Por: Jorge Fernández Era
Me honro en presentar la exposición Los zapaticos de rosa, conjunto de treinta y seis piezas en libro y otras tantas en lienzo de la artista Iris Leyva sobre la obra homónima de nuestro José Martí.
Digo nuestro al referirme al Apóstol y se hace lugar común. De él se ha hablado y se seguirá hablando mientras los destinos de la nación se desdibujen y haya que echar mano a su pensamiento sabio y aglutinador.
Digo nuestra también al referirme a Iris. Su obra vuelve una vez más a tomar como referencia la de Martí. Ella lo reinterpreta desde una visión muy particular, y qué mejor lección la de recordarnos que no hay sencillez ni en los Versos sencillos de ese hombre que nos es tan cercano, ni edad para leer el poema que hoy vemos reflejado en estos cuadros.
«Son versos ―nos dice Iris―que casi todo el mundo se sabe, y ve en ellos, en apariencia, algo muy sencillo, pero si uno los analiza bien, descubre que hay mucho más. Se contraponen la riqueza y la fortuna, las utilizo como símbolos en los elementos que expongo en los cuadros. Están presentes la libertad, la hermandad, la igualdad, la fraternidad…, a pesar de las diferencias sociales».
He sido testigo en los últimos meses de la dedicación y paciencia con que Iris ha ido conformando cada pieza. Por eso hay que agradecer a la dirección, profesores y alumnos de la academia la decisión de inaugurar en su espacio esta muestra a solo dos días del aniversario 165 del Héroe Nacional Cubano.
Y le expreso a nuestra Iris Leyva mi gratitud por hacerme partícipe de este momento en que la mariposa anuncia que sus zapaticos ya están haciendo camino.
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