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“Beyond the body. Arte digital en frontera.” Un acercamiento al blockchain en La Habana

Beatriz Hernán… 04-04-2023

Es innegable el impacto de las vicisitudes y despedidas en la producción artística cubana. Aun así, continúan presentándose en La Habana exposiciones de no poca variedad estético-discursiva, en su mayoría de jóvenes creadores que (re)conforman constantemente el panorama de las artes visuales. En medio de ello, el pasado 10 de marzo se inauguró en la Galería-Taller Gorria “Beyond the Body. Arte digital en frontera”, una exposición colectiva de obras digitales y NFTs, bajo la curaduría de Gladys Garrote.

exposición “Beyond the Body. Arte digital en frontera”

La muestra estuvo abierta al público durante tres días, quizás insuficientes para la cantidad de personas que se acercaron a las obras desde perspectivas diversas. El prejuicio, la duda, el gozo, fueron algunos de los sentimientos que primaron, especialmente durante la tarde-noche del día 10, y es que al abordar la tecnología blockchain y su impacto en las artes visuales, emerge un universo completamente nuevo, tan apasionante para unos como indescifrable para otros.

En esencia, el surgimiento del Internet y la Revolución digital han legado nuevos mecanismos de producción, circulación y consumo del arte, como es el caso del escenario cripto. Obras de formatos digitales (fotografía, ilustración, videoarte, audiovisual, render, etc.) son convertidas en activos no fungibles (Non Fungible Tokens - NFTs), insustituibles, lo que llamaríamos comúnmente “originales”. Ello se realiza mediante plataformas digitales (los denominados marketplaces) y el uso de criptomonedas. Dichos archivos, al tomar la categoría de obras “únicas” comienzan a visibilizarse, comercializarse y coleccionarse dentro del universo digital, cuyas lógicas de valor fluctúan y mantienen ciertos rasgos a la usanza del mercado del arte convencional.

Es este un proceso hipermedial de suma contemporaneidad. Muchos creadores de disímil procedencia educacional, geográfica, étnica… hallaron una vía mucho más autónoma para el crecimiento y reconocimiento de sus obras, en su mayoría menos amparadas por la tradición y los circuitos artísticos. Desde hace aproximadamente dos años, los artistas cubanos más heterodoxos se han lanzado y han creado una comunidad cada vez más copiosa y comprometida con el futuro del nuevo escenario.

En un medio de mayor democracia y descentralización, donde parece extinguirse la figura del crítico o del curador, somos muchos quienes abogamos por la necesaria presencia de estos intermediarios. Ellos encauzan la positiva labor de la investigación, documentación y fomento del fenómeno; la misión de crear alianzas entre artistas a partir de discursos curatoriales; así como de conformar y visibilizar colectivos mediante estrategias de gestión.

Gladys Garrote, historiadora del arte, curadora y profesora de la Universidad de La Habana, ha decidido asistir como gestora dentro de la comunidad cripto cubana. Su labor en la investigación y promoción de obras NFTs comenzó hace aproximadamente tres años. Ha potenciado el quehacer de creadores activos y ha incluido a otros -en su mayoría ilustradores, fotógrafos y arquitectos- en el arte del blockchain.

Luego de haber realizado varias exposiciones de NFTs virtuales y otras físicas en Miami, NYC, Liverpool y Bogotá, “Beyond the Body…” viene a ser su primera puesta en escena en el contexto cubano, lo que significó un reto doblemente complejo y polémico. La muestra estuvo articulada por los conceptos posmodernos del poshumanismo y el transhumanismo. Las reflexiones en torno a las limitantes del cuerpo humano -ante las ansias de trascendencia física e intelectual- vienen desarrollándose desde la década del sesenta del pasado siglo, y han estado muy ligadas al desarrollo de la ciencia y la tecnología. La expresión de dichas corrientes de pensamiento ha encontrado un cause en el arte digital y desde hace pocos años en el metaverso que nos compete.

Ha sido interesante verificar cómo el fenómeno no excluye a la producción artística latinoamericana y especialmente de la Isla. ¿Hasta qué punto un creador cubano puede asumir el desarrollo tecnológico como vía de verdaderas transformaciones humanas dentro de un contexto de imperioso anacronismo o desfasaje científico-técnico? ¿Cuánto refleja ello la coetánea inserción – como nunca antes- de las generaciones de artistas cubanos en las nociones teóricas y filosóficas de los centros artísticos globales?

Las anteriores interrogantes se han materializado en un proyecto curatorial ambicioso, cuya gestación en físico puso en evidencia dichas contradicciones. Las obras fueron presentadas al público mediante soportes digitales diversos. La labor de producción, llevada a cabo por Melissa Rubio y Beatriz Hernández (la que escribe), ambas Licenciadas en Historia del Arte y con incipientes conocimientos tecnológicos, fue de una absoluta complejidad. Se llevó a cabo a partir de diferentes etapas de gestión como la adquisición de los equipos (todos de uso, algunos sofisticados, otros bastante precarios); su ubicación en el espacio según la posibilidad que brindaban las instalaciones eléctricas; así como su funcionamiento y diálogo con los objetos físicos que intervinieron y se hibridaron en algunas de las obras. No menos importante fue el sentimiento transversal de que todo podía arruinase a causa de un desperfecto técnico o de un fallo en el Sistema Eléctrico Nacional.

En su conjunto, el trabajo museográfico y la culminación ejecutiva de la muestra respondió a los principios conceptuales trazados inicialmente. Las obras digitales asumieron un carácter muy heterogéneo, un tanto performático e instalativo dentro del espacio expositivo, generando a su vez una experiencia mucho más intimista con su receptor. “Beyond the Body…” dio amparo y potenció uno de los nichos más prometedores (quizá, pues aún es pronto para ser certeros) del mercado de arte futuro. Sin embargo, no fue esa la mayor de sus intenciones. Aspiró a acercar de una manera acuciosa y afable el abrazador universo de los NFTs a nuestro público, sin pretensiones ni suntuosidades, pues contextualmente no eran válidas. Sin aras de eliminar los sentimientos negativos que a ella arribaron, aclaró dudas y -más importante aún- motivó el debate y la reflexión en torno a todo lo que ocurre presente e inminentemente en nuestra era de la monopolización digital.