La directora de ArtBo, Andrea Walker, declaró a la agencia EFE que esta edición de la Feria ha mostrado una tendencia hacia el interés en el arte moderno, que además domina el panorama general de lo exhibido. El evento intenta ser referente internacional tanto de arte moderno como de arte contemporáneo, pero obviamente la acción de los galeristas y coleccionistas se impone.
Con respecto a la excelente selección de arte contemporáneo mostrado por 52 galerías de varias naciones, dos elementos han caracterizado fundamentalmente las propuestas: una intensa relación con el público y el tratamiento de tópicos de orden social. Un ejemplo de la conjunción de ambos es la obra de la colombiana Adriana Salazar, “máquinas” que interactúan con los espectadores y que discursan sobre la creciente importancia y dependencia de la tecnología en la vida del individuo contemporáneo. Es por ello que cuando los visitantes se acercan a un montón de billetes de mil pesos (el de menor valor en Colombia) suspendidos a ras de suelo, estos empiezan a vibrar y moverse, queriendo “escapar” para no ser poseídos. Otra muestra de comentarios sociales es la reproducción de una serie de ataques vandálicos a carteles de Britney Spears ocurridos tras el 11 de septiembre, obra del también colombiano Francois 
Bucher.
Especial atención de la prensa ha merecido ¿Cuándo, si alguna vez, se dibuja una línea debajo de los horrores de la historia, en interés de la verdad y la reconciliación?, pieza del colombiano Carlos Motta que propone un reordenamiento geográfico de las Américas, siguiendo los ideales bolivarianos. Representado por Y Gallery, Motta muestra un continente apenas reconocible en sus formas, en el que podemos identificar poco a poco todos los países latinoamericanos. Para Yoab Vera, director asistente de la galería, esta mezcla refleja el deseo del continente de encontrar una unidad política y cultural, lejos de sus diferencias.
Fuente: EFE
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