Por Duna Viezzoli, enviada especial
El director de cine Alfonso Cuarón con Roma, volvió a ganar el premio más deseado de la Muestra del Arte Cinematográfico de Venecia en su edición de 2018.
Su arte había sido premiado en el 2013 con el León de Oro, y luego con los Oscar, por la película de ciencia ficción Gravity, donde dos astronautas, interpretados por los actores norteamericanos George Clooney y Sandra Bullock, viven increíbles aventuras en el espacio.
Su nueva película en blanco y negro Roma fue realmente un buen giro, que movió positivamente crítica y público, en esta 75 edición de la muestra cinematográfica veneciana, la más antigua del mundo. Contrariamente a su obra precedente esta nueva propuesta fílmica es un tributo a su tierra, a su historia personal y a los procesos sociales mexicanos. Ambientada en los setenta en Roma, un barrio de Ciudad del México, narra las vicisitudes de una familia acomodada y su niñera, mientras conflictos sociales revolucionan el mundo alrededor.
Esta película permite al director no solo enseñar los eventos que conmocionaron su infancia, sino también hablar de manera universal sobre la mujer, además de abordar temáticas actuales como la traición, el engaño y la condición de inferioridad en la que las féminas viven en sociedades machistas, con muchas referencias de actualidad.
El abandono del padre de familia y el desaparecer del novio de la niñera Cleo, luego de la noticia de su embarazo, ocurren en paralelo y, paso a paso, demuestran la extrema soledad de la mujer. Niñera y madre encuentran por fin su razón de ser en la tarea de mantener la casa padronal, no obstante la escasez de dinero y de crecer los niños, entre los que está el pequeño Alfonso, un buen modelo masculino a seguir.
Desde el reniego hasta el parto fúnebre, la niñera es la verdadera protagonista en la memoria de Cuarón y su musa inspiradora. El 8 de septiembre, día de su cumpleaños, Cuarón dedicó a ella el reconocimiento del jurado veneciano. “Una coincidencia más que me une a esta mujer maravillosa que fue tan importante en mi infancia”, explicó el director al recibir commovido el premio, en el escenario de la Sala Grande del Palazzo del Cinema, en el Lido de Venecia.
Tampoco es una casualidad que esta película fuera presentada en el festival italiano. En efecto, desde el título hasta sus características formales, Roma es un puro y sencillo homenaje al Neorealismo italiano. La dirección impecable con uso de plataformas rodantes, la claridad de la fotografía y la sequedad del relato visual en blanco y negro, son claras citas de íconos del cinema italiano desde Fellini hasta Pasolini. La voluntad de contar con sencillez y maestría instantes de vida real, con actores no profesionales e historias personales, testimonian cómo Cuarón puso en su nueva obra mucho más que su técnica de director.
Eligir una parte simbólica de su infancia, en el contexto específico de las revueltas sociales mexicanas de los setenta, no representa solo un intento autobiográfico. Al contar algo muy particular y personal él quiso también enseñar la universalidad de los sentimientos humanos en una declaración de intenciones artísticas bien fuerte. Con Roma el director mexicano Alfonso Cuarón establece su presencia en los más altos niveles del panorama cinematográfico mundial contemporáneo.
