Por Yordanis Ricardo Pupo (Enviado Especial) / Fotos: @yricardo
Aprovechando nuestra presencia como media partner en la feria de arte moderno y contemporáneo de Marbella, Arte por Excelencias conversa con el pintor, escultor y grabador suizo Willy L'Eplattenier (Chaux-de-Fonds, 1953), de quien se dice es “el último cubista” del mundo.
Willy LP llega a Marbella de la mano de Nataliya Riesen, su esposa y, a la vez, directora de la galería granadina Art Unity (stand E09), donde comparte espacio con su compatriota Rene Schmid, el español Carmelo Trenado y los ucranianos Nikita y Egor Zigura, entre otros.
Willy L'Eplattenier, ¿es un artista suizo, español o ucraniano?
“Ya no sé lo que soy hoy. Si hay un evento para pintores españoles no cabe mi obra. Si hay un evento para pintores suizos, no me conocen. ¡En Ucrania soy más conocido! Aunque allí sí que expongo como suizo, e incluso he recibido el apoyo de la Embajada suiza.
“Yo he tenido una experiencia fabulosa con Ucrania. Tú eres cubano y sabes que los artistas cubanos son muy unidos, hacen piña. Y los ucranianos son un poco así. No conozco La Habana, pero tengo amigos de allí y veo cómo son. Mi esposa Nataliya es ucraniana, he vivido 16 meses en su país y he sido superado por el nivel de acogida de los artistas. Eso aquí no existe. El valor de la cultura en los países de la antigua Unión Soviética es distinto.”
¿Cómo llegas al cubismo?
“Soy economista y tengo una formación matemática. Por eso estoy muy cómodo en el cubismo; no en el sentido de que todo viene fácil... El cubismo ha sido desarrollado por casualidad, por Picasso, por Braque... y llegó un tal Juan Gris, que para mí es el mejor cubista, pero como ha muerto a los 42 años ha producido un poco menos que Picasso. Como Juan Gris, yo respeto la regla áurea de la pintura cubista. A él le interesaba mucho esa regla estética que a mí me permite construir mi obra.
“Ahora, el cubismo fue desarrollado desde 1907, aproximadamente, y abandonado bastante pronto. Ha sido un poco apartado del arte moderno, aún cuando había mucho por desarrollar. El cubismo analítico, sintético, órfico, son tres fases del arte cubista que todavía nos dejan mucho espacio, sobre todo a nivel del color, que no había mucho al principio. Creo que esta es una línea que se puede desarrollar de forma indefinida”.
¿Por qué empiezas a pintar, si llevabas las matemáticas en la cabeza?
“Mi abuelo, Charles L'Eplattenier, fue profesor de Le Corbusier, en Suiza. Y él le dijo: vete a la arquitectura, porque en la pintura no vales nada. Él murió antes de yo nacer y no lo conocí. De hecho, no me enteré de su existencia hasta la muerte de mi madre. Mi abuela se volvió a casar con otro pintor y yo desde pequeño tenía una caja de pinturas… y pintaba.
“Crecí con el olor de la trementina. Y en casa había un montón de cuadros de mi abuelo. Crecí rodeado de sus pinturas. No he puesto nunca un póster de chicas desnudas en mi habitación”.
Charles L'Eplattenier era también arquitecto, diseñador de joyas. Se le considera un maestro del Art Nouveau… cuando se menciona su apellido en Suiza, ¿pesa más el abuelo o el nieto?
“Charles L'Eplattenier es conocido allí. Era una persona importante. En el museo de Bellas Artes de Chaux-de-Fonds tienen una sala completa dedicada a su obra. Él inventó una línea paralela a Gaudí, sin conocerse. También en Suiza Willy L'Eplattenier suena más que en España, porque aquí hay problemas para pronunciarlo”.
¿Cuándo piensas en la pintura como profesión?
“A los 20 años. Trabajaba de contable para uno de los marchantes de arte más importantes del siglo XX y un día le enseñé mis pinturas. Él me propuso que me dedicara a esto y no a alinear números. Pero mi mujer de entonces me dijo: no, tú trabaja, porque la pintura en Suiza no es un trabajo. El arte en Suiza se colecciona, pero no se reconoce al artista. Entonces paré de pintar. He recogido la pintura de nuevo en 1996, y desde entonces pinto sin parar”.
