El artista en la feria 

El Hombre, en el tiempo ha utilizado para crear, los más inimaginables materiales. Con el decursar del tiempo y los siglos, la vasta mente humana reconoce que todo sirve para hacer arte, solo hay que pasarlo por el tamiz del talento y la inspiración infinita del artista. Ese ser que puede engendrar maravillas con sus manos y creatividad. Por eso, cada encuentro con el Arte, en estas reuniones, deviene un espacio mágico, que aquellos que tenemos la oportunidad de estar en su “nacimiento” y preparación, alcanzamos instantes de asombro, por la originalidad de las propuestas, el esfuerzo y el amor, con que artistas y especialistas las levantan, muchas de ellas en su lugar, aunque la gran mayoría ya viene terminada. No importa por ellas cruza el tiempo –transformado en trabajo, amor, dedicación que las hace importantes, singulares…-, amén del material u objeto.

Juan Walker (Colombia) “sembró” en el espacio de la galería Aurora ArtBo 2019 un conjunto fotográfico que ha dado mucho de qué hablar en esta Feria. El joven artista, es bien conocido por la originalidad de sus propuestas. Hace años, realizaba una labor original con los afiches que encontraba en la ciudad, cargados del ADN bogotano, porque estaban expuestos a la intemperie durante largos periodos. Con sus manos los arrancaba de los muros, y los iba reuniendo para hacer con ellos trabajos de mucho volumen, que semejaban pedazos de muro con la carga de historia y tiempo. Otras veces armaba unos collages que devenían piezas abstractas de un gran valor estético. Ahora, transformado en fotógrafo regala a la vista de los visitantes de la Feria un original conjunto de imágenes que atrapan a todos. Son parte del proyecto Periferias expandibles que nació en el 2017.

Conocido en Cuba por haber participado en la 12ma. Bienal de La Habana, en el proyecto de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro –donde además de exponer y regalar a la Escuela una de sus piezas anteriores con los carteles, ofreció una interesante charla de su trabajo artístico-, Juan Walker conversó con Arte por Excelencias acerca de esta serie que surgió a partir de una maestría que realizó en el Laboratorio de Creación de Artes Plásticas hace dos años.

A raíz de charlas y lecturas relacionadas con expediciones y viajes, sumando el amor por el cine del creador -quien ha estado incluso en cursos en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, en Cuba-, en aquello de hacer registros visuales del entorno “planeé irme a lugares, territorios donde el clima es adverso para el cuerpo humano: calor, frío, viento, agua… De esa manera –dijo- podía entablar una relación entre los elementos de la Naturaleza: agua, fuego, tierra, aire, con mi cuerpo. “Y me fui a explorarlos por mi país, que, por suerte tiene todos los climas. El trabajo se volvió más espiritual/existencial”.

Recorrió la Guajira (arena, desierto, calor), Cocuy (nieve), Chingaza (agua) y Neusa (viento, tierra). Cámara en ristre, se transformó el viaje en una suerte de búsqueda existencial“ a encontrarme o perderme”. Y a medida que uno camina –acotó- el territorio va cambiando. Hice registros muy interesantes de la tierra, el agua… y, sobre todo, de “cómo me sentía como ser humano en esos espacios que me transformaban también”.

Ya en Bogotá tuvo tiempo para reflexionar de todo aquello, sobre las fronteras, los rastros que uno va dejando al andar, y el cuerpo que es el instrumento para escribir en la memoria, el archivo de las vivencias... Mirarse adentro, tejer los sentimientos con las imágenes, pensar le llevó un largo tiempo. “Fue una vivencia personal, pero al mismo tiempo la sentía universal. Porque los seres humanos no sensibilizamos con el clima: el calor, el frio, la soledad que muchas veces experimenté en aquellos parajes, en esos paisajes intrincados, y sobre todo analicé lo pequeños que somos ante el gran paisaje de la Naturaleza.

Imágenes de otros mundos ¿irreales?

En las paredes de la singular galería Aurora –dirigida por la Doctora Andrea Walker directora fundadora de ArtBo-, que es un rayo con luz propia en esta Feria por la calidad y humanidad de las propuestas traídas en su stand, donde se suman otros nombres de creadores de la talla de John Nomesqui, Natalia Mendieta, Daniela Mejia y Kindi Llajtu, yacen las fotografías fruto de esa aventura humana/artística que llevó al joven creador Juan Walker a deambular por zonas adversas y diferentes de su bella nación.

Ante sus obras quedamos atrapados. La vista encuentra, al rozar con la mirada algunas de ellas, primero formas y colores extraños, como si penetráramos por los laberintos de una pintura abstracta de extrema belleza; en otras recorremos el paisaje en busca de algo que nos diga que es terrícola, pues dan la impresión de caminar por otros universos, lugares extraterrestres, extraños… Entre esas sensaciones, hay algo que llama la atención: las tonalidades y sus diversas combinaciones, la luz… ¿Los colores? Juan Walker comentó: “Ese es el clímax. En las fotos doy la sensación de estar en otro mundo, en otra realidad. Hay muchos tonos rojizos, morados, fucsias que son saturados, como si fuera Marte, por ejemplo, otro planeta, otra realidad universal”. Las imágenes están pensadas desde la pátina, la atmósfera, el contraste, vibración, colometría…, y un sinfín de ideas porque al final son pictóricas, pero son ¡fotografías!

Y quiso antes de despedirse explicar que por el pequeño espacio compartido no pudo traer videos, otras fotos, instalaciones… que surgieron de esta experiencia, grata, reconfortante, que lo ha hecho más humano y sensible al tocar la Tierra con las propias manos, de tocarla con el Arte para que sea de todos. Además de desentrañar misterios interiores, que descubrí después de estos viajes al centro del Alma. Muchas de esas imágenes provienen de esos lejanos parajes que poco conocemos…

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