Choco es el que es

Choco: el soplo de la vida, un catálogo de la vasta obra del Premio Nacional de Artes Plásticas Eduardo Roca Salazar, producido por Collage Ediciones del Fondo Cubano de Bienes Culturales y el sello Artecubano del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, fue presentado en la sala teatro del Museo Nacional de Bellas Artes con la presencia del artista y de Eusebio Leal Spengler, historiador de la ciudad de La Habana y Premio Nacional de Ciencias Sociales, además del poeta y narrador Jesús David Curbelo, editor del libro, y el poeta y crítico de artes plásticas Nelson Herrera Ysla.

Se encontraban presentes asimismo Norma Rodríguez Derivet, presidenta del Consejo Nacional de las Artes Plásticas; Arturo Valdés Curbeira, director del Fondo Cubano de Bienes Culturales, Jorge Fernández Torres, quien está al frente del Museo Nacional de Bellas Artes, y personalidades de la cultura como el Premio Nacional de Música Leo Brouwer y el también Premio Nacional de Artes Plásticas Nelson Domínguez.

El volumen es una edición bilingüe con traducción de Laura María Coelho Riesco y numerosos «acercamientos a las transiciones conceptuales y formales» escritos, entre otros, por Abel Prieto, Eusebio Leal, Miguel Barnet, Manuel López Oliva, Nancy Morejón y Jaime Sarusky.

Veamos algo de lo que dice Nelson Domínguez en el texto que dedica a Choco en el catálogo: «Vive en permanente estado de conmoción y perseverancia y se le ve explorando sin cesar en materiales y soportes para sus colagrafías, compartiendo su tiempo con una pintura sólida, matérica, en la que pudiera reconocerse, en un momento dado, al grabador que es, como en este sentido se puede reconocer al pintor que sigue siendo. Choco no se siente satisfecho con lo alcanzado, tal como sucede con todo artista serio, riguroso. Su inquietud creadora corre como un río dentro de ese cuerpo alto y fuerte y negro que todos identificamos de inmediato y que constituye también otro de sus rasgos distintivos».

Estas ideas de Nelson encuentran eco en las palabras pronunciadas por Abel Prieto en el otorgamiento a Choco del Premio Nacional de Artes Plásticas: «…no puede negarse que la obra de Choco ha estado acompañada siempre de un impulso, digamos, hacia la trascendencia, es decir, que nos empuja a buscar un extra, algo más allá de las figuras representadas. Sus rostros miran hacia la nada, hacia el vacío, o hacia un punto impreciso que queda detrás del espectador, y lo hacen desde el presente inmediato y también, al mismo tiempo, desde el territorio remoto de sus antepasados. O quizás desde la vida o desde la muerte o desde la frontera entre las dos».

En la presentación, Nelson Herrera Ysla acotó lo siguiente: «Vida y obra se mezclan, se funden en esas cartulinas, lienzos, volúmenes reproducidos en este libro, y no hay manera, al menos para mí, de separarlas. Probablemente no sea lo mejor para el análisis crítico, pero de eso no se trata ahora, sino de estimular y entusiasmar al público con la aparición de este volumen más que necesario para sentir de cerca la relación entrañable, orgánica, entre vida y obra».

Eusebio Leal concluyó la velada con emotivas palabras hacia su amigo Choco: «Hace unos días alguien te preguntaba si tenías religión, y tú respondías cautelosamente que respetabas, y en ese respeto está algo muy importante: todos tenemos que saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. En tu pintura está la respuesta. Tu respuesta es como la que dio Dios en el monte al profeta Abraham cuando le preguntó: “¿Y quién eres?”, respondió: “Yo soy el que soy”. Querido Choco: tú eres el que eres».

En portada: Eusebio Leal Spengler, Nelson Herrera Ysla, Jesús David Curbelo  y Eduardo Roca Salazar (Choco)