El Centro Provincial de Artes Visuales saluda el aniversario 330 de la fundación de Santa Clara mediante un salón abierto. En la práctica sabíamos los riesgos en torno a la participación y la calidad a que nos enfrentábamos al elaborar una convocatoria amplia, pero sujeta a un tema. Esta premisa orientó el trabajo de los organizadores. Veinte artistas dedicados a la fotografía protagonizan el homenaje a la ciudad de Marta y del Che, enviando de esta manera un mensaje que debemos tener en cuenta para la estrategia expositiva y promocional de la institución.
La respuesta de los artistas de la plástica y los artesanos fue pobre, lo cual obligó a centrarnos en la fotografía, que tanta historia atesora en nuestro territorio. Es justo reconocer que hace mucho tiempo no veíamos la Galería Provincial de Arte repleta de imágenes tan diversas empeñadas en contar historias, en reflexionar sobre el deterioro urbano y ambiental y en revivir, entre nostalgia y optimismo, el esplendor de una ciudad bella y culta. La actualidad de una serie de asuntos aparentemente caducos que nos llevan de la mano a épocas pasadas resulta algo ambiguo e inquietante. Interactúan lo tradicional con lo novedoso en la forma más noble y original de rasgar la piel de la ciudad.
Apreciamos la confluencia de varias generaciones con diferentes niveles en cuanto a lo estético y la maestría. Los ejemplos de Carolina Vilche, Eridanio Sacramento y otros que peinan canas, junto a jóvenes de sostenido currículo ―procedentes de la AHS, la comunicación y el diseño― le impregnan al Salón una personalidad propia. Ante la imposibilidad real de ser inclusivo, asistimos a un evento que asumió un giro sorprendentemente positivo: la calidad, las personalidades y el respeto a la temática así lo confirman.
La museografía enfocó su atención en tres segmentos bien diferenciados: la muestra colectiva de múltiple mirada, una bipersonal que descubre el antes y el después de la villa, con una alta carga documental y una personal de elevada poesía dedicada a la danza. Estamos en presencia de una exposición única que exigió a los artistas dedicación y sensibilidad. Para los visitantes será un viaje ciudad adentro que hará de ellos personas más comprometidas con la belleza y la grandeza de Santa Clara.
En portada: Sin título, Marbelys Marrero