ya se comentó que la presente edición de ARCO tuvo un balance muy positivo, ya que se han adquirido un gran número de obras por parte de coleccionistas particulares e instituciones públicas y privadas. De hecho, esta circunstancia suele ser habitual, ya que la feria es un buen escaparate para mostrar conjuntamente el trabajo de artistas que por separado sería más complejo ver su quehacer cotidiano.

Vea además: ARCO 2023: el éxito de la moderación y madurez artística

Las casi 100.000 visitas que ha recibido son un buen síntoma de que el coleccionista y el público en general sentía la necesidad de contemplar el arte más actual y de las vanguardias históricas. De todos modos, respecto a años anteriores he encontrado a faltar artistas de renombre internacional que con su sola presencia llenaban todo el espacio de la galería. De creadores como Baselitz, Botero, Plensa o Kiefer, solamente se han exhibido unas pocas obras. De hecho, ya hace tiempo que paulatinamente han ido desapareciendo o simplemente disminuyendo artistas de relieve pertenecientes a algunas de las tendencias más importantes que aparecieron en la segunda mitad del siglo pasado como Miró, Dalí y Picasso. En cambio, los integrantes del grupo El Paso y del informalismo catalán aún siguen estando presentes en las galerías más importantes de Madrid y Barcelona.

Es posible que la ausencia de determinadas galerías estadounidenses sea una de las causas de que no se exhiban las obras de artistas importantes, teniendo en cuenta que en las ediciones de finales del siglo pasado y principios del presente sí que estuvieron presentes, teniendo un rol esencial en la feria como, por ejemplo, las galerías Gagosian, Pace y Leo Castelli, entre otras, así como las británicas Annely Judd y Saatchi. Actualmente estas galerías ya no tienen necesidad de mostrar a sus artistas fuera de su país, ya que disponen de un público fiel que suele acudir a sus exposiciones, y solamente participan en las ferias locales, como por ejemplo Art Miami, Los Ángeles, Frieze, London Art…

De las poco más de 200 galerías un 66% son internacionales, de las cuales el 20% provienen de América Latina, lo que significa que cada vez más sienten la necesidad de abrirse hacia nuevos mercados, siendo Argentina, México, y Perú los países cuyas galerías están más representadas en ARCO.

En conjunto hay pocas obras que me hayan causado un gran impacto, ya que la mayoría que despiertan más interés en el público son las de carácter hiperrealista o conceptual, caso de la escultura de Eugenio Merino en que mostraba a Picasso de cuerpo presente. Teniendo en cuenta que el hiperrealismo y el body art aparecieron en los años 70, exhibir ahora una obra de este tipo ya no me parece una novedad, más bien se trata de un “dejà vu”. En anteriores ediciones el mismo autor ya había mostrado otras esculturas controvertidas, siempre bajo el amparo de la galería barcelonesa ADN. El precio de la escultura era 45.000 €.

Entre las piezas que más me impresionaron estuvieron una escultura monumental de Martin Chirino en la galería Marlborough , una gran campana de bronce pintada de Antoni Tàpies de la galería Mayoral de Barcelona, las pinturas de Luis Claramunt en la galería barcelonesa Marc Domenech y Pérez Villalta en la galería Fernández Braso de Madrid. Respecto a las latinoamericanas, las más destacadas han sido las propuestas de las galerías De las misiones de Montevideo, Apartamento de La Habana, Karen Huber de Ciudad de México y Sendrós de Buenos Aires.