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Una puerta al enriquecimiento recíproco
15July
Artículos

Una puerta al enriquecimiento recíproco

Palabras del Embajador de la República de Italia en Cuba con motivo del Día del diseño italiano en Cuba.

Entre los numerosos hilos que conectan la historia de Cuba a la de Italia, el de la arquitectura y el diseño se encuentra entre los más significativos. Desde las grandes fortalezas militares del siglo XVII diseñadas por Antonelli hasta las estatuas de Zanelli que enriquecen el Capitolio y las Escuelas de Arte diseñadas por Garatti y Gottardi, construidas en los años sesenta del pasado siglo, la huella de la creación italiana está bien presente en el paisaje urbano de La Habana y más allá. Es de este patrimonio compartido que se debe partir para comprender el alcance histórico del diseño italiano y de su proyección internacional: una cultura que nace en el Renacimiento y que se desarrolla en el curso de los siglos gracias a una influencia recíproca entre el arte, la industria y tradiciones locales, hasta convertirse, a partir de mediados del ‘900, en elemento determinante para el crecimiento y el éxito del made in Italy en el mundo.

De hecho, pocas actividades logran, como el diseño, unir elementos materiales e inmateriales, calidad, originalidad, sostenibilidad ambiental, gracia y comunicación para el consumo de masa. Por este motivo, en los últimos años, el diseño ha jugado un papel cada vez más importante en la promoción de la imagen internacional de Italia, hasta simbolizar, de algún modo, gracias al creciente uso de los objetos de diseño en la vida cotidiana, el estilo de vida italiano, que aspira unir calidad y belleza, tradición e innovación.

La idea de celebrar en Cuba el diseño italiano, en el marco de la “Giornata del Design Italiano nel Mondo” – que a través de nuestra red diplomática se celebra en estas fechas en muchos Países – nace de estas premisas y constituye un ulterior paso hacia el objetivo de crear una relación fructífera de diálogo, intercambio y enriquecimiento recíproco entre diseñadores italianos y cubanos.

Por tanto, mi reconocimiento va, ante todo, a las entidades cubanas asociadas a este proyecto, la Oficina Nacional de Diseño Industrial y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Gracias a esta labor conjunta, apoyada constantemente por la Oficina habanera de la Agencia Italiana para el Comercio Exterior, añadimos al rico mosaico de relaciones entre Cuba e Italia otra pieza para juntos apoyar a la cultura y la economía, en la fase de reactivación que seguirá, esperemos los más pronto posible, al mal de la pandemia.