El IVAM de Valencia acoge “Arqueologías Comestibles”, una exposición con la que el pintor portugués Julio Quaresma refleja el origen del hombre a través de los alimentos. Con 16 pinturas, dos instalaciones y dos vídeos, el artista plasma en “Arqueologías comestibles”, a través de bodegones (naturaleza muerta), “los problemas que afectan a la sociedad actual” para que provoquen una reflexión “sobre lo social, lo político y lo sexual, los sagrado y lo profano”, porque, “siempre hay algo que se esconde tras la pintura”.
Los cuadros, de grandes dimensiones, están hechos desde diferentes planos que se superponen, para mostrar que “nada es estático, todo tiene una mirada diferente conforme te mueves”, ha declarado Quaresma, para añadir que lo que pretende es que “el espectador se implique en la obra”.
Unos elementos que están presentes en todas las obras son las máscaras: “El hombre lleva una máscara, y cuando está comiendo, sobre todo bebiendo, se le va cayendo esa máscara, hasta presentarse tal y cómo es”, ha relatado el pintor.
Para el comisario de la exposición, Fernando Castro Flórez, “los alimentos son algo que te da vida, pero también te pueden matar. Con la arqueología de lo comestible, el artista ha tratado de plasmar dónde está el origen de la sociedad”.
Según el comisario, con las diferentes perspectivas que ofrecen las obras se persigue que “el cuadro te invite a entrar en él, pero a la vez, también parece que ellos quieran salir”.
Sobre la instalación, Castro ha dicho que las máscaras “son de origen africano, de épocas diferentes y se han utilizado para diversos rituales, aunque con esta instalación Quaresma pretende mostrar que el origen del hombre está en África”.
Julio Quaresma ha dedicado dos años de trabajo para hacer posible “Arqueologías comestibles”, una exposición está diseñada expresamente para el Instituto valenciano de arte moderno (IVAM), y que el público podrá contemplar hasta el 6 de enero de 2015.
La obra de arte de Quaresma en la industria de alta costura
En la última semana de la moda celebrada en Lisboa, el estilista Nuno Gama fue inspirado en las obras de Quaresma y ha creado una obra de arte inesperada y única.