Bailando en Excelencias

isel 31-05-2018

Por Jorge Fernández Era

La ocasión no pudo ser mejor: la conferencia de prensa con motivo del VIII Seminario Gastronómico Internacional Excelencias Gourmet ―dedicado al coctel y a la tapa― reunió en el Hotel Plaza a un grupo de amigos en torno a la promoción de uno de los eventos que marcan el latir de la gastronomía y la coctelería en Cuba. Y si de marcar se trata, Daniela Rojas O’Farril y Gleyner Jesús Delgado lo han hecho con los pies y al ritmo de la música en ese arte que se llama baile y que le nace al cubano con la misma naturalidad con que ahoga junto a un mojito la incidencia del ardiente sol. Ellos son noticia desde hace algunas semanas por obtener como pareja el Primer Premio de un concurso televisivo que paralizó el ritmo hogareño en los domingos del verano: Bailando en Cuba, producción dirigida por el talentoso Manolo Ortega.

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Daniela y Gleyner, además de demostrar ante los presentes en la conferencia de prensa el porqué merecieron el favor del jurado, la crítica y el público, tuvieron la amabilidad de responder algunas preguntas de alguien que nunca baila salvo con un coctel de más, y que no tapa su curiosidad por oírlos hablar en un terreno en que sea una grabadora y no la música la que nos acompañe.

Fueron ganadores de un concurso titulado Bailando en Cuba. Nadie como ustedes para contestar la siguiente pregunta: ¿se baila en Cuba?

DNO: En el mundo artístico no se le da el justo valor a la danza. Escasean los escenarios para recrearla y desarrollarla. Hay jóvenes que no saben bailar casino, que es lo básico para un cubano. Eso hay que rescatarlo, porque es una de las cosas que nos identifica.

GJD: La juventud no está bailando música cubana, no hay espacios para ello. Solo hay cabida para el reguetón, si acaso para la bachata y alguna que otra salsa. Faltan lugares que rescaten las tradiciones, como la de nuestro baile nacional, el danzón, o las de la propia rumba. Y se ha perdido el baile en parejas.

Hablan de rescate. El programa televisivo va en esa dirección. ¿Qué otra cosa pudiera hacerse?

DNO: Debe aprovecharse hasta el más pequeño lugar para crear proyectos que promocionen la danza, llevarla a los barrios, e impartir talleres a los niños en las escuelas, no para que todos lleguen a ser bailarines, sino para que se instruyan en ese arte.

GJD: Al programa hay que darle el mérito de que logró aunar a un grupo de jóvenes e incentivar a los televidentes a seguirnos. Hay que crear espacios para que, cotidianamente, el público pueda ver y ser parte de la danza que se hace en Cuba y a nivel internacional. A nosotros, los que la defendemos, se nos deben dar más oportunidades de acompañar a los músicos en sus presentaciones. Hay que rescatar, con nuevas propuestas, la música que nos caracteriza y que se ha ido perdiendo con las sonoridades modernas.

Que hayan sido pareja fue algo circunstancial. ¿Puede hablarse ya de Daniela Rojas O’ Farril y Gleyner Jesús Delgado como proyecto artístico?

DNO: Fuera de la competencia es muy diferente. Ya no es el mismo público. Hemos sabido hacer que las personas disfruten lo que hacemos. Tenemos algo muy bueno los dos: siempre pensamos el uno en el otro. Yo gané gracias a él y él ganó gracias a mí.

GJD: Es algo muy grande que se nos haya brindado la oportunidad de participar en el Teatro Carlos Marx en el espectáculo Bailando en Cuba: la historia no contada. Manolo Ortega tuvo la feliz idea de unir a los finalistas de los dos programas: Sonando… y Bailando… Nos sentimos de nuevo como si estuviéramos en competencia, aunque de una manera menos tensa, porque ya no nos estaban evaluando. Compartimos con músicos y humoristas de prestigio, es una gran responsabilidad para nosotros. El Carlos Marx es el teatro de los grandes acontecimientos, el más grande que poseemos, y bailar allí es un suceso.

Nos seguiremos manteniendo como pareja de baile. Aceptaremos cualquier propuesta válida que nos permita acercarnos al público. Aquí siempre estará la pareja nueve, eternamente.