¿Hay muchos artistas contemporáneos haciendo cubismo?
“NOOOOO. (Risas). El cubismo no está acabado. Aunque mucha gente dice que soy el último cubista del mundo... pero da igual. Yo pienso que a los que les gusta el cubismo, que tienen una sensibilidad frente a esta forma del arte, tienen conmigo una posibilidad maravillosa de tener cuadros mucho más baratos que los de Picasso”.
De momento… (Más risas). Tengo entendido que en un Museo de Kiev (Ucrania), hay un cuadro tuyo al lado de un Velázquez, la primera obra moderna en un museo de arte clásico…
“Sí. Creo que mi cubismo y mi arte van por buen camino”.
¿Qué formatos sueles pintar?
“Como soy minusválido, me cuesta pintar de pie. Suelo pintar sentado y los formatos son casi siempre 50 x 60, mas bien pequeños. Actualmente pinto 120 x 80. No pinto muy grande, no por una incapacidad, puedo pintarlos más grandes, sino por comodidad: me gusta mover el cuadro... y por otra parte, normalmente la gente no tiene espacio para colgar un cuadro de ocho metros en casa. Eso es algo positivo a la hora de colocar una obra en una casa. Ahora, hay gente que dice que para ser reconocido hay que pintar muy grande. Yo digo que no”.
También haces esculturas y grabados.
"Hago grabados manera negra y aguafuertes sobre papel de alta calidad y en tiradas muy pequeñas. Y esculturas también cubistas, en hierro y otras que juegan con los campos magnéticos. Algo un poco especial: ajustando la posición idónea de imanes se obtiene un equilibrio que desafía las leyes de la gravedad. Son generalmente obras únicas, realizadas en madera o metacrilato. Creo que la escultura tiene una cosa muy buena: me libera”.
Has hecho una serie que rinde homenaje a la vanguardia del siglo XX...
“Sí. Cada lienzo hace una reproducción de la obra del artista y un retrato suyo, a mi forma, cubista. Intento siempre investigar para ver cómo era la persona e intento plasmar un momento diferente o menos conocido de su vida. He hecho unas quince pinturas, pero tendría que completarla y hacerla más grande. El primero fue Picasso, por supuesto, luego Andy Warhol, Wifredo Lam… El problema de las series es que se agotan las ideas, así que hay que parar y esperar.”
¿Wifredo Lam?
“Sí, es un artista que me gusta mucho. Su obra es muy interesante. También me gustaría hacer algo a Guayasamín. He intentado elegir a artistas que no sean el típico pintor, sino que tengan una historia detrás. Lam es genial. Ha tenido contacto con Picasso…”
¿Conoces la pintura cubana?
“La pintura cubana es muy colorista. El color allí es muy fuerte. Las líneas son muy directas. Lamentablemente, no conozco a muchos artistas cubanos”.
Además de artistas (Natalya tiene formación musical), os podemos llamar mecenas y coleccionistas…
“Además de nuestra labor en Art Unity, que como sabes es un espacio de artes, somos coleccionistas. Y casi siempre que viene un artista a nuestra galería, compramos al menos una obra; de Carmelo Trenado tenemos seis, tres de los hermanos Zigura, dos de Schmid...”
El arte es caro...
“No, el arte es baratísimo, pero eso la gente no lo sabe. Es una inversión de la que nunca te arrepientes. Porque te queda. Si hay una obra que te gusta, y la pones en tu salón o en tu dormitorio, siempre te va a gustar. Y cada vez te va a gustar más. La gente tiene que evolucionar en ese sentido. Sobre todo en España. Aquí la gente no tiene costumbre de comprar arte. Quizás por la historia del país.
¿El mercado del arte se ha recuperado en España?
“Creo que hay más movimiento, una recuperación. Sobre todo, una vuelta a la pintura. La gente se aburre un poco del arte conceptual. A nivel de mercado, yo casi todo lo que compro es en subasta y los precios han subido. Se venden bien los nombres importantes y los menos son más difíciles. Pero el mercado todavía no ha vuelto a como era hace diez años, cuando había una economía más sana.
“Ahora mismo tenemos muchas esperanzas con esta feria: Marbella no es precisamente España, y el público es más selecto”.
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