Por: Rocío González Santiesteban / Fotos: Alejandro Cebreco Duvergel
El conocido verso de la poeta boricua Lola Rodríguez de Tió que ve a Cuba y Puerto Rico como las dos alas de un pájaro, se materializó desde la simbología del arte en la gala de apertura de la 38 Edición del Festival del Caribe en Santiago de Cuba.
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En la palabras que oficialmente iniciaron la Fiesta del Fuego, Orlando Vergés, director de la Casa del Caribe rememoró que en 1989 también se homenajeó a la Isla del Encanto, pero las confluencias históricas, lazos de solidaridad y el comprometimiento de Cuba con la resistencia de la cultura boricua a casi 120 años de la invasión estadounidense, son razones sobradas para otro abrazo entre naciones.
El delegado de la Misión de Puerto Rico en la Mayor de las Antillas, Edwin González; Milagros Rivera, presidenta del Comité de Solidaridad con Cuba en la nación boricua, destacados artistas y el pueblo santiaguero junto a la autoridades del gobierno en la provincia se deleitaron con una escaramuza escénica con el grupo puertorriqueño de bomba Tambuyé, la solista Zulema Iglesias, y el Ballet Folclórico de Oriente, entre otros.
El Premio Internacional Casa del Caribe se otorgó al antropólogo y diplomático hondureño Rafael Murillo Selva Rendón, honra que también se acompaña de la entrega de la Mpaka, ceremonia religiosa que acompaña simbólicamente a esa distinción.
Para distinguir a Murillo, figuran razones como sus continuas colaboraciones con el teatro santiaguero desde finales de la década de 1960, sus investigaciones sobre la cultura garífuna, relativa a la presencia de tradiciones africanas en Honduras y Colombia, y su incondicional amistad con la Casa del Caribe, y su fundador Joel James.
Con esta función artística, en la Sala Principal del Teatro Heredia, comenzó una fiesta que durante siete días regalará al público santiaguero y del mundo lo más autóctono de la música, danza, teatro, artes plásticas, oralidad, y otras expresiones de la cultura popular a través de 700 delegados de casi 30 países.
